jueves, 27 de agosto de 2009

Tratados ignorados

Octavio A. Lara Báez
Contornos

Córdoba vivió el lunes 24 el aniversario 188 de la firma de los Tratados de Córdoba - en plural, como se les conoce, aunque sólo fue uno-. Días antes, el 21, con una sesión solemne del Congreso del estado, cuya sede fue esta misma ciudad y a la cual asistieron el Gobernador y el Presidente del Tribunal Superior de Justicia, se había celebrado, de manera adelantada, la primera fiesta a nivel estatal por este hecho histórico, decisivo para terminar con la lucha armada por la Independencia, que había durado once años.
Es un avance que ya se conmemore el 24 de agosto como día cívico estatal. Falta que este reconocimiento lo obtenga a nivel nacional, decisión que se topó recientemente, una vez más, con fuertes resistencias en el Senado, tras haber sido enviada por la actual Legislatura federal.
Lograr ese reconocimiento no será fácil. Han transcurrido casi dos siglos de aquél hecho histórico y aún se sigue regateando a Córdoba el importante papel que desempeñó en la consumación de la Independencia nacional, en gran medida por haber intervenido en él el General Agustín de Iturbide, controvertido personaje de nuestra historia.
Se requerirá de un intenso trabajo de los nuevos legisladores, en especial de los veracruzanos, para continuar impulsando esa propuesta, se requerirá de asesoramiento de expertos en el tema, así como de mucho cabildeo en el Congreso con sus contrapartes de las demás fracciones, particularmente las del PRD y PT, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.
Se requerirá de argumentos suficientes y contundentes, que soporten los embates de una tradición histórica cerrada y comúnmente sesgada, que ha dictado sentencias implacables sobre muchos personajes y actores de la vida nacional a través de los siglos, con criterios maniqueos, que señalan a buenos y malos, a héroes y villanos, a patriotas y traidores, juicios pesados como lápidas sobre el recuerdo de hombres y mujeres que, con virtudes y defectos propios de los humanos, forjaron nuestro pasado.
Para que los Tratados de Córdoba sean considerados el documento trascendental que fueron para consumar la Independencia de México y el día en que fueron signados se convierta en fecha cívica de todos los mexicanos, se requiere cambiar los criterios predominantes en la historia oficial.
Será necesaria entonces una mirada diferente a la Historia, una relectura de la misma, asumir una óptica más amplia.
Será preciso cambiar la percepción del hecho acontecido hace 188 años, hacerlo con una mente más abierta, emplear enfoques múltiples, con ángulos diferentes, que permitan una visión holística pero, sobre todo, teniendo presente que la historia la hacen los hombres con sus actos y que éstos siempre, como apuntó Ortega y Gasset, tienen indefectiblemente una relación directa con la circunstancia que les toca vivir.
A 188 años de su firma, los Tratados y ésta bendita tierra donde fueron signados podrían estar en el umbral de su reconocimiento. La cercanía del Bicentenario del inicio del movimiento de Independencia parece ser la coyuntura propicia para destrabar resistencias y reparar añejas injusticias. Es ferviente deseo que así sea y sirva eso para impedir que se disipe en el vendaval de lo incomprensible y lo desconocido, la fecha señera del 24 de agosto de 1821.
Parece irónico que habiendo sido los propios Tratados de Córdoba un pacto político con el que concluyó la lucha por la libertad del pueblo mexicano, la posibilidad de que por fin se valore su importancia para el advenimiento de nuestra vida independiente, se requiere también de un acuerdo de carácter político, de la búsqueda de un consenso entre las visiones diversas, entre las ideologías que coexisten en la sociedad nacional y tienen representación en el Legislativo, sobre esos sucesos del pasado, a fin de que se admita que si bien no en su forma ideal ni más acabada, en Córdoba se gestó el México independiente, ese que aún sigue construyéndose, casi doscientos años después.

tavolara62@yahoo.com

No hay comentarios: