Brenda Caballero
Números Rojos
Alejandra, de 17 años, convence a su padre de ir a una fiesta que celebraban sus nuevos compañeros de escuela en Valle de Bravo. Después de estar un rato en la piscina, unos tantos tragos, ella junto con uno de sus compañeros empieza a flirtear, hasta que poco a poco se van dando las caricias, el faje y terminan con el coito, el cual es filmado con una cámara de celular del chico.
Al día siguiente, al llegar a la escuela, Alejandra se entera que ese video circula en la red social y todos sus compañeros lo comentan. Las bromas y burlas no se hacen esperar por parte de todos, quienes empiezan a enviarle mensajes, hacerle señas obscenas, hasta someterla a vejaciones como vestirla con ropa transparente, cortarle el cabello, embarrarla en pastel, jalonearla, encerrarla, orinarla, relegarla y violarla, así como quitarle sus cosas y hacerle meter la mano bajo el pantalón de uno de ellos para recuperarlas.
Creo que esas humillaciones de violación física y psicológica hicieron que mi marido no terminara de ver la película “Después de Lucía” y se levantara de su asiento sin intención de regresar siquiera a ver el final.
La crudeza y frialdad de la película de Michel Franco estrenada en 2012, refleja completamente el dolor de una persona que sufre Bullying, tal vez por ello la película fue Ganadora del Festival de Cannes ese mismo año.
Hace unos días, vivimos otra situación de bullying: la del pequeño Héctor Alejandro, quien murió a causa de un traumatismo craneoencefálico después de estar siete días en terapia intensiva. Cuenta su madre Rebeca que el pequeño fue molestado en la última clase de español por algunos de sus compañeros, quienes le hicieron un dizque juego llamado “columpio”, lo tomaron de pies y manos y lo aventaron repetidas veces contra la pared. ¿cómo lo sabe la madre? posiblemente se lo contó el pequeño Héctor cuando lo llevó un prefecto a su casa, antes que se agudizara el coágulo que se le formó en el cerebro por falta de atención médica oportuna por parte de las autoridades escolares.
Los comentarios han sido muy diversos, ya que existen personas que defienden a los niños autores del crimen, mencionando que “no sabían lo que hacían” o “no pensaron que podían lastimarlo”. Yo me pregunto ¿Un niño de doce o trece años no sabe que puede ocasionarle dolor a otro al aventarlo contra una pared? Hasta Santiago, mi sobrino de dos años, sabe que el fuego quema, razón por la que trata de alejarse de él.
Otros más piden todo el peso de la ley para los menores, la maestra, el prefecto, la trabajadora social y la subdirectora de la escuela, aunque el procurador de Tamaulipas explicaba que la ley no permite que menores de catorce años sean llevados a prisión, incluso recluidos a un tutelar de menores, por lo que sólo se les aplica un programa de ayuda psicológica y posiblemente sean turnados a un juez especializado en justicia para adolescentes.
Con respecto a los adultos, a la maestra de español no la localizan y los otros tres responsables de omisión en la prestación de auxilio ya fueron liberados tras pagar una fianza de setenta mil pesos.
Aún no nos recuperamos de Héctor cuando ya tenemos otro caso en Chihuahua, donde una alumna de secundaria fue sujetada por tres adolescentes varones, mientras una compañera suya la golpeaba, propiciándole fractura de nariz y golpes diversos en el cuerpo, situación ya había denunciado la madre de la víctima y que las autoridades escolares no hicieron caso al respecto.
Aunque algo es cierto: el bullying siempre ha existido. Mis compañeras de sexto año me hicieron la ley del hielo y los únicos que me hablaban eran los varones. Ya no quería ir a la escuela, por lo que la maestra mandó a traer a mi mamá, y tras una plática con ella y posteriormente con mis compañeras, el asunto no pasó de allí, volviendo todo a la normalidad.
El problema actual con el bullying es que se está incrementado, es más agresivo y no mide las consecuencias, motivo por el que nuestro país ocupa el primer lugar internacional de bullying en educación básica; tal vez por ello, ahora sí, las autoridades federales pondrán en marcha a partir de octubre o noviembre un programa piloto para combatir este problema en que se tomarán aspectos como la conducta de los niños en el hogar, la escuela y su relación interpersonal con el resto de los alumnos.
En Veracruz, el primero de noviembre de 2011, se publicó en la Gaceta Oficial la ley número 303 contra el Acoso Escolar, ya que Veracruz ocupaba el quinto lugar nacional de bullying. Dentro de los artículos que la conforman, se establece que debe crearse un Registro Estatal para el Control del Acoso Escolar, con estadísticas de casos y que sirva como base para la elaboración de un informe anual en esa materia. Desgraciadamente, a la fecha, no se tienen datos, información al respecto. Vamos, ni siquiera tiene reglamento para ser aplicada.
Si hace tres años ocupábamos el quinto lugar…luego entonces ¿qué lugar ocupamos ahora?
Email: caballero_brenda@hotmail.com
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