Brenda Caballero
Números Rojos
Mañana es el cumpleaños
número noventa de Don Agustín. A diferencia de otros adultos mayores que
conozco el está muy contento por completar casi el siglo de vida.
Se emociona, cada vez que
recuerda el 21 de abril, y me dice: “¡mija, este año mi cumpleaños caerá
domingo!” mientras frota sus manos, llenas de cayos, venas abultadas y su piel
muy suave y delgada, herencia de trabajar en el campo y posteriormente en la
albañilería.
Aunque va para el siglo, mi
abuelo es fuerte para su edad, camina ligeramente encorvado pero sin necesidad
de bastón, conserva la mayoría de sus piezas dentales, que siempre me sorprendieron,
pues desde chica los veía como mazorcas, por su anchura y blancura.
Su frente amplia con el ceño
partido lo hacen ver como si fuera muy enojón, sin embargo es más dulce que un
pan.