martes, 13 de diciembre de 2011

¡Las tortillas!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Por favor, estimado lector, imagine el siguente pasaje:
Doña María del Perpetuo Socorro Ofelia Nieto Sánchez saca de su monedero algunas monedas; toma una servilleta, de ésas bordadas con hilos de múltiples colores que dibujan con sus derechos y revés una hermosa flor, y llama al pequeño Enrique, quien tendrá como seis años.
Es un día decisivo para su vástago pues será la primera vez que se aventure a salir solo, a la esquina de la calle, a comprar tortillas...
–Hijo, por favor, puedes ir a comprar un kilo de tortillas con don Maseco... checa bien el cambio porque luego es medio tramposo...
Por supuesto... sólo con una gran cantidad de imaginación pudiera ser posible recrear este pasaje ficticio... estoy seguro que doña María del Perpetuo Socorro Ofelia Nieto Sánchez jamás mandó a su hijo, hoy precandidato del PRI a la presidencia, por tortillas...
II
En descargo de Enrique Peña Nieto, el mexicano, el hombre, la persona, puedo decir que no está obligado a saber a cómo está el kilo de tortillas... aun cuando después de que se lo pregunté a Fernando, Ariel, Fili, Josué y hasta “Ataúd”, mi caricaturista favorito, quien no sólo me presumió el costo del kilo de tortillas sino también el de tomate... quién sabe...
El kilo de tortilla lo compro a diez pesos en la expendedora más cercana a mi casa que está a unos diez minutos a pie. En Walmart está a seis pesos, no estoy seguro, pero allí no me gustan las tortillas porque al calor de la parrilla, ¡se hacen mini-tortillas!
Luego entonces, si bien Enrique Peña Nieto es “inocente” por no saber el precio del kilo de tortillas, sí puede considerarse “culpable” tan solo por su respuesta: “No soy la señora de la casa”. ¡Ouch!
Pero... ¿qué podemos esperar de un joven que desciende de ex presidentes municipales y ex gobernadores? su educación está basada en “ser” no en “saber ser” y por lo tanto, está visto que él quiere “ser presidente”, no “saber ser presidente”... ¡vaya! una especie de “Principito”.
III
Lo que no podemos negar en Peña Nieto es que se ha convertido en una especie de promotor de la Cultura General que bien podría ser hasta la figura del famoso juego de preguntas llamado “Marathon”. A raíz de sus pifias, ha logrado que tanto políticos como no políticos se esmeren por saber lo que el mexiquense sencillamente no sabe.
Hoy, es imperdonable que nadie sepa tres libros y sus autores, así como el salario mínimo en el país y, por supuesto, el kilo de las tortillas y si se puede, hasta del azúcar, el tomate y por ahí, frijoles y leche... pa’ que no haya lugar al albur.
IV
El “No soy la señora de la casa” implica una especie de machismo malentendido. Si bien, es cierto que las mujeres son más acuciosas en términos de compras, ahorros, comparación de precios y gangas, y el hombre es más pragmático a la hora de realizar una compra, la economía familiar en estos días no se puede entender sin la cooperación de las partes que comprenden una familia: esposo, esposa, hijos, abuelos, sobrinos, etcétera... claro, me refiero a la economía de la familia común en nuestro país... porque si imagino a la familia Peña Nieto-Rivera, si comen tortilllas, de seguro mandan a la chacha... ¡y de harina por favor!

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