lunes, 31 de octubre de 2011

Borracho llegó el borracho…

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel


“Llegó borracho el borracho”, canta José Alfredo Jiménez, y bien que muchos lo recordamos, como nos acordamos de Lola Beltrán y Chavelita Vargas, por mencionar sólo a algunos que, con tequila de por medio, nos cantaban música vernácula. Ese es el mexicano, pues… Que la vida no vale nada, chingaos.
Pero en sentido estricto, mucho mal ha causado y causa el alcoholismo; ahí están las estadísticas, accidentes y muertes que provocan dolor, penas y arrepentimientos… vaya, cruda moral. Quizás por eso en el extranjero nos caricaturizan como borrachines, aparte de tragones, flojos y pénjamos (digo, no a todos, eh).
En fin, que parece que la manera de beber de los mexicanos y sus consecuencias coloca a nuestro país en un nivel de más alto riesgo por arriba de Estados Unidos y del promedio en América Latina, como se asienta en algunos estudios. Incluso, la directora del Instituto Nacional de Psiquiatría de la Secretaría de Salud (Ssa), María Elena Medina Mora, dijo que a diferencia de otras naciones, en México el problema “no es sólo cuánto bebe la población y qué toma, sino qué conductas tiene después de beber”. En la madre… O sea, que somos muy violentos o de plano no sabemos chupar… digo, perdón, tomar o beber. Pos es que la vida es tan cruel…
Pero ya en puntos serios (ay, güey), de veras que no hay moral, ya ni la burla perdonan nuestros diputados federales. De todo tenemos: faltistas, güevones, bravucones, parlanchines, ignorantes, vacacionistas, viajeros, viejeros… ¡Uff¡ Una miscelánea de legisladores que parecen que trabajan por el pueblo, pero en realidad velan por sus propios intereses y los de su grupúsculo de poder. Esto lo requetesabemos… ¿Hasta cuándo esta situación? Pos hasta que realmente nos cansemos, pero los mexicanos aguantamos un chingo. Ajá…
Y un agregado más: ahora hasta beben en las sesiones. Que borrachos sean, pos eso qué… Pero que beban o lleguen crudos o hasta ebrios a la sesión, realmente no tiene madre… ¡Les vale madres todo! ¿Qué podemos esperar?
Realmente da tristeza y coraje. Si seguimos así, valiéndonos madre todo, sencillamente estamos al borde del abismo.
El Diccionario de Medicina Patológica, publicado en Londres en 1892, clasifica a los borrachos por los procesos intelectuales que los lleva a emborracharse; así se derivaron tres clases: 1. Instintos anormales: defectos morales que llevan a beber en busca de un equilibrio moral; 2. Tendencias anormales: falta de gusto, pasión, o habilidades mentales, que llevan a beber para alcanzar un equilibrio mental; 3. Impulso, donde el alcohol es secundario. La razón de beber es sólo un impulso patológico.
¿Dónde se inscriben los diputados federales? ¿Dónde nuestras autoridades? ¿Dónde ustedes, mis fans? Yo, la verdad, mejor les digo: ¡Salud!
Ahí se ven

De cinismo y anexas
Enrique Jardiel Poncela escribió que el pudor es un sólido que sólo se disuelve en alcohol o en dinero. ¿Será cierto, mis diputados y autoridades? ¿Será cierto, mis fans?

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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