martes, 10 de mayo de 2011

Madres y Padres

Salvador Muñoz
Los Políticos

Yo--¿Cómo estás?
Ella--Fui al panteón...
Yo--Lo tuyo es excepcional... eres de las pocas personas que entran y salen del panteón como si nada...
Se ríe... y retoma la plática.
Ella--¿Quién crees que se murió?
Yo--Ni idea...
Ella--Rafael Zaragoza...
Mi mente se remonta a Orizaba: El hijo del Dumbo, ese joven obeso, robusto, de sonrisa fácil y siempre de tan buen humor que cada vez que me veía, en lugar de decirme “Chava”, me decía “René Casados”.
Yo--¡No me digas!
Y me empezó a dar la lista de los últimos velorios, entierros y misas de cuerpo presente a los que ha asistido.
Yo--¿Te das cuenta que nuestras últimas pláticas versan sobre gente que se muere?
Ella--¡Qué nos queda! ¿Cómo están por allá?
Yo--¡Bien! Te quiero, cuídate.
Ella--¡Dios te bendiga!
Le dije que le iba a enviar un obsequio... ni siquiera me tomó en cuenta. Claro. El único regalo que siempre pide es verme u oírme. Así es mi madre.
II
En el día de la madre, destaca un padre.
Los argumentos que da Alberto Silva en el portal de noticias “Al Calor Político”, para haber actuado contra quienes se supone pretendían extorsionarlo, no les veo vuelta de hoja: “un bebé no puede ser objeto de extorsión”.
Alberto Silva Ramos es, creo, como nos gustaría que fuera el resto de los políticos: humano.
Exhibe virtudes y a la vez defectos.
¡Ojo! Tener un hijo ni es defecto ni es error. Lo sería si hubiera dejado al garete a esa criatura, pero no sólo lo reconoce, sino también lo hace extensivo a todos. Quienes nos involucramos en las redes sociales conocimos a su hijo recién nacido. Orgulloso, mostraba a Emiliano en varias fotos.
Sí, Silva Ramos, al igual que usted, yo y quien quiera, también puede tener diferencias con su pareja porque son, al final de cuentas, tan iguales a usted, a mí, a todos, torrente inagotable de inquietudes, genial contradicción de lo perfecto.
Cuántas parejas políticas no hemos conocido, perfectas, inmaculadas, exactas en la cima del poder. Sonríen, se besan, se abrazan, y al final, se separan.
Miguel Alemán y Christiane Magnani rompen la regla. Han pasado los años y ahí siguen, siempre juntos, cariñosos, amorosos.
De otras parejas políticas se habla mucho. Ustedes las vieron, sonriendo pero entre los mismos funcionarios algunos hablaban de pactos, de acuerdos, para aparentar algo que sencillamente estaba lejos de ser.
Alberto Silva nos da un ejemplo de sinceridad, lejos de falsa moral, de apariencias. “Tuve un hijo fuera del matrimonio”... ¿cuántos hombres han dicho eso? Quizás muchos, en el círculo de machos, pero pocos tienen el valor de aceptarlo ante su propia familia, ante su esposa, ante la sociedad.
De mi parte, comparto la opinión de Silva Ramos: “un bebé no puede ser objeto de extorsión” y quizás con un agregado: Ni nadie.
Para mí, Alberto sale ganando... en lo humano, en lo social... ¡y hasta en lo político! Y nadie me quita de la cabeza que Silva Ramos... algo quiere.

III
Pregunto: ¿Corremos peligro los reporteros chayoteros? Si es así, desconozco mi oriundez orizabeña ¡y me declaro xalapeño!

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