lunes, 14 de noviembre de 2011

Chip de la conciencia cívica

Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel

Hace unos días, en un noticiero radiofónico, un paisano radicado allá en el país del norte, comentaba que en México los ciudadanos somos apáticos, que no participamos en política y ni siquiera damos a conocer nuestros puntos de vista, que no comentamos y muchos menos criticamos las propuestas de los políticos, los programas de gobierno, sólo andamos lamentándonos y le echamos la culpa al otro. No sé que tan cierta sea esta apreciación, pero creo que en cuanto a la apatía algo tiene de razón, porque esa dejadez, desgano, desidia, abandono… lo he visto más a manudo, como que nos da pereza ya intentar o seguir luchando por una vida mejor ante tanto desorden político gubernamental, donde más se enquista la corrupción e impunidad. (Y ojo, dije “donde más”, porque donde quiera se cuecen habas, vaya, hasta en las mejores familias).
En fin, que cada día los mexicanos somos más medrosos y no actuamos; preferimos guarecernos en el ahí se va, sálvese quien pueda, si no puedes contra el enemigo, únete a ellos; total, mientras no toquen a mi familia… la indiferencia andante.
Lo bueno es que no todos los mexicanos somos así; aún hay gente bonita y valiente que, desde su trinchera, hace lo que le corresponde pa’ que mañana nuestros hijos tengan un país en paz y pleno de certidumbre financiera, social, cultural y etc. ¡Qué utopía!
A propósito de su libro Manual del Poder Ciudadano, en entrevista Ulrich Richter Morales expresó que a la gente le da mucho temor y se encuentran alejados del poder, “la gente asocia poder con una situación no tan transparente y con cierta apatía. Tenemos ya el esquema de que la clase política se encuentra lejos de nosotros. Lo que queremos es el poder de manera individual, que lo tengamos como ciudadanos. Nosotros conservamos la esencia de ser ciudadano y vamos a ser ciudadanos toda la vida, no un ente, sino que está en nosotros. Es lo que se trata de ver. No queremos detentar el poder, sino que el país mejore. Es como “conocerse a sí mismo”, conocer todas las herramientas que tiene un tema toral en el país”.
¿Pero cómo hacerle pa’ que nos movamos más y seamos más partícipe en la construcción de un México lindo y seguro? Ulrich Richter comenta que “el chiste es activarnos y prender el chip de la conciencia cívica. Debemos tener la conciencia de respetar las reglas, permearnos la opinión pública y los medios. Debemos volcarnos a una gran cruzada por la educación. Barack Obama ya lo dijo, referente a México: falta educación. ¿Quién más quieren que se los diga al gobierno federal o al IFE? Abre el manual, abra la caja y ya está… Debemos crear escuelas de ciudadanía que se vuelquen a las calles”.
Sencillo, ¿no? ¡Educación…! Entonces sí que estamos de la chingada. Héctor Vasconcelos señaló hace poco que tenemos un sistema educativo y político que pareciera que no quiere que los mexicanos piensen para que sigan aceptando la intolerable desigualdad económica, la corrupción, las inmensas lacras del supuesto sistema democrático.
Ya lo creo que sí. El investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM, Raúl Domínguez, señaló una sociedad sin empleo, donde los niveles de bienestar se desploman, la tasa de pobreza aumenta, la riqueza se concentra y no hay ley que valga, busca gente acrítica, “estamos ante un colapso de lo educativo”.
En la máuser, porque como se sabe, la verdadera condición del sometimiento no es la pobreza sino la ignorancia.
Ahí se ven.

Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

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