lunes, 20 de diciembre de 2010

Peligro en las zonas petroleras

Luis Alberto Romero

El constructor, profesional egresado del IPN en las carreras de Arquitectura e Ingeniería Civil, ordena el comienzo de los trabajos de cimentación y al realizar las labores de excavación, sus obreros le indican que el terreno está lleno de ductos instalados por Pemex; la empresa no pudo continuar con los trabajos por el riesgo potencial que implicaban las tuberías metálicas. Ante ello, el inge –como le conocían los albañiles– se comunicó con el responsable de Protección Civil municipal y con personal de la paraestatal, quienes acudieron al lugar.
Es Poza Rica en diciembre del 2009. El personal enviado por Pemex manifestó que no tenía conocimiento si esos ductos estaban activos; de hecho, ni siquiera sabía el enviado de la paraestatal para qué clase de hidrocarburos habían sido instalados.
El director de Protección Civil indicó que no existía un atlas de riesgo en el municipio, porque Pemex no informaba al ayuntamiento la localización exacta de sus líneas. Su recomendación, en todo caso, fue más o menos la siguiente: “rompan los ductos para hacer sus cimientos; si hay explosión o derrame, ahí se verá; si no pasa nada, ya chingamos”.
Afortunadamente para quienes nos encontrábamos cerca del lugar, no pasó nada pues se trataba de líneas en desuso; lo lamentable es que Pemex no considera necesario integrar o actualizar su atlas de ductos y líneas, por lo que los municipios asentados en zonas petroleras se encuentran sobre verdaderas bombas de tiempo.
Apenas hace unos días estaba en Coatzacoalcos, donde un asentamiento densamente poblado, Mundo Nuevo, se ubica sobre ductos de Pemex; el ayuntamiento de esa importante ciudad petrolera, al igual que en Poza Rica, no cuenta con un atlas de riesgo ni tiene identificados los ductos; en ese lugar no saben si se trata de líneas en desuso y en todo caso, también desconocen si tienen hidrocarburo rezagado. El riesgo es evidente.
Nuestra entidad ocupa el Tercer lugar nacional en producción de petróleo crudo y el primer lugar en producción de petroquímica básica, con 80 por ciento del total nacional.
Asimismo, Veracruz ocupa el primer lugar en robo de combustible, por las llamadas "tomas clandestinas de chupaductos", y es en la zona norte, principalmente entre los límites de Papantla y Tihuatlán donde se registraron del 2007 a la fecha, el mayor número de siniestros.
Los riesgos en los que vive la población son graves, al grado de que las constantes fugas también por el mal estado de las tuberías provocaron estragos y temor entre los habitantes de comunidades como La Grandeza, Donato Márquez y El Palmar, entre otras, del municipio de Papantla, sobre todo durante el 2008-2009.
Otro siniestro grave que no desencadenó afortunadamente en explosión, pero que sí afectó el Río Tecolutla, fue el provocado por la negligencia de un par de "chupaductos" que en una pipa estaban robando combustible cerca del puente El Remolino, abandonando la unidad y dejando que miles de litros de crudo fueran a parar al cauce del río.
Los daños ecológicos fueron graves; Pemex tuvo que invertir mucho dinero en el saneamiento del río, y a la fecha los culpables continúan prófugos.
En la zona norte, hay infinidad de líneas de PEMEX, que se "asoman" a la superficie, muchos tubos son utilizados como paso de peatones, a pesar del riesgo. Otros se desgastan por estar a la intemperie, y los motivos son muchos, pero los trabajos de reparación y mantenimiento son casi nulos.
Sin embargo, dado que la paraestatal genera millones de pesos por la explotación de pozos petroleros en la zona norte, cuando comenzaron a registrarse las fugas y a detectarse mayor presencia de "chupaductos", hubo político que tomaron como bandera la causa, y decidieron denunciar a Pemex por el daño causado, así como por los riesgos, exigiendo no solamente que diera mantenimiento a sus tuberías, sino además que construyera escuelas, caminos, y muchas otras cosas más, que correspondían al Gobierno municipal atender.
La tensión fue tal entre la paraestatal y los grupos políticos disidentes, que llegaron a bloqueos de pozos, generando pérdidas millonarias a Pemex, además de que hubo voces que aseguraban que no todas las fugas ni ductos en desperfecto fueron culpa de chupaductos o de las vetustas líneas, sino de los propios políticos que trataban de de dañar la imagen de la empresa; que ya de por sí estaba muy desgastada ante la sociedad de esa región.
Cabe mencionar que lo ocurrido recientemente en el estado de Puebla, ya se sufrió en Papantla, en el campo San Andrés, en los años sesentas, cuando un pozo explotó y fallecieron muchas personas, ahí, los sobrevivientes a la desgracia, aún recuerdan ese hecho con dolor, a pesar de haber pasado medio siglo de aquel siniestro.
Hoy, la explosión ocurrida en San Martín Texmelucan, Puebla, que cobró la vida de 28 personas, debe convertirse en una llamada de atención para que se realice un trabajo de investigación, a fin de determinar la localización y el estado en que se encuentran los ductos de Pemex.

luisromero85@hotmail.com

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