El PAN de hoy, el PRI de ayer

Arturo Reyes González
Burladero

Los raquíticos ingresos de la mayoría de los mexicanos provocaron un choque de opiniones entre el precandidato, perdón, el secretario de Hacienda y también distinguido militante de Acción Nacional, Ernesto Cordero, y el gel boy mexicano, el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, lo que derivó en un reto machín, de frente, sin tapujos, a un quien vive ante los compatriotas para ver quién es más chicho en dicho tema.
¿Qué fue lo que dijo Henri Peña? Respuesta: que 50% de los mexicanos viven en estado de pobreza.
Ante esto, cual si fuera todo una leyenda de los cuadriláteros del debate, mister Bean o el Cordero de Dios –porque no dude que al rato diga que hasta los pecados nos va a quitar– haciendo gala de su talento lanzó de manera oficial la invitación a combate: “…Yo invitaría al gobernador Peña Nieto a que, cuando él quiera, acepte debatir para compartir, para discutir y comparar lo que fueron 70 años de gobiernos priístas contra 10 años de gobiernos panistas”. ¡Tómala!
Más allá de lo que en estos casos pudiéramos estar pensando al respecto, esto es, dónde se llevaría, cuándo, ante quienes, los temas, incluso desde el inicio, si es viable o no, quién se rajaría, cómo se vestirían, etc., etc., creo que hay algo de fondo, un pequeño detalle que aunque luzca aventurado se debe de tomar en cuenta.
Mire lo que son las cosas de la vida política: el Partido Acción Nacional va a llegar a los dos sexenios en el poder, en palabras del Cordero de Dios, son “70 años de gobiernos priístas contra 10 años de gobiernos panistas”.
Reiteramos a propósito la cifra, diez años de gobiernos panistas, que van a llegar a doce el próximo año, el de la elección presidencial.
¿Cuántos de los jóvenes que para entonces tengan 18 años cumplidos o un poco más de edad, 19, 20, incluso 23 o 24, han vivido si no la mayor parte de su vida, al menos la mitad, esos 12 años equivalentes a dos sexenios panistas, envueltos en un escenario de crisis, desempleo, escándalos, corrupción, y llegarán con 6 de inseguridad, asesinatos, masacres, tiroteos, bombas, descabezados, narcofosas, violaciones a los derechos humanos, entre otros?
¿Cuántos? ¿Cuántos de ellos están conscientes o tienen una idea plena de que el Partido Acción Nacional, el PAN, con Chente Fox, su esposa Martita, sus hijos los Bibriesca, quienes por cierto resultaron unos excelentes gestores de obra pública y negocios nacionales, entre ellos el de la vivienda, son, fueron el cambio en ese país ante los 70 años priistas que refiere Cordero?
No dude que para muchos de estos jóvenes que han desarrollado y desarrollan etapas tan importantes de su vida como las de los estudios, adolescencia, juventud, formación profesional y universitaria, en medio de un complicado escenario nacional, el cambio, el cambio lo puede representar el PRI y Enrique Peña Nieto.
¡Así como lo lee! ¿Lo había pensado usted, le había pasado ya por la mente?
Que, claro, el cambio nos referimos a la alternancia, al cambio que en su momento Vicente Fox representó, el cambio de partido en el poder, no a un cambio definitivo en el rumbo del país, el cual vemos complicado de concretar, pero no debemos de perder la esperanza de alcanzar.
Puede que los chavos y las chavas mexicanas de nueva generación hayan escuchado malas, muy malas referencias sobre el Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero para ellos sólo son historias de antaño, leyendas, algo lejano y del pasado en el que no han profundizado; por qué lo aseguro, porque es parte de las nuevas generaciones el asumir sin indagar, por cómodo y rápido.
Es tanto que la comedia satírica mexicana que se proyecta en la película la Ley de Herodes, del año 1999, dirigida por Luís Estrada (hoy para muchos de ellos él es conocido pero por el filme “El Infierno”), es desconocida, es una peli vieja de hace 12 años que no han visto y otros ni siquiera escuchado.
Así es que se trata de un tema realmente complicado para el PAN y para Cordero, que en el ambiente colectivo juvenil ellos son lo que en otros tiempos fue el PRI.
¡Increíble, pero cierto!

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