miércoles, 5 de octubre de 2011

Veracruz Seguro

Salvador Muñoz
Los Políticos

Regresa por la noche la mujer, después de haber visitado a su madre. Conduce una camioneta negra y al dar la vuelta, se percata que otra camioneta la sigue. Disminuye la velocidad en espera de que la rebase pero no, la camioneta se mantiene a distancia. Ya en una calle con más iluminación, identifica a quienes la siguen. Se trata de un vehículo militar, de color claro. Continúa una, dos, tres calles y entonces el vehículo hace alto mientras ella continúa su camino. Se saca de onda pero le digo: Quien nada debe, nada teme.
En Coatepec, una dama estaciona su Jetta color negro a la entrada de un restaurante. Un día antes, perdió su bolso con todo e identificaciones. En eso, entran al local militares que con armas en mano se dirigen a la mujer. Le preguntan si ella es dueña del vehículo y su identificación. No puede mostrar ni licencia ni credencial de elector. La insistencia de los militares la lleva al grado de romper en llanto. Los militares se retiran. Ella se queda con el susto.
Sí, quien nada debe, nada teme.
Pero el asunto es que no estamos acostumbrados a este tipo de Seguridad en nuestra ciudad...
II
¿Se acuerdan de la actuación de los policías con las “ladies de Polanco”? El tema sale a flote porque por un lado, se criticó a las mujeres que insultaron a los uniformados pero, por otro lado, se acusó de falta de preparación por parte de los guardianes del orden para responder a un hecho como el que se vio en el famoso video.
El jefe de Policía del DF, Manuel Mondragón, considera que en sus elementos hubo prudencia aunque no se detuvo a las agresoras que ultrajaron a la autoridad. La razón de su argumento: Si las hubieran sometido, se hablaría de la fuerza desmedida de la policía contra dos mujeres.
Me recuerda a un amigo, inspector de Policía, que decía que un uniformado, ante un evento peligroso, tenía dos opciones: Hoyo o Cárcel. Es decir, si usa la pistola, es investigado en caso de herir o dar muerte a una persona... o morir.
Estoy de acuerdo que los militares, si se acercan a una persona, no van a correr el riesgo de que los reciban con un balazo a quemarropa... entiendo que van a tomar las medidas que sean necesarias para no recibir ni un balazo aunque con ello, el ciudadano tenga que pasar un trago amargo.
¿Es el precio de nuestra seguridad?
III
No sé en qué momento se pensó que para estar más seguros debemos tener más policías. Si son menos los malos y somos más los buenos, cómo es posible que pongan en jaque a una ciudad, a un estado o a un país.
No sé si sea cuento o sea cierto. Hoy, el término Seguridad ya no es absoluto para el Gobierno, sea municipal, estatal o federal. Hoy, la seguridad ya también es nuestra competencia. Cheque su casa. Cerrojos de alta seguridad. Cámara de vigilancia. Lámparas en los patios. GPS en el carro. Motos encadenadas. Alarma en puertas y ventanas. Sensor de movimiento. Quizás su hija o esposa lleve un gas mostaza. Quizás usted tenga un bate, pistola, cuchillo, machete en el carro. Y además de todas esas cosas, usted tiene algo más importante que le hace tener al menos una de éstas cosas que le puedan dar un poco de seguridad: Tiene miedo.
IV
¿Debo confiar en el programa Veracruz Seguro? Empiezo porque para que haya un programa de tal magnitud, es porque se busca que realmente el estado sea eso: Un Veracruz Seguro.
En el sexenio que acaba de pasar, oía más de levantones, secuestros, extorsiones... hoy, no sé si las siga habiendo pero si así es, en este año se agregó un elemento más tenebroso: muertos y enfrentamientos.
Vuelvo a la pregunta inicial de este apartado: ¿Debo confiar en el programa Veracruz Seguro? Como ciudadano, no me queda de otra... quiero la seguridad para mi familia y mis amigos. ¿Tendrá un costo? Espero que en los ciudadanos, no... pero en nuestras autoridades locales, ¿cuál será el costo que tengan que pagar para que de nueva cuenta tengamos un Veracruz Seguro? Habrá que ver...

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