Números Rojos
Me había resistido tanto, pero… ¡por fin! Decido subirme a la báscula… ¡casi dos kilos más! Me bajo y vuelvo a hacer el intento, las máquinas pueden equivocarse aunque, en esta ocasión, no es así: se comprueban los dos kilos adicionales. ¡Ni modo! una herencia del año que terminó, no tan cruda como los muertos por el crimen organizado, pero sí de peso y no precisamente para mis bolsillos, sino para mis pies, que tendrán que cargar con mis excesos de pavo, pierna, romeritos y pastel consumidos en las cenas del 24 y 31 de diciembre.