domingo, 25 de mayo de 2014

Xalapa, una ciudad rehén

Armando Ortiz
El Hijo Pródigo
En la pasada reunión de Otero Ciudadano, en la que participó Américo Zúñiga, alcalde de Xalapa, el diputado Uriel Flores, en una breve intervención, señaló una verdad del tamaño del mundo: El verdadero problema de la ciudad, es un problema político.
Es cierto, Xalapa es rehén de los grupos políticos de todo el estado de Veracruz. Es rehén de la incapacidad de los políticos que nos gobiernan; es rehén de las rencillas entre los mismos políticos; es rehén de la bondad y de la iniquidad de esos políticos; es rehén de sus caprichos y de sus apetitos, de sus promiscuidades; Xalapa es rehén de la desnudez y de los sinvergüenzas; es rehén de los pobres de mente y de los ricos indecentes. 
Originar un caos en la ciudad es como ponerle una pistola a la ciudadanía para que reaccione, para que reclame al gobierno que dé solución a las peticiones de ese grupo minúsculo que tiene a la ciudad de cabeza.
Tan sólo el día viernes 23 de mayo unas 13 personas, con pancartas de cartulina escritas con mala ortografía, se pararon sobre la calle principal de la ciudad de Xalapa y durante horas originaron un caos que la ciudad no merece, como tampoco los agentes de tránsito merecen las mentadas de madre que los conductores irritados les lanzan.
Leer las pancartas de los manifestantes nos da una idea de quién es él que está detrás de esa minúscula manifestación. La del viernes acusaba al secretario de Gobierno y a su subsecretario, lo que nos hace pensar que el grupo fue enviado por alguno de los enemigos de estos personajes aludidos.
Pero los aludidos tampoco son una blanca paloma. Se sabe de buena fuente que el secretario de Gobierno patrocina a grupos de choque y los utiliza a conveniencia. En ocasiones para golpear a algún enemigo político, algún secretario que se pase de tueste, incluso para evitar que manifestaciones legítimas, ciudadanas, se lleven a cabo en la Plaza Lerdo.
Resultó muy casual que cuando se anunciara una manifestación por la muerte de Gregorio Jiménez, el “candidato diabético”, Antonio Luna, tomó la Plaza Lerdo con cualquier excusa, evitando que los compañeros periodistas se manifestasen.
Otro de los usos que los políticos dan a las manifestaciones es para demostrar a los ciudadanos la “eficiencia” de su intervención, su capacidad de “negociación”. Para ejemplificar ese caso recordemos que el recién estrenado secretario de Gobierno, en los inicios de las manifestaciones magisteriales, movió a los líderes de la SDTEV y del SUTSEM para que acudieran a manifestarse al Palacio Legislativo, donde él ya los esperaba con un vaso de agua para apagar su sed de justicia; qué eficiente el señor Érick Lagos.
La manifestación del CODECI que hace unas semanas tomara por asalto el centro histórico de la capital, cerrando con autobuses todos sus accesos, es otro ejemplo de ese uso político de los funcionarios encargados de la política interna. Salen a dialogar con los manifestantes, se sientan con ellos a tomar café y como personajes de un montaje se ponen su traje de bomberos y después de “apagar” el fuego se presentan ante la ciudadanía como los héroes que todo mundo estaba esperado. De hecho Julio Cerecedo, director de Política Regional es un claro ejemplo de lo que es un “oxímoron político”, es decir, un piromaníaco que al mismo tiempo apaga fuegos.
Las manifestaciones también pueden ser un buen negocio para quienes apagan el fuego, pues con las manifestaciones justifican el gasto del “subsidio para expresiones ciudadanas”, que es de varios millones de pesos y que son algo así como el cambio para limosnear al que va a pedir; claro el dicho lo dice y lo dice bien: “El que parte y reparte, se queda con la mejor parte”.
Los manifestantes son un activo político muy importante. Tan importantes son que los líderes de los grupos que más daño han hecho con sus manifestaciones a la ciudad tienen una curul en el Congreso del estado.
Minerva Salcedo es diputada local y no tiene ningún empacho en mandar a sus grupos de choque a causar caos a la ciudad, si el funcionario público que se lo solicita le llega al precio. No le importa si ese caos ya ha provocado desgracias. Todavía, como el comal que le dice a la olla, se atreve a señalar que los 400 pueblos denigran a sus integrantes porque los obligan a desnudarse.
El hijo del líder de los 400 pueblos, Marco Antonio del Ángel Arroyo, también diputado local, se sintió ofendido y señaló que la señora diputada no tenía ninguna autoridad moral para criticarlos. Sentado en su curul, vestido con traje de diseñador, él nunca ha tenido la necesidad de encuerarse.
Pues mientras el sistema premie a los líderes de estos grupos que provocan el caos, Xalapa seguirá siendo rehén de ellos. Pero también, mientras los ciudadanos sigan votando por los partidos que apoyan a esos líderes sinvergüenzas, creo que lo único que les queda es aguantarse. Cierto, cada pueblo merece la calidad moral de sus representantes.

Postdata 1: Bullying, ¿quién falla?
El problema del bullying en el país refleja la clase de juventud que algún día tomará el puesto que nosotros les dejaremos. Falla la familia al inculcar valores y principios, falla la escuela como institución que brinda educación y civismo. Los maestros que pudieran intervenir para detener las conductas violentas de algunos de sus alumnos, se ven detenidos por la posibilidad de verse implicados en algún caso de maltrato a los estudiantes. Los padres del agresor suelen ser igual de violentos y por lo mismo los maestros optan por hacerse a un lado.

Postdata 2: Tiembla en Veracruz
Nos pasamos años sin saber de sismos en Veracruz, acaso nos enterábamos de los sismos que ocurren en las costas del pacífico. Pero que en menos de un mes tres temblores se sintieran en Xalapa, eso preocupa…

aortiz52@hotmail.com


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