viernes, 28 de septiembre de 2007

¡¡¡Salucita de la buena!!!

Salvador Muñoz

Una de borrachos…

Cuentan que ya a mediados del sexenio, dos secretarios del Gabinete se encontraron en un vuelo particular. Uno de ellos, con ropa fina, grabadas sus iniciales en su camisa de seda, agradable loción y finas joyas en sus dedos, se acercó al otro funcionario de vestir sencillo, chamarra de cuero y sudor copioso, y a boca de jarro, sin temor alguno, le preguntó:

–¿Es cierto que usted es de buen beber, mi Secretario?

–Para nada, Señor, le han de haber mal informado…

–¿Seguro? Porque yo no niego que me gusta echarme una o dos copitas de whisky…

–¡Ah! bueno… si es así, igual a mí… ¡yo nada más me echo dos!

–¿Dos copitas?

–No… primero me tomo una botellita de whisky y después, para que amarre, me tomo una de tequila…

El Secretario, de buen vestir y fragancia agradable se retiró… había topado con la horma de su zapato.

Pero quienes andan hasta atrás de una borrachera triunfalista son los priistas… tan van de largo que no ha llegado el momento de que les haga efecto la cruda.

El efecto embriagador del triunfo los ha llevado a sufrir ya de “Delirium Tremens” y hay algunos que ya se creen ungidos por el arrollador triunfo y ponen su vidriosa mirada sobre 2010.

Su táctica, arrancar en este momento su campaña. Darse a conocer entre el pueblo sintiéndose merecedores a ocupar, en breve, esa silla que ocupa hoy el Número Uno.

Sí, pudieran argumentar que hacen lo mismo que Tío Fide pero el tiempo y la circunstancia no es la misma… ni el personaje.

Si bien hay políticos con los bríos suficientes para aspirar en un momento dado a ser el candidato del PRI a 2010, tienen que tomar en cuenta que será el mismo Fidel Herrera quien pasado el año 2009 lleve de la mano a quien habrá de sucederlo…

Lo de ahora, los gritos de euforia, los “salud” y las empinadas de codo no son más que una borrachera triunfalista… ¡nada más! Así que Rey, Héctor y Arredondo deberían de tomarse un agua marina para bajarse esa borrachera. Son buenos, pero no es el tiempo.

* Entrevista rápida al Gober… quien las vea, que las pesque:

–¿Cómo ve a Mancilla?

–Esperemos que no le metan gol…

–Pero si no es portero, es delantero…

–¿De quién me hablas?

–De Gerardo Mancilla Arteaga, ¡no! Sino del Tiburón…

–Pues debería estar agradecido… ya tiene hueso en el Consejo de Seguridad…

–Creo que está confundido, hablo del equipo…

–Pues hice algunos cambios…

–¿Y en los penales?

–Esperemos que sigan siendo a favor como con Pachuca…

–Hablo de los otros penales…

–Ahí tuvimos saldo rojo la última vez…

–¿Y en el PRI?

–Decidieron por Pepe…

–Pero se hablaba de Gudiño…

–Es igual, Pepe, Pepa… la única diferencia fue la A...

–¿Es decir que hoy en el PRI fue mejor un Pepe que una Pepa…?

–Me refiero que tan bueno uno como la otra… ¿O es albur?

–No, para nada… cambiemos de tema: ¿Cómo ve a las chivas?

–Tavo Sousa ya anda de chillón en Telever y en todos los periódicos que quiere salirse de la política… ¿cuándo entró?; Theurel dice que no le echen la culpa a él del distribuidor de Xalapa… falta que Emeterio me culpe de su chaparra suerte…

–Me refería a los de Vergara…

–Allá los voy a mandar…

–¿A Sousa, Theurel y Emeterio?

–¡No! A los Tiburones, ¡los voy a mandar a Jalisco!

–¿Y cómo ve a Salvador?

–A ti te veo bien jodido… ¡habla con Duarte!

–Me refiero al otro Salvador…

–Manzur es un buen muchacho… va a dar mucho de qué hablar… auténtico fidelista…

–¿Y el otro Salvador?

–Sánchez es un buen muchacho… va a dar mucho de qué hablar…

–¿No es auténtico fidelista?

–Habría que preguntarle a su cuñado…

–¿Y el otro Salvador…?

–Pues llega a salvar a Emeterio del ostracismo en que vivía…

–Oiga… ya para finalizar: Algún mensaje para sus nuevos integrantes del equipo…

–Que Dios les cuide…

–¡Qué bondadoso es usted!

–No, déjame terminar: ¡Que Dios les cuide pero las manos porque donde les cache en una movida chueca se las corto…

* PD: A petición del público lector que nos sigue cada vez que podemos escribir.

¡¡¡MENSAJE URGENTE!!!

Los amigos que trabajan en la Administración de Gobierno del Estado de Veracruz, a cargo del eficiente, distinguido y siempre bien ponderado Ignacio Altamirano Cantell, le piden por este conducto que le dé un jalón de orejas al administrativo gris de la Secretaría Particular del Número Uno, ya que Víctar-Hugo Méndez gusta de retener los cheques de los empleados y si hay algún adeudo, se cobra a lo “chino” bajo el argumento de que son órdenes superiores, es decir: le echa la vara a Altamirano.

Si a eso se le agrega que presiona al personal “invitándoles a salir” para que salgan pronto sus cheques (eso se llama acoso en mi pueblo), pues deja mal parado a esa oficina del Gobernador.

PD2: La hermanita de Andrea Macías Azuara está por cumplir años. Para festejarla, dicen los de Tempoal que la llevará a Cancún con siete de sus mejores amigas ¡con gastos pagados! ¡Quién fuera su amiga!

PD3 El pasado miércoles 26, en Granada, la Maestra Gloria Olivares Pérez presentó la defensa oral de su propuesta de Tesis Doctoral en Psicología en la Universidad de Granada, España. La destacada profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana aprobó su defensa con calificación de sobresaliente.

Fueron 4 candidatos a Doctor los que presentaron su propuesta de tesis, siendo la única extranjera.

Cabe mencionar que Gloria, para los cuates, además de rascarle a la guitarra goza de buen cantar y más si la acompaña su esposo Juan Hernández Santés (dirigente municipal del PAN) con la batería y no precisamente de la cocina. ¡Felicidades!

jueves, 27 de septiembre de 2007

¡Taxis!

Juan Antonio Nemi Dib

(Historias de Cosas Pequeñas II)

El viernes al llegar a casa, mi sobrino de 19 años me dijo que tenía algo delicado que comentar conmigo: que por primera vez se había enfrentado a la muerte y no como un asunto teórico sino como la posibilidad real y concreta de estar muerto. Como es bromista y su cerebro procesa mucho y rápido, me lo tomé a chiste y me dispuse a esperar la segunda parte de la ocurrencia, hasta que lo vi realmente demudado y comprendí que me hablaba en serio.

Me contó que ante lo caótico del tráfico –más agudo ese día— optó por caminar unas 20 cuadras desde la escuela, valorando que llegaría más rápido que en el camión urbano. Dice que al llegar a la esquina de El Tejar y 20 de Noviembre, un crucero de mediana densidad de tránsito, un impulso extraño lo contuvo de continuar pasando la calle y que incluso retrajo el pie que ya había puesto en el arroyo de la calle, apenas una fracción de segundo antes de que un taxi a toda velocidad que circulaba sobre la avenida diese vuelta intempestivamente y sin frenar, terminando estampado contra otro vehículo que se encontraba detenido; el taxi se incrustó literalmente bajo el otro coche.

Aunque sólo un pelo de rana lo salvó del aplastamiento, me platica que en ese momento lo que más le sorprendió fue la violencia salvaje con la que el joven taxista se bajó a reclamar airadamente al conductor del otro vehículo que, evidentemente, no tenía responsabilidad alguna. No sabremos el resto de la historia, porque mi sobrino optó por no “comerse el chisme” y siguió su camino hacia casa, pero fue precisamente en esa segunda porción de recorrido cuando “repasó la película” y se dio cuenta del peligro mortal que enfrentó.

Este incidente le pudo ocurrir a cualquiera que conduzca autos, especialmente a mí que en eso de manejar no soy precisamente virtuoso, pero no hay duda que los taxis –por su número, por los kilómetros que recorren cotidianamente, por las complicaciones propias de la actividad de transporte público– son mucho más vulnerables y susceptibles de verse involucrados en accidentes de tránsito que el resto de coches.

A esta circunstancia estadística la podemos considerar “lógica y natural” pues la ecuación “muchos taxis circulando” es igual a “muchas probabilidades de incidentes que involucran taxis”. Sin embargo, para que sea útil hay que agregar al análisis la conducta de algunos taxistas. No me atrevo a generalizarla porque desde luego existen taxistas educados, amables, respetuosos de la gente y de las normas de tránsito, pero son muchos los conductores de taxi que frente al volante sufren auténticas transformaciones de personalidad, desplegando niveles de agresión insospechados.

¿Algún pasajero hace la parada repentinamente? El taxi frenará bruscamente para que lo aborde ese nuevo cliente así el auto vaya transitando a 70 kilómetros por hora y se pare en medio de una calle congestionada. No importa. Él está trabajando y usted necesariamente va “sólo de paseo”. Pero si por cualquier circunstancia usted detiene su auto delante de uno de esos taxistas atrabancados prepárese para un concierto de improperios. ¿Cómo osa usted afectarle si él está trabajando?

A pesar de su indiscutible y valiosa contribución a la comunidad, transportando a miles de personas y en ocasiones mercancías, de día y de noche, por sitios inseguros y no pocas veces en urgencias médicas, los taxistas no tienen la mejor imagen pública ni mucha simpatía que digamos: algunos le rebasarán por la derecha, detendrán su marcha y pararán todo el tránsito justo cuando se ponga el “siga” en el semáforo, le negarán el paso, darán vuelta en sitio prohibido, se le “cerrarán” intempestivamente, usarán su claxon sin misericordia en lugar de los frenos y se colarán violentamente en el menor resquicio con tal de avanzar –inútilmente– apenas unos centímetros más, enfurecerán contra todo aquello que detenga su marcha así sea por segundos pero obstaculizarán a decenas de autos y peatones sin el menor recato, serán cruentos con quien logre avanzar más rápido que ellos y darán una acre sinfonía de pitidos exigiendo que avance pronto el coche que preceda, apenas un microsegundo después de ponerse la luz verde; de los que trabajan de noche, se puede contar otra historia.

Los excesos de velocidad, las agresiones al resto de vehículos y transeúntes y las constantes faltas a los reglamentos de tránsito que cometen los taxis o, mejor dicho, quienes los conducen, tienen una presunta explicación económica: mientras más tiempo invierten en el traslado de un pasajero, los taxistas estiman que ganan menos y disponen de menos oportunidades para que otro cliente les aborde. En realidad el argumento no es muy consistente: el consumo de combustible con acelerones y frenazos, el desgaste del automóvil, los tiempos muertos por incidentes, las multas, sobornos y reparaciones, seguramente son bastante más costosos que la supuesta utilidad de correr y ganarle el pasaje a los competidores.

Hay en esto, sin embargo, un hecho económicamente cierto: cuando los choferes de taxi son en realidad arrendatarios que tienen que pagar una cuota fija diaria (que suelen llamar “cuenta”), además del combustible y algunas reparaciones menores a cambio de usar el auto, deben disponer de la mayor parte de su ingreso para cubrir sus costos y con frecuencia, los ingresos de toda la jornada de trabajo apenas les alcanzan para liquidar al dueño del coche (y/o del “permiso”, es decir, de las “placas”), por lo que se ponen como locos a conseguir pasaje (a veces dos clientes distintos al mismo tiempo) y llegar así su destino lo más rápidamente posible, a fin de que el esfuerzo del día les alcance, siquiera, para llevar algo de comer a casa.

Es más grave si hay enfermo en la familia, pues la atención médica también cuesta; muchos taxistas no tienen acceso a la seguridad social, ya no digo a una pensión. Los días de descanso (indispensables para un trabajo tan desgastante) y las vacaciones no se cobran. Los dueños no absorben, por lo general, las consecuencias económicas de los siniestros. Por eso, se infiere que la constante presión económica también es causa de la agresiva conducta del taxista, además del efecto emocional de soportar 10 o 12 horas diarias frente al volante todos los días, reto nada sencillo para nadie.

Otro asunto es que el oficio de taxista se convirtió en refugio de los que pierden su empleo o que no consiguen un trabajo adecuado a sus aptitudes. Se ignora que la de taxista es una actividad compleja, que requiere formación y experiencia por lo que no cualquiera (yo por ejemplo) reúne las condiciones emocionales, los reflejos, la pericia, el conocimiento legal, geográfico y mecánico y, sobre todo, la paciencia para transportar sin riesgos a pasajeros inocentes.

Tengo familiares cercanos taxistas; tengo amigos en el gremio (choferes y propietarios) y les debo cosas que agradeceré siempre; con frecuencia conversamos y conozco sus tribulaciones y penurias; sé que la mayor parte de los taxistas sufren su trabajo y eso, por principio, ya es malo para ellos, para sus clientes y para quienes los enfrentan en las calles.

Habría que profesionalizarlos, limitando las licencias sólo a aquéllos taxistas realmente aptos y entrenados; habría que garantizarles el acceso a la seguridad social; habría que hacer obligatorio el seguro amplio de responsabilidad civil para enfrentar rápida y adecuadamente las consecuencias de los siniestros y proteger a sus usuarios, a terceras personas inocentes, pero también a los propios dueños y choferes; habría que promover el establecimiento de mutualidades y cooperativas para mejorar su calidad de vida. Tendríamos entonces un mejor transporte público y menos, muchos menos accidentes protagonizados por taxis. Tendríamos, también, taxistas felices.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Entre toros rojos, monstruos y demás pachequeces

Fernando Hernández Fernández

El Marcaje

Qué bonito se ve un vodkita o un roncito con su Red Bull, ¿o no? Admítelo se ve padre, todo azul pitufesco. Además, está de moda. Los amigos me van a aceptar por echarme uno y hasta creo que aguanto más. Ya, si se me sube el trago, pues mañana me tomo otro, o un Boost o un Monster, y adiós la cruda, estoy listo para otra jarra y hasta para ir al gimnasio. Al fin y al cabo, ellos cumplen con lo que dice la tele: “Te da alas”.

Pero por qué me sentiré tan mareado y el cuerpo tan agitado. El corazón lo traigo a mil por hora. Qué importa. Quiero más, más y más. Me siento muy acelerado. Todo va muy rápido para mí. Se me nubla la vista. ¡Que alguien me agarre porque voy pa’l suelo!

¿Cuántos viven esta experiencia con cotidianidad? Demasiados chamaquitos que se quieren ver cool con su bebidita de moda. Y lo que realmente sorprende más, es que en los comerciales te dicen que con este líquido vas a volar tras estimular tu cuerpo y mente. Hasta en caricaturitas lo ponen, para decirnos cuán taraditos podemos ser, inclusive hay uno donde un hombre maduro le confiesa a su amigo que gracias al brebaje tuvo un hijo, pero claro que no viene nada de que por tal excitación se pudo provocar también un problema cardiaco.

Vamos, el poder es tanto que en Roma, Red Bull tiene un concurso llamado Flugtag, donde te lanzas en un improvisado aeroplano hacia el mar. Obvio, no se avanza mucho. O también está el ejemplo que esta compañía tiene un equipo de futbol soccer en la MLS o una escudería de Fórmula Uno. Todos los frentes están cubiertos para decir que es algo sano.

Pero qué contiene un líquido de este tipo: carbohidratos, taurina, glucoronolactona, cafeína, sacarosa, glucosa, inositol, vitamina B6 y B 12, niacina y ácido pantoténico. Ahora, los hidratos de carbono es la energía encapsulada por sus azúcares, la cafeína sirve para estar despierto, mientras que la taurina, que es un aminoácido que se encuentra en los alimentos y que sirve para una mejor absorción de los nutrientes, provoca que los efectos de alcohol y drogas se retarden.

Según una investigación de El Universal, “por cada botella hay 175 mililitros de cafeína y otras sustancias con efectos semejantes, de tal forma que sólo aquellos que tienen tolerancia al café, en el equivalente a 10 tazas, puedan tomar hasta dos de estas bebidas energizantes por día, sin que les produzca alteraciones al sistema nervioso". Aunque los fabricantes de estos líquidos dicen que es para combatir el estrés.

Hace poco menos de un año, platiqué con un médico de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte durante un viaje a Mexicali, el galeno me explicaba la sólida posibilidad de que para 2008 la taurina sea una sustancia prohibida, es decir, positiva para el doping, ya que se supo que muchos entrenadores, en las diversas disciplinas, daban de beber este tipo de brebajes a los atletas antes de una prueba. ¿Se imaginan las consecuencias que puede tener un niño o adolescente en su interior con estas sustancias a su corta edad? Y es que una de las prohibiciones es que no se administre a menores de 15 años.

Pero en este mundo cada quien es libre de meterse lo que quiera, más allá del marco legal. No obstante, hay que saber qué se introduce al cuerpo, digo, por aquello de la curiosidad y de usar un poquito la cabeza. No sólo hay que seguir modas, como las que constantemente se ven los antros, vividas por niños y niñas vacías; mientras que en el plano deportivo, es una injusticia administrar eso a jóvenes que no tienen idea, pero sí confianza en sus entrenadores. Ojalá, pronto existan los exámenes en los eventos de esta índole a nivel infantil y juvenil.