jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Actividad Paranormal?

Salvador Muñoz
Los Políticos

Al final vi “Actividad Paranormal”... no fue el viernes porque era muy entrada la noche, y a la mujer ya no le agradó tanto la idea... la vimos el sábado, con la luz prendida y que conste, no fue por mí... sino por la mujer.
Sólo una escena me impactó de esa película: Cuando la protagonista se levanta de la cama, en actitud de sonámbula y de pie, durante un lapso considerable, se pone al costado donde duerme su pareja... después, vuelve a la cama como si nada pero ha sido grabada por cámara colocada ex professo para tomar cualquier cosa que ocurra mientras duermen.
El hecho de que alguien me observe mientras duermo, tan solo de imaginarlo, me impactó.
No tuve que esperar mucho para vivir esa pesadilla en mi despertar.
Y no fue sugestión, para nada.
Claro, tampoco fue un muerto.
II
Hablando de muertos, los zombies son de las películas que casi no me gusta ver. La única que no me pierdo por nada es la de “Resident Evil” y eso por una razón simple pero a la vez poderosa que me hace soportar casi hora y media del cuasi-infarto: Milla Jovovich, la única dama que si me dice “Deja a tu mujer, vente conmigo”, me pondría a pensar.
Platicando con los amigos aficionados a estas cosas de zombies o muertos vivientes, les lancé la pregunta: ¿Quién es el primer zombie que registra la historia?
La respuesta fue inmediata: ¡Jesús de Nazareth!
Por supuesto... con cierto aire de triunfo que no podemos evitar cuando sabemos que hemos ganado, les dije que estaban equivocados: “Es Lázaro”...
III
A veces considero que nuestra sociedad es de cierto modo hasta zombie. Sus movimientos son mecánicos, autómatas, casi como robots pero más lastimeros. Salga a la calle, vea sus rostros, no expresan más que angustia, enojo, furia... si ve que alguien le sonríe, tiene suerte... en estos días difícilmente uno puede encontrar a personas vivas... es más, que vivan felices.
¿Quién dijo que los muertos estaban encerrados en los panteones? Si están en plena calle, a veces incluyéndolo a usted, a mí, a nuestro pueblo que a veces se conforma con decir: “así es la gente”, “así es el sistema”, “así somos”...
IV
Me encuentro a Don Chepe, un viejo singular como el buen Juanito, que todos los días, con su diablito, busca entre los contenedores de basura, cartón “para sacar aunque sea para un taco”.
Pero Don Chepe no busca cartón, él siempre lleva su moruna bien afilada, un rastrillo y una rama en forma de paloma que le sirve para jalar la yerba. Don Chepe siempre tiene historias que contar, algunas tristes, otras extraordinarias, como la herencia que les dejó su padre: ¡centenarios! los mismos que se quemó por culpa del maldito vicio.
En sus historias, siempre se caracteriza por refunfuñar de todo... de sus hermanos, de su yerno, de su cuñado... al expresarse de sus hijas (dice que son cinco), lo hace con amor pero no puede soportar al esposo de la menor. “Se cree mucho porque es de Perote”, dice. Su hija y el yerno se fueron a vivir a su casa ubicada en un terreno de 12 metros de ancho por 60 de largo... Me señala la casa de un vecino y me dice que cuando se ofrece a cortarle el pasto mucho muy crecido, éste le dice siempre que “no tengo dinero”... Me dice que al menos él, saca a diario 50 pesos y tiene pero el tipo dice que “nunca tiene dinero para que le corten el pasto”...
Se retira. Aun con sus casi 70 años a cuesta, se ve fuerte. Quien lo viera caminar, lento en esas botas desgastadas, dijera: “Ahí va un muerto”, pero Don Chepe es más vivo que muchos de mis vecinos.
V
Así que si sumamos mi trauma por “El Exorcista” y el estado catatónico en que viven muchas de las personas de nuestro vecindario, de nuestra sociedad, de nuestro estado, de nuestros políticos, el lector quizás pudiera entender mi miedo a las películas de terror (exceptuemos Vampiros y Hombres Lobos, historias que me fascinan)... y por ello, habrá de entender cómo, después de ver “Actividad Paranormal” y más la escena de la observación sonambulante que le platiqué al inicio de mi lectura, viví este raro fenómeno:
Es domingo, casi las seis de la mañana, abro mis ojos ante un ruido cercano y lo que veo me deja frío: Una sombra negra me observa fijamente. Trató de despertar pues el miedo de mí se está apoderando. Su cara, cubierta de pelo, se me acerca y percibo su aliento ¡y su nariz fría! ¡Es mi perro que me pide que lo saque a dar la vuelta! ¡Todo un caso de “Actividad Perro-anormal”! Terror de domingo por la mañana... ¡muy por la mañana!

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