domingo, 22 de enero de 2012

Rojo que te quiero rojo

Marco Antonio Aguirre Rodríguez
Místicos y Terrenales

Y ese color que supuestamente había sido desterrado, volvió con toda la fuerza de una marea crecida; de rojo se vistió el Museo Interactivo de Xalapa para que se diera la asunción de Erick Lagos como dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional.
Si no era el rojo Fidel, si se parecía mucho a ese tono, porque aún cuando en algunos actos de Enrique Peña Nieto, el para-candidato del PRI a la Presidencia de la República, el rojo predomina, este no es el color que mayormente usa el exGobernador del estado de México en sus presentaciones.
Roja fue la corbata que llevaba Erick Lagos, al igual que la del Gobernador Javier Duarte de Ochoa; roja era la capa que usaba la esposa del Gobernador, Karime Macias, al igual que la chamarra que portaba Jesús Aguilar Padilla, representante personal del presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, Pedro Joaquín Coldwell (por cierto, ¿de la dirigencia nacional del PRI no pudieron mandar a algún secretario?. Hubiera sido bueno, aunque sea para simular el alejamiento del que se habla del priismo veracruzano con el grupo que ya cubre a Enrique Peña Nieto).
Pero de un tono rosa fue la corbata de Jorge Carvallo, quien además este domingo se dio hasta el lujo de placearse un rato por una de las grandes tiendas de supermercado, como pocas veces lo hace.
El suyo era como que la extensión del mensaje ¿quién dijo que ya nos habíamos ido, qué ya teníamos menos fuerza que una botella de agua mineral destapada?.
Feliz, radiante, sin prisas, como pocas veces se le ve.
Se le notaba, pues, el gusto por la nueva dirigencia priista estatal.
Como que ambos tienen identificación directa en la misma corriente política.
También, con la sonrisa por delante y coronando su guayabera roja, llegó Ranulfo Márquez, quien se muestra como fidelista que és.
Aunque no todos los exfidelistas llegaron de rojo, algunos dejaron ese color que en su tiempo portaban ostentosamente para todos lados, entre ellos el alcalde de Poza Rica, Alfredo Gándara Andrade, aunque roja si era la chamarra de Salvador Manzur, el presidente municipal de Boca del Río, o la blusa de las alcaldesas Zita Pazzi y Elizabeth Morales.
Ah, rojo que te quiero rojo.
Marcos Theurel, el presidente municipal de Coatzacoalcos, no llegó de rojo, porque su pertenencia de grupo político está con Marcelo Montiel, el secretario de Desarrollo Social del gobierno del estado; tampoco tuvo ese color Edel Alvárez Peña, exalcalde de Coatzacoalcos, quien estaba en primera fila del presídium, al igual que Enrique Jakson, este último más inexplicablemente que otros, porque nada tiene que ver con la dirigencia estatal del PRI, ni tampoco llegó como enviado del CEN de su partido; a lo mejor el lugar se lo dieron porque ahora es el secretario técnico del consejo político nacional y ya no sólo un asesor del Gobernador.
Asesor del gobernador Javier Duarte, igualmente, fidelista además, con corbata roja incluso, Tomás Carrillo, quien se coló hasta el presídium también, esperó después del evento a que le dieran posesión como subsecretario de Gobierno, pero al parecer el evento se reprogramó para el lunes 23 de enero.
De Coatzacoalcos también, Juan de Dios Sánchez Abreu, el secretario de Organización del PRI estatal, pero la suya era una camisa no roja, tal vez para estar al tono del alcalde de allá.
En cambio los casi-candidatos al Senado de la República, los Yunes priistas, fueron ubicados en lugares lejanos al presídium; y Pepe Yunes llevó una camisa en tonos rosa, mientras Héctor Yunes portaba su corbata roja.
Porque roja también era la guayabera de Juan Nicolas Callejas Arroyo, que aún cuando es dirigente magisterial, su militancia sigue en el PRI e incluso es el coordinador de los diputados federales priistas. Y de ese color, pero no tan intenso, la camisa que llevaba Harry Grappa, duartista de corazón.
Duartista también, pero por nexos de infancia, el casi tocayo del nuevo dirigente estatal del PRI, Erik Porres Blesa, el secretario de Desarrollo Económico del gobierno duartista, quien llegó con una guayabera blanca, tal vez porque no es priista, pero aún así quedó en el presídium del acto partidista.
Oh, rojo que vuelve rojo.
Y de un rojo claro, casi rosa, eran las camisas que portaban, cada uno, Felipe Amadeo Flores Espinoza, el procurador de Justicia del estado, y el secretario de Educación de Veracruz, Adolfo Mota.
En cambio Alejandro Montano, identificado plenamente con Miguel Alemán, dirigente estatal de la CNOP, portó camisa blanca y corbata en franjas rojas y azules.
En ese mar rojo, el Gobernador llegó al MIX junto con su esposa, y su equipo de seguridad le abrió paso en esas aguas políticas, para que no lo tocasen los priistas ni con el pétalo de una solicitud.
Al igual que en los eventos públicos del gobierno del estado, sonó la música oficial de su gobierno (¿acaso llegó ahí como Gobernador de Veracruz?, ¿fue el equipo de Acción Social del gobierno del estado quien armó el tinglado?).
En ese ambiente Erick Lagos rindió protesta y emitió su primer discurso como dirigente estatal del PRI, en el cual le dijo al Gobernador Javier Duarte: “grande es este momento. El líder es usted señor Gobernador”.
Y eso complació a Javier Duarte, quien sonrió.
Erick Lagos prosiguió, con el anuncio de que el PRI se prepara para ganar las elecciones de este 2012.
Los hijos del fidelismo regresaron al PRI. Los nietos del fidelismo se quedaron con el tal vez en la próxima ya nos toque, porque las esperanzas no las pierden
Rojo que va, rojo que viene.
Color de la sangre, de ese liquido del cual los terrenales ya no queremos ver que corra, porque ya no haya necesidad de derramarla.

AGUA QUE FLUYE 
TELEFONOS PENALES.- En octubre del 2008 se dieron una serie de reclamaciones públicas por las extorsiones telefónicas que sufrieron varias personas; entonces se reiteró que las llamadas telefónicas de extorsión salían de los penales.
El gobernador de Veracruz en aquella época, Fidel Herrera, anunció que se instalarían equipos para controlar y grabar las llamadas telefónicas que salieran de los penales y así poder estar seguros de que no se extorsionaba a alguien.
Lo único que se hizo fue un convenio con Teléfonos de México, empresa que controla los teléfonos de paga colocados en los penales, para que colocase una grabación en la que se advertía al receptor de la llamada que la misma se originaba desde un teléfono fijo y público colocado en el interior de una cárcel.
El convenio en esa época lo firmaron el entonces Secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar Pérez, el director de Prevención y Readaptación Social, Cirilo Rincón Aguilar y el director de la división golfo de Telmex, Darío Fernández Lizardi.
Pero las llamadas de extorsión se hacen desde teléfonos celulares que son introducidos de manera clandestina en los penales.
Y eso era precisamente lo que buscaban los elementos de la Marina que intervinieron los penales de Veracruz a principios de este año, así como armas e incluso drogas.
Pero en fin, para no caer en especulaciones, mejor retomamos la declaración del Secretario de Gobierno, Gerardo Buganza, de que se instalaran “inhibidores” de salida de llamadas telefónicas originadas desde aparatos celulares, lo cual se hará en nueve centros penitenciarios.
La declaración se hace como un gran triunfo, pero en realidad implica un reconocimiento de que a los penales siguen entrando objetos que están prohibidos y, lo peor, que se les maneja sin que nadie evite su uso.
Pero ya que se dice que ahora sí se va a tapar el pozo, ojalá que esto ocurra y no quede –otra vez- en sólo una declaración.

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