martes, 23 de agosto de 2011

De Reliquias y Marcelo


Salvador Muñoz
Los Políticos

Era un niño la primera vez que lo vi. No entendía el porqué llamaba la atención de la familia pegada al televisor. En cuanto bajó del avión y se arrodilló para besar el suelo, me sacudió. Pero lo que realmente me conmovió fue la canción: “Tú eres mi hermano del alma / realmente el amigo...” ¡lloraba sin saber el motivo! Quizás era el manejo de cámaras y el dulce canto de ese coro o sencillamente había quedado fascinado con la figura de Juan Pablo II.
Crecí con él, viví la devoción de mi madre por él y el cariño que se suscitó a lo largo de mi vida para con él.
Era un líder, un ser fantástico, carismático y decían que sumamente inteligente. Vaya, que el poco español que hablaba y que parecía mucho, lo aprendió durante el vuelo que hizo para llegar a México. Igual, si nada más se aprendió “México, siempre fiel”, hubiera sido suficiente. Con eso tuvo este país para enamorarse del Papa.
II
He escuchado en las noticias el borlote que se traían en la Catedral de México ante la llegada de las reliquias de Juan Pablo II... que no había seguridad para tenerlas allí... que las autoridades federales los habían dejado solos... que han ocurrido varios incidentes que menguan la seguridad que debieran tener las reliquias...
Para este día, parece que el tema de la Seguridad por las Reliquias ha quedado resuelto... pero... ¿cuáles reliquias? Ah, pues una anforita con la sangre de Juan Pablo II...
III
El cristianismo es raro. Goza de esa magia por adorar cosas, objetos ¡y hasta muertos! Sí, es parte de esa necesidad que tenemos muchos humanos por conceder a una deidad el control de nuestro destino... así, un instrumento de tortura, como la cruz, pasó a ser el símbolo por excelencia de una de las religiones más grandes del mundo...
Pero no es nada más eso... el cristiano adora todo lo que esté alrededor de quien consideren santo, mártir o beato. Bueno, precisamente a esos objetos, se les llama Reliquias.
En Xalapa tenemos al Santo Rafael Guízar y Valencia quien además de ser adorado, mismo trato reciben todas las cosas que estuvieron en su entorno. No es malo. Es hasta cierto punto respetable y cada quién puede opinar y hacer lo que crea conveniente con sus creencias y dogmas.
Y ahora que el tema es el Papa, me llama la atención el objeto a venerar con la “visita” de sus reliquias: un frasco con algo de su sangre.
IV
Cuando enfermo el Papa, y adelantando una posible transfusión, se extrajo su sangre pero al final, Karol Wojtyla no necesitó de ello porque falleció.
Cosas curiosas de la modernidad que los primeros cristianos hubieran deseado, no como en aquellos tiempos...
Sí, el culto por las reliquias es tan viejo como el mismo cristianismo.
Así que, cuando los romanos disfrutaban viendo a los mártires cayendo en las fauces de las fieras, en la primera oportunidad que tenían, sus seguidores rescataban los restos (que realmente ese es el significado de “reliquia”... lo que sobra), entre los que incluían, además de lo que quedaba del cuerpo, ropas, instrumentos de tortura y hasta sangre si podían obtenerla a través de telas o esponjas.
Por supuesto que, al paso del tiempo, hubo gente que pagaba por obtener reliquias y, por supuesto, había gente que aseguraba tener reliquias de santos que vendía a buen precio. Así, hubo por ahí que clavos, que maderos, que astillas, que prepucios (sí, prepucios) de todos los santos y mártires empezando por Jesús de Nazareth.
La Santa Iglesia tuvo que poner un alto o más bien un Certificado de Autenticidad para que no se abaratara el culto a las reliquias, o lo que es lo mismo, los Cristianos no adoraran gato por liebre.
V
En Nápoles, durante tres ocasiones en el año, se adora a la sangre de San Jenaro... no me pregunte cómo es que tienen en un pequeño recipiente parte de su sangre que fue derramada al ser decapitado en el Siglo III... sí, también tienen la cabeza.
El asunto es que dicen que esa sangre, al ser agitado el frasco, pasa de lo sólido a lo líquido a la vez que el sacerdote encargado del acto, sentencia “He aquí el milagro”.
Por supuesto, en la sangre de Juan Pablo II no hay milagro, sino un coagulante que permite a los hemofílicos cristianos ver un líquido rojo lleno de vida... espiritual.
VI
Por fin, después de que la Catedral pusiera el grito en el cielo y exhibiera a las autoridades federales de que no brindaban la seguridad suficiente para exhibir las reliquias de Juan Pablo II, Marcelo Ebrard entró al rescate y la Iglesia está feliz porque ya les garantizó que él se encargará de que habrá orden y el respeto necesario en este acto cristiano. Así que a partir del 5 hasta el 8 de septiembre, podrá disfrutar de este evento religioso... salvo que usted sea Chiqui-Drácula, el Vampiro Fronterizo o Eugenio Derbez (por sangrón) y Marcelo Ebrard no lo deje entrar. Al César lo que es del César...

e-mail: dor00@hotmail.com
twitter: Los_Politicos

1 comentario:

Rodolfo Plata dijo...

OPIO DEL PUEBLO: Soy católico y seguiré siéndolo aunque difiera del dogma; por ello, lucho por estructurar la fe conforme a la razón, a fin de perfeccionarla. Me indigna sobre manera que la Iglesia promueva la idolatría, el fanatismo, el oscurantismo, la superstición y el mercantilismo religioso; causales de la Reforma Luterana; sin embargo nuestro pontífice insiste en enajenar a los fieles utilizando un muñeco de cera como totem sagrado. Y a causa del severo daño moral a la sociedad, demando ante los Tribunales Judiciales a Benedicto XVI y al clero mexicano por el delito de charlatanería obligándolo a que pruebe objetiva y científicamente el poder milagroso de las reliquias de Juan Pablo II.
http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DE-LAS-RAICES-CRISTIANAS-DE-EUROPA-LAICA