viernes, 22 de octubre de 2010

Milagros

Salvador Muñoz
Los Políticos

El domingo se celebra a San Rafael, por lo que la feligresía católica habrá de abarrotarse en el corazón religioso de la capital veracruzana: la Catedral de Xalapa.
Por un lado, habrán de cantarle las mañanitas al santo Guízar y Valencia y celebrar que hace cuatro años fue canonizado (un 15 de octubre) por el Papa Benedicto XVI… Aunque júrelo que habrá más gente que vaya ¡por un milagro!
Así es, nuestra idiosincrasia nos permite siempre esperar un milagro que cambie el prisma de nuestras cosas cuando más les hace falta.
¿Recuerda haber pedido el milagro de aprobar un examen? ¿Recuerda haber pedido el milagro por la sanación de algún pariente? Bueno, sin duda, la mayoría de los lectores se habrán visto en algún predicamento, o lo habrán de ver, para entonces pedir un milagro.
Y es curioso, porque mientras hoy atribuimos a la palabra una acepción de intervención divina en un hecho adverso para con nosotros, para los latinos, sencillamente era una expresión de admiración en “¡Mirari!” cuando veían un eclipse, quizás el arcoíris, una tormenta eléctrica, la traslación de la luna o una lluvia de estrellas… y entonces se dio el “Miraculum”. Es decir, algo que salía de su entonces lógica y conocimiento y rompía con el ordinario sistema natural de las cosas.
Por supuesto, “Miraculum” no tiene que ver con la admiración de ver un buen trasero tipo JLo, Kim Kardashian o más local el asunto: Salma Valgarma Hayek Jiménez, que, de paso sea dicho, antes tenía más “pechuga” pero ahora tiene más “lana” que por cierto, no se ha visto por estos lares durante la contingencia.
Así que, usted decide si seguir sorprendiéndose ante los fenómenos que rompan con su entendimiento o rogar por un milagro… sí… yo igual ruego, no por uno, sino por varios milagros al santo Guízar y Valencia en este su santo, valga la redundancia:
¡Oh Dios! que en el santo monseñor Rafael Guízar y Valencia nos ofreces un modelo de fidelidad al Evangelio y de Pastor, según el corazón de tu hijo, concédenos por su intercesión los siguientes milagros:
* Libra de la tentación en este fin de semana que no habrá Operativo Alcoholímetro en la capital xalapeña, a Toño Flores Vargas, Tomás Ruiz, Eduardo Andrade Sánchez y a Juan Humberto Sánchez García…
* Ampara con tu gran misericordia a todos los alcaldes ratas para que no pisen la cárcel al terminar su administración pero que devuelvan la lana, como así lo reza Mauricio Audirac.
* Ilumina al próximo gobernador de Veracruz para que no ponga “Sisis” (Sí transan, sí roban, sí echan hueva, sí defraudan, sí endeudan, sí nos joden, sí etcétera) en su gobierno como el que hoy casi concluye…
* Concédele la gracia para contar un chiste a Jon Rementería porque la cara de payaso ya la tiene.
* Da fe a los damnificados de todos los lugares en que hubo desgracia en Veracruz, porque la fidelidad ¡se les está acabando!
* A los funcionarios salientes, llénales el corazón de dicha y paz porque sus bolsillos ¡ésos ya van llenos!
* Anima con tu soplo divino a todos los ediles huevones que ya tienen un pie fuera para dejar el changarro…
* Así como tus palabras son santas, igual sea la de Memo Herrera y antes del 10 de noviembre, tenga listo el pinche puente peatonal de Lázaro Cárdenas.
* Que tu omnipresencia divina, no tan extensa como la de Fidel, cobije a Javier Duarte…
* Pero por sobre todas las cosas, ilumínanos santo Guízar y Valencia para que nuestras nuevas autoridades, ya sean del Congreso, municipio y estatal, no nos agarren más de pendejos…
En el nombre del maztle, del mixtle y del cacomixtle que te comiste… ¡amén!
(Rece fervientemente esta oración siete veces, en la mañana, tarde y noche, y es posible que al menos, se nos conceda uno… con eso de que en política se dan muchos milagritos…)

PD Ningún santo fue afectado, lastimado o dañado en la realización de esta columna.

e-mail: dor00@hotmail.com
Twitter: @cainito

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