Los Políticos
Muere Whitney Houston. Aun cuando algunos recordaron su triste vida en torno a las drogas, creo que la mayoría la recuerda por esa rolita melosa que fue tema de la película “El Guardaespaldas”.
Sí, pudiera decir que la cantante fue muy popular por dicha canción que hizo el himno para muchos “elementos de seguridad” hoy convertidos en prominentes políticos como Javier Méndez Rivera.
Sí, puede que para la Prole, el nombre no les diga nada, pero para la clase política, la privilegiada, sepan quién es Javier Méndez Rivera, más si se le refiere con el apodo con el que se hizo famoso: El Cobra.
Bueno, el chiste que contaban y que cuentan ahora que es alcalde de Tecolutla, es que cuando preguntaban quién era Javier Méndez, respondían: “El Cobra... bueno, él cobra, pero su Jefe es quien recibe el dinero”.
El Cobra pues, era el Jefe de Seguridad, el Guardaespaldas, el Guarura, de Fidel Herrera Beltrán.
En reciprocidad por “sus servicios”, el entonces Gobernador lo convirtió en Alcalde de Tecolutla.
¿Era tan popular El Cobra como para ser postulado como candidato a la alcaldía de Tecolutla?
Me puede decir que los votos hablaron... que la democracia se hizo efectiva (o en efectivo), pero si echamos un vistazo al pasado, a 1988, la pregunta igual funcionaría: ¿Era tan popular Carlos Salinas de Gortari como para ganar la presidencia de la República?
Vamos a otros tiempos para ser más equilibrados: ¿Era tan popular Felipe Calderón como para ganar la presidencia de la República?
Y siendo más localistas: ¿Era tan popular Javier Duarte como para ganar la gubernatura?
La respuesta para sendas preguntas es igual con un resultado similar: No, no eran populares y sin embargo, “ganaron”.
A qué voy con ello.
Bueno, en la mayoría de los partidos que pretenden competir por las diputaciones federales y senadurías, así como por la Presidencia de la República, apuestan a llevar a sus candidatos más populares para triunfar.
El asunto es que a veces, el término “Popular” no tiene la misma acepción para unos que para otros.
Vamos a poner un ejemplo: Reynaldo Escobar.
¿Lo considera Popular?
¡Por supuesto que es Popular! Todo mundo lo conoce. Sabe del triste papel que hizo recientemente como Procurador de Justicia, donde no sólo ofendió la inteligencia de los veracruzanos, sino lastimó a una madre con sus declaraciones a la ligera en torno a la desaparación de su hija.
Eso es lo más pronto que se nos ocurre. Es popular, está en boca del pueblo.
Otro ejemplo: Los precandidatos al Senado por el PAN.
Julen, Pipo, Chiquinando.
Es seguro que la clase política tenga un termómetro exacto de quién es quién entre estos tres... pero la gente, la que vive más preocupada por sobrevivir este día que atender la “grilla”, ¿tendrá alguna idea de quiénes son éstos que pretenden llegar a la Senaduría? La misma tesis se puede aplicar a los otros partidos.
Ahora que si nos referimos a los candidatos a la Presidencia de la República, creo que si hay alguien popular entre Peña Nieto, Josefina y López Obrador, es el tabasqueño. Lleva más de seis años en permanente presencia ante los mexicanos. Amado, odiado, defendido y vitupereado. Tiene sus pros y contras el ser popular porque ello no implica sólo ser querido.
En fin... el caso es que si hay alguna ventaja en ser popular (sea de forma negativa o positiva), es que la mayoría de la gente no tiene memoria.
Aunque, como hemos visto, también el ser popular no implica la garantía del triunfo seguro. Para ello está “nuestra democracia”.
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