miércoles, 9 de febrero de 2011

Con olor a yerba

Salvador Muñoz
Los Políticos

El olfato, creo yo, es el sentido que está más conectado a nuestros recuerdos… ¿o no ha percibido un olor que sin querer lo proyecta a su infancia, a un lugar, una persona y simplemente se siente feliz?
El olor a avena con canela me lleva a mis cuatro o cinco años en la mesa de madera de un pequeño cuarto que nada tenía que envidiar a las casas de Infonavit porque en ella se retaba a la dimensión y al espacio con una simple frase: Todo cabe en un jarrito (o cuartito)…
Un dejo sutil de caramelo o dulce me lleva a la casa de una anciana que vendía riquísimas golosinas que guardaba en frascos de vidrio. La imagen es fascinante, porque la fachada de esa casa era cubierta por una enredadera que, junto con una cerca de yerbas, hacían que nuestra mente la imaginara como una cabaña sacada de un cuento de hadas… sí, acepto… siempre pensé que esa viejita era una bruja… pero mi deseo por esas golosinas enfrascadas era superior a mi miedo por mi hechicera imaginaria.
Hay un recuerdo que ni es bueno ni malo y que ya en alguna ocasión he platicado: mi contacto con la mariguana.
César, mi vecino, para no ser sorprendido por los judiciales con la “yerba maléfica”, la aventó al jardín del abuelo y me pidió que le guardara el “guato”. Los judiciales lo “basculearon” y al no encontrarle nada, ambos se retiraron.
Una vez que me quedé solo, tomé el “guato” y su olor penetró con fuerza por mi nariz quedando registrado el aroma para toda mi vida. César pasó minutos después por su paquete dándome las gracias.
Hoy, dicha “fragancia” la detecto muy fácil, ya sea que pase por una calle, en un antro, en el condominio, en una persona… ¡y “el golpe” le doy! me refiero al golpe de recuerdo: ¡mariguana!
No importa si esté quemada o seca, ¡la huelo!
El mariguano viene a ser en sí, la genial contradicción de Grenouille, aquel personaje legendario de Patrick Süskind en su novela “El Perfume”.
Mientras Jean-Baptiste Grenouille era incapaz de desprender olor, en mis amigos “motos” el olor se prendía de ellos.
Pareciera que el “petateador” estuviera condenado por su olor a ser señalado por mi nariz cual espada flamígera de no ser por Snoop Dogg…
¿Y quién madres es Snoop Dogg? Los chavos quizás los conozcan y los ancianos como yo que insisten en estar al tanto de “la onda” lo sepan: Es un rapero gringo afecto a “quemarle las patas a Satanás” y que en este momento anuncia una fragancia que es capaz de eliminar el olor a mariguana.
El spray en cuestión tiene un costo de 7 dólares y viene en fragancias de uva y mora azul.
A ciencia cierta no sé si funcione… pero sí sería interesante que, así como es de escandaloso el olor a mariguana, la corrupción igual despidiera un olor.
¿Se imagina cuántos de nuestros políticos, empresarios y ciudadanos apestarían “a madres”?
Muchos palacios municipales y de Gobierno tendrían un zorrillo en sus estancias para señalar a un culpable de tan terrible pestilencia.
Habría secretarios que, para disimular su hedor, preguntarían quién tiene las orejas calientes para responsabilizarlo, cual si se hubiera escapado una flatulencia, del aroma tan desagradable.
En las calles, miradas de fuego se concentrarían sobre aquél que pasó a tu lado…
Se haría realidad aquello de “hueles a leña de otro hogar” mientras una mujer blande un sartén sobre tu cabeza.
En fin… que no deja de ser una extraña puntada la de “Blunt Magic” (empresa que hizo el aroma contra el olor a mariguana), aunque… uno no deja de preguntarse:
¿Habrá un día alguna fragancia que elimine el olor a borracho?
Al menos Carmen Aristegui conoce a uno interesado en saberlo…
En Veracruz, créanlo, igual tendría mucha demanda.

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