lunes, 14 de enero de 2008

Lo que llega, lo que se fue, lo que permanece. (II)

Pedro Manterola Sainz
Hoja de Ruta

Lo que se quiere y lo que se espera, lo que se busca y lo que se desea será lo que vista el 2008 y acomode expectativas de cara al 2009 y, en Veracruz, sobre todo el 2010.
En la esfera pública habrá que esperar resultados en los temas de seguridad y reforma judicial, en el precario desarrollo económico y en el delicado asunto del exitoso pero despoblado campo mexicano. En lo necesariamente político tanto en el pueblo, como en Xalapa y el altiplano, la revisión de acciones, responsables y resultados habrá de modificar estrategias y reforzar o rectificar protagonistas.
La necesidad de un proyecto general, compartido e incluyente de desarrollo, que parta de regiones y municipios y concentre esfuerzos, dependencias y programas es más evidente mientras más difícil y compleja es la búsqueda de empleos y de formas legítimas de subsistencia. El impulso a la infraestructura para atraer inversiones y fortalecer las regiones, el apoyo a pequeños y medianos productores para dar cantidad, calidad y mercado a sus cultivos, las facilidades para la inversión desde los municipios hasta la federación, la rehabilitación de carreteras y de caminos rurales, la creación de una agenda legislativa coherente y de beneficios generales, el decidido apoyo a una política educativa que vincule conocimientos, tecnología, ciencia y economía, esto y más, es sólo el incompleto recuento tanto de deseos como de ilusiones y necesidades ineludibles.
Para iniciar la búsqueda del desarrollo perdido, dependemos del talento y voluntad de los gobernantes, de su capacidad para ver por encima de sí mismos, de la audacia de los inversionistas, de la capacitación de la fuerza de trabajo, de las coincidencias en el diagnóstico, la enfermedad y el tratamiento, del diálogo que implica presentar argumentos y escuchar réplicas, proponer soluciones y aceptar alternativas.
¿Cuántos miembros de la clase gobernante están a la altura del reto y las necesidades de su país, del estado, de los municipios? ¿Cuántos entienden la urgencia de, simplemente, cumplir sus obligaciones? ¿Cuántos integrantes del gabinete tienen claro el tamaño de su compromiso con la ley, sus competencias y deberes? ¿A cuántos los atan compromisos de servidumbre con intereses que son al mismo tiempo vínculo y atadura? ¿Cuántos y quiénes de la elite gobernante son intrusos en la tarea de gobernar, actuar y responder por sus actos? ¿Cuántos se saben incapaces de cumplir su tarea y se aferran al cargo, al presupuesto, a vivir con la vergüenza de saberse inútiles en vez de buscar otra manera de ganarse la vida?
Tareas, cometidos, ocupaciones diversas y dispersas a la hora de gobernar, de administrar recursos públicos, de reordenar prioridades. Si el gabinete de Vicente Fox fue muestra de incapacidad insultante y generalizada, el gabinete de Felipe Calderón es invisible, inoperante, insostenible. Ya no hay país ni gobiernos de un solo hombre.
¿Cuánto tiempo más deben “aguantar vara” obreros, campesinos, estudiantes, profesionistas, que ven pasar el tiempo sin que llegue una sola oportunidad de crecer, mejorar, progresar? ¿Cuánto tiempo más veremos una agenda legislativa que obedece más a especulaciones políticas de cara al 2012 que a intereses ciudadanos siempre pospuestos?
De la engreída y desdeñosa ofuscación de Andrés Manuel, al oportunismo brillante y vetusto de Muñoz Ledo; de la educación en manos de la mafia a Gobernación sin manos, sin ojos, sin pies ni cabeza; de Agricultura como prolongación de la agonía a Energía carente precisamente de lo mismo. De PEMEX sin futuro a su reforma sin presente; del PRI nacional al PRI que cada “gober” te dio. De la agenda legislativa a la agenda futurista de cada coordinador parlamentario. Del fraude incierto e indemostrable al IFE deshilado y sin cabeza. De aquí para allá y ni de aquí ni de allá, así se ve la arena política y sus más conspicuos y disolutos protagonistas.
De los anónimos desertores a los “zetas” señalados. De los policías sin prestaciones a los “matones” a sueldo. De los productos “piratas” a los vendedores ambulantes, sin llegar sus “proveedores” establecidos. De la lucha contra la delincuencia a la tolerancia con el narcomenudeo. Todos, vicios que atraviesan generaciones y destruyen presente y futuro. El mapa de la delincuencia derriba límites territoriales y fronteras policiacas, significa retos de gobernabilidad y muertos interminables. Y en esas estamos sin tener como, con quien ni para cuando.
Veracruz es la jarana, el huapango, la bamba, Tlacotalpan y Lara. Veracruz es deseo, aspiración, ambición y quimera. Es campo, es pobreza, es agua, escasez, viento, derrumbe y montaña. Es también petróleo, mar, derrame y miseria. Oportunidad, riqueza, inequidad e injustica. Es nobleza, fuerza, debilidad y carencia. Ahora Veracruz es Fidel, su gobierno, trabajo, paciencia y talento. En su gobierno avanzan y campean inteligencias pero también pastan y dormitan rumiantes. Y ese paso cansino no lleva lejos ni aguanta más plazos. Si algunos de los ausentes deberían por lo menos seguir donde estaban, algunos de los que están tienen rato viviendo de más, bajo la sombra que resguarda pero que ellos usan para ocultar sus incompetencias. Se acabó. Porque lo que viene no es para los que se van, porque no saben enfrentar desafíos, aguantar el paso ni cumplir compromisos.
Martínez de la Torre regresa sobre sus pasos para encontrar el camino perdido. Hoy, este pueblo que quiere ser ciudad, esta ciudad que no deja de ser pueblo, tiene retos pero también medios y autoridades para vencerlos. De presidentes de parodia y gobiernos de caricatura, pasamos a un alcalde de palabra y un gobierno de expectativas. Los triunfos no son cheques en blanco y si alguien es artífice del resultado electoral, es el candidato y su partido, el gobernador y su trabajo. La victoria no busca padres y no tuvo madre. Por eso es de todos.
Ahora, más y mejores servicios públicos, más educación, cultura y deporte, urbanización responsable y desarrollo sustentable, la planta de tratamiento, la nueva casa de la cultura, agua, luz, drenaje, avenidas y calles transitables, policía capacitada y responsable. Más para todos y menos para nadie.
Los nuevos funcionarios no son patrones ni capataces y deberán dejar para después sus apetencias personales y compromisos individuales. Porque el municipio necesita un ayuntamiento que le sirva, que responda, que funcione. De sus resultados, de sus logros, depende el futuro de sus integrantes. No de acumular poder e influencia a espaldas del cabildo. El alcalde manda, gobierna y obedece: al pueblo, con el pueblo, a los ciudadanos y con la sociedad.
Ni triunfos ni derrotas son para siempre. Y un gobierno efectivo, de largo aliento, de visión clara, abierta y generosa, abre las puertas para ratificar la confianza ciudadana elección tras elección, para renovar con resultados su legitimidad y pertinencia. Y lo mismo aplica para Felipe, que para Fidel y para Hilario. De lo bien que hagamos la tarea depende lo que viene y lo que falta.

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