viernes, 1 de junio de 2007

¡Suerte San Andrés Tuxtla!


¡Ya tenemos candidato!

Salvador Muñoz

El teléfono o el celular han acortado distancias enormemente en este mundo globalizado. Hoy, sólo basta una simple llamada para resolver cualquier asunto. Claro, si es por Nextel, distribuido eficazmente por Silvio Lagos, el cachorro, ¡qué mejor!
Deje que, bajo el riesgo de que me acusen de “oreja” o “espionaje”, le muestre unas llamadas celulíticas que, vía Internet, me hicieron llegar.
Desde algún lugar de Palacio de Gobierno se agenda la siguiente conversación:
¡Ring! ¡Ring!
–¡Hermanito! ¡Ya tenemos candidato a la presidencia!
–¿Acaso seré yo, mi líder?
–No… ¡Será Marina!
–¡No era Quinto!
–Realmente dudo que lo sea… ¡es viuda y con hijos!
–¡No, mi líder! Me refiero a que si no iba a ser el compadre del Patrón, Rafael Quinto Hernández…
–Ah, pues explícate, ¡por eso luego se hacen los chismes!
–Mi líder, ¿pero cómo?
–Parece que planchó el asunto…
–¿Planchó?
–Sí, con varias planchas de cemento para el piso fiel…
–Ah… entiendo, mi líder, pero al menos yo me voy como síndico, digo, he hecho mi chamba desde el PRI y…
–Rubio…
–¡Ok, ok! Me pinto el cabello, ya sé que estoy pintando canas, pero ¿de color rubio? ¿No la moda era el negro?
–No, hermanito, no te hagas menso… me refiero que va como Síndico Ricardo Rubio.
–¡Umta mano! ¡No la chifle que es cantada mi líder! ¿Y yo? que me he matado por mi partido, que he llevado a la flota a los mítines en cada visita del patrón por estas tierras, que he pintado mi casa de rojo… ¿dónde quedo?
–¡Hermanito! ¡Te me vas de curulero!
–No me ponga apodos ni se burle de mí…
–En serio… ¡te me vas de candidato a diputado!
–¡Yupi! ¡Hasta que me hizo justicia la revolución! –Vieja, ¡vamos a comer con manteca!
–Pero bajo una condición…
–Mientras no me descuenten mi salario como al Cerda… ¡a las órdenes!
–Carnalito… ¡Hay que planchar con Marina!
–¡Guácatela! ¡Ahí sí no, prefiero romper que desarrugar…
–¡Ay Rosendo… no seas mal pensado… me refiero a que si llegas al Congreso tendrás que echarle la mano a Marina… ¡ayudarla!
–Ah bueno, así sí… bueno, mi Líder… déjeme ir a promover mi voto…
–Por supuesto, mi Diputado… ¡avanti!
¡Bip! ¡bip! ¡bip!
Así acaba la llamada, cualquier coincidencia con la fantasía, es pura realidad…