jueves, 18 de septiembre de 2014

La hora del café


Luis Alberto Romero
Hora Cero

Hace dos años, la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café y la Asociación Nacional de la Industria del Café presentaron un trabajo sobre el mercado nacional y regional de ese producto, en el que se incluyen los hábitos de consumo, la cadena de distribución y la producción del grano.
En su parte medular, ese trabajo destaca que el consumo nacional del café ha registrado un aumento sistemático en la última década, que la producción se concentra en cinco regiones del país y que las proyecciones para los próximos años son favorables a la región de Veracruz.
Entre 2005 y 2010, en México se consumieron 2 millones 700 mil sacos de café verde, que equivale a más de 120 millones de kilogramos; en los nuevos hábitos de los mexicanos, destaca una mayor presencia en el mercado de cadenas de cafeterías, cuyo sector registra un repunte que llama la atención.
El mexicano toma actualmente menos café soluble que antes. En 2005, la participación de ese producto en los anaqueles de las tiendas alcanzaba más del 88 por ciento del volumen total, mientras que hoy no llega al 86; en contraparte, el café tostado o molido ha crecido a un ritmo de 10 por ciento anual.
En cuanto al consumo en cafeterías, el café soluble no llega al 30 por ciento de la participación en ese sector, mientras que el café molido supera el 55 por ciento.
Por otro lado, el mercado de las barras de café está ganando terreno ante las cafeterías convencionales y, por consiguiente, revolucionando el consumo en nuestro país.
Ayer, por cierto, el periódico El Financiero difundió un interesante trabajo sobre la presencia de las cafeterías en el mercado nacional y particularmente, de las grandes cadenas o franquicias: en los números que muestra el reportaje aparecen, como las más importantes, Italian Coffee, Juan Valdez, Punta del Cielo y Starbucks; no hay una empresa de la entidad que destaque en ese sector, ni siquiera una que se dedique a la venta de café veracruzano, a pesar de la reconocida calidad de este producto, lo cual resulta paradójico porque Veracruz es uno de los estados con el ritmo de crecimiento más acelerado del país.
En el contexto nacional, la importancia de la entidad en el cultivo del café es incuestionable; después de Chiapas, donde se encuentra el 18 por ciento de los productores y el 41 por ciento de la producción, Veracruz es el segundo estado del país, con más de 150 mil hectáreas y 67 mil productores.
La diferencia es que mientras en el último lustro, la producción chiapaneca sólo aumentó un punto porcentual, la veracruzana pasó del 20 al 28 por ciento. Por cierto, con un mayor consumo y un estancamiento en la producción nacional, las importaciones del grano se han triplicado.
A pesar de los extraordinarios números del café veracruzano y de que es la única entidad que ha mantenido una tendencia en la producción a la alza, la mala noticia siguen siendo los problemas fitosanitarios, la broca y la roya sobre todo, los bajos precios, los inadecuados canales de comercialización y la escasa promoción, como marca, del café veracruzano. @luisromero85

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