El enemigo está en casa

Fernando Hernández Fernández
El Marcaje

Los días en Mérida, para la cobertura de la Olimpiada Nacional, me sirvieron para corroborar que el principal enemigo del Instituto Veracruzano del Deporte está en casa y tiene un objetivo más que claro, la cabeza del director, Rafael Cuenca Reyes.
Y es que prácticamente Fallo está solo en el cargo, no fue el caso de otros rectores en épocas pasadas. Él sólo tiene a su mano derecha, Gina, como su asistente y párenle de contar. No hay otro incondicional.
Carlos Sosa Lagunes se rodeó de su gente en puestos claves. José Luis Izquierdo hizo lo propio, aunque en esa época empezaron las incrustaciones de otros equipos de trabajo, porque era más que obvio que Alejandro Cárdenas, Liliana Allen e Ydalia Pérez no tenían nada que ver con él.
Igualmente, Roberto Bueno Campos tenía a sus hombres de confianza en donde requería soporte, pero al ver los cargos existentes en la actual administración del Instituto Veracruzano del Deporte se ve que Cuenca Reyes está muy solo.
Y es que “su equipo” está conformado por tres vertientes diferentes y que cada una quiere agua para su molino para que su gallo respectivo tome la dirección del IVD, órgano que sí tiene poder y maneja muchos millones de pesos en el recurso.
Fallo tiene como su segunda de abordo a la secretaria técnica Fátima del Ángel Palacios, que fue candidata a esa silla con el respaldo del tío del gobernador, Cuauhtémoc Duarte, pero que hasta el momento no ha recibido la oportunidad. Tiene enfrente un bloqueo enorme y aparte muchos sectores de la prensa especializada no la quiere.
Además, hay individuos que la culpan de la campaña de desprestigio existente sobre el Instituto, debido a una serie de correos electrónicos llegados a los medios de comunicación donde se exhiben los salarios de los funcionarios y lo poco o nada que han hecho, tanto en la actualidad, como en administraciones pasadas. El detallito es que el nombre de la mujer que conquistó el Polo Norte no aparece y por eso ha sido señalada.
Vámonos a otro que quiere. Raymundo Moral Arteaga, elemento ligado al ex panista Gerardo Buganza Salmerón, hoy secretario de Gobierno en la entidad, y que en el pasado hizo pública su intención de guiar al IVD, pero que a su alrededor tiene una situación a la de Rafael Cuenca y Fátima, está muy solo.
Y al final está el grupo más nutrido, que prácticamente gobierna el Instituto, y que ya, como en antaño, comenzó a recibir quejas tras los viajes de Olimpiada Nacional; se trata de los “sosistas”, unidad a la que bauticé así porque fueron los trabajadores aliados a Carlos Sosa Lagunes en el sexenio de Miguel Alemán Velasco como gobernador, así como en el primer año de Fidel Herrera Beltrán.
Casualmente, a la usanza de aquellas épocas, volvieron a verse los desgastantes viajes por tierra a lejanas sedes, más de 16 horas en carretera para atletas, entrenadores y delegados, cuando parecía que se había abolido eso. ¿Problemas financieros? Pudiera ser, pero hay algo que se llama educación, y es algo que no mostraron algunos, como es el hecho de avisarles a los profesores que regresarían a la entidad en autobús ya estando en Mérida y no antes.
Artemio Valero Concepción, cubano que iba como jefe de misión en Mérida, volvió a enseñar el cobre y afirmó que todos, pero absolutamente viajarían por tierra porque no había vuelos. No creo que él se haya subido al camión, realmente no me consta, pero no lo creo y lo más raro es que sí había disponibilidad en aerolíneas, pero prefirió mentirle a su director, a Fallo, que le quedó más que claro que no puede confiar en gran parte de sus subordinados.
Ellos quieren seguramente que ascienda Carlos Sosa Ahumada, chavo amable, pero muy verde aún para un cargo de director, así que seguramente tendría el coacheo de Carlos Barcelata Lagunes que ya se relame los bigotes, pero que ya hace seis años me tocó ver que maneja la misma línea de “Ley de Hierro” sobre los atletas, delegados y padres.
Hasta la vista.

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