miércoles, 11 de noviembre de 2009

La decisión de Irma

Salvador Muñoz
Los Políticos

La disyuntiva que tenía Irma a la hora del parto era salvarse o salvar.
Si decidía la primera, moría su bebé; si decidía la segunda, vivía su bebé.
Irma entonces se aferró a una esperanza: Al sagrado corazón de Jesús, a quien encomendó su alma y la de su hijo…
A ciencia cierta, Irma, mujer que acaba de cumplir 79 años, no puede explicar con detalles las razones por las que su hijo podía morir si ella se salvaba o morir ella, si su hijo vivía, pero comprende una cosa: No permitiría que el ser que llevó en su vientre muriera aunque no fuera un “hijo planeado”.
Si Irma hubiera nacido en los años dorados de la Grecia pos-Socratiana (¿se dirá así?), Platón le hubiera recomendado que abortara, aun cuando tenía 39 años de edad. Sí, “recomendado” porque esa decisión era sólo y únicamente de la mujer.
Si Irma hubiera sido celta, pensar en la muerte de su bebé sería un insulto para las divinidades que se relacionan con la fertilidad y la reencarnación.
En la antigua Roma sí permitían el aborto, aunque curiosamente, al momento del parto, si el doctor hubiera visto que estaba en peligro la vida de Irma y la de su bebé, hubiera rebanado el vientre de ella y tratar de salvar al producto ¡en honor al César! ¿de ahí vendrá la famosa “cesárea”?
Hubo un tiempo entre los griegos que consideraban al aborto y al infanticidio como una medida para controlar el crecimiento de la población.
Si bien ahora en un gran número de países está permitido el aborto con ciertas restricciones no deja de ser un tema polémico.
Las restricciones, en lo particular, me parecen razonables: interrupción del embarazo en causales como violación, inseminación artificial no consentida, que ponga en peligro la vida de la madre, o en caso de algún trastorno físico o mental grave. Creo que hay tiempos y modos para el aborto… no soy docto en el tema, pero sí sé que Santo Tomás o San Agustín hubieran puesto el grito en el cielo si Irma hubiera pensado en salvarse porque considerarían que cometería un homicidio… creo que en la Edad Media, con un cristianismo en su apogeo, Irma hubiera sido desterrada si se hubiera salvado y el bebé muerto.
Hoy, en Veracruz, causa revuelo una reforma que se pretende hacer al artículo Cuarto de la Constitución Política de Veracruz: “el estado garantizará el derecho a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, como valor primordial que sustenta el ejercicio de los demás derechos del individuo. La ley determinará los casos de excepción a la protección de la vida del no nacido” que me imagino que son las “restricciones” comentadas líneas arriba.
Hay sectores que consideran esta reforma como un atentado a su libertad de decidir.
Es válida su opinión y perspectiva.
En mi caso, yo estoy en contra del aborto y no sé cuál sería mi reacción ante un ser querido que estuviera en los casos de excepción que marca nuestra Constitución.
Creo que lloraría, como dice mi amigo Luis Rodríguez Zavala.
Si bien nuestras Leyes cubren aspectos que creo son esenciales para la práctica del aborto, la libertad de decidir no se debe circunscribir tan sólo en la mujer sino compartirla con el varón, pero no desde el “estoy embarazada”, sino desde “quiero hacer el amor contigo”.
A lo mejor si invirtiéramos más en educación sexual que en hacer leyes y falsas moralinas, tendríamos niños felices y sobre todo, mujeres más felices…
No sé qué hubiera pasado con Irma si hubiera perdido su fe y hubiera dejado a su libre albedrío la decisión de salvar su vida…
A lo mejor no hubiera conocido a Salvador, como así le puso a su hijo…

e-mail: dor00@hotmail.com

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