miércoles, 6 de junio de 2012

Me equivoqué con Fox

Sergio Vaca Betancourt Bretón

En 1998 durante las campañas de Luis Pazos para Gobernador y de Roberto Bueno y mía para Diputados Locales, Vicente Fox que entonces era Gobernador de Guanajuato vino a apoyarnos, causándonos la impresión de ser franco, derecho, dicharachero y “echado para adelante”, en suma un ranchero buena persona, digno de confianza.
En el 2000, en su campaña por la Presidencia de la República, regresó a Veracruz y estuvimos con él (Roberto y yo que éramos candidatos a Diputados Federales) en un mitin celebrado en el zócalo, donde dijo de manera contundente “vamos a sacar al PRI de los Pinos”. Recuerdo que luego de que alguien le entregó una piñata con la figura de Carlos Salinas de Gortari, la tiró al suelo y con sus enormes botas la pisoteó, gritando “esto merece el Salinillas”.
Fue tan convincente que en el puerto de Veracruz obtuvo la mayor votación de los 300 distritos electorales y ganó la Presidencia porque millones de mexicanos creímos en él. Pensé que su administración sería diferente a las del PRI y ejemplar, dando un nuevo rumbo a México. Me equivoqué y lo reconozco.
La desilusión empezó antes de que tomara posesión, porque siendo Presidente electo, algunos Diputados Federales Panistas de Guanajuato, que conocían a Fox desde que había sido Gobernador me dijeron “no esperes mucho de Fox, es muy limitado, Carlos Medina Placencia fue mejor Gobernador”.
Después quiso tomar posesión en el Auditorio Nacional, no en el Palacio Legislativo de San Lázaro, a lo que nos opusimos en una votación interna cerca de 170 Diputados Federales (éramos 208) de Acción Nacional por considerar que era un acto faraónico impropio de cualquier Presidente emanado del PAN. Tal propuesta, desechada por nosotros, ni siquiera llegó al Pleno de la Cámara.
Luego pretendió aplicar IVA a las medicinas y las colegiaturas. Como nadie se enferma por su gusto y en mi campaña ofrecí que de ganar la Diputación Federal procuraría que lo que se paga por colegiaturas fuera deducible de impuestos, encabecé la férrea oposición de otros 42 Diputados Federales del PAN a dicha iniciativa, por lo que el Dip. Federal Felipe Calderón Hinojosa decía que yo era el líder del Bronx Panista (los rebeldes que no acatan la línea).
En agosto de 2001 los legisladores del PAN tuvimos un encuentro con Fox en Puerto Vallarta, y para que él platicara con nosotros, retiraron a los medios de comunicación. Fox tomó la palabra y dijo: Mi administración tiene rumbo y color: Busca el bien común y es blanquiazul. Hubo pocos aplausos. Añadió: Es panista. Se escucharon más aplausos. Concluyó: A todos los panistas, adherentes o miembros activos, que han solicitado colaborar conmigo, se les ha dado un cargo. Al oír eso grité “no es cierto”. De inmediato encendieron las luces y Fox preguntó ¿Quién dijo eso? Alcé la mano, me identifiqué y con un micrófono que me pasaron aclaré: El Sr. Fernando Marín, que como candidato externo compitió el año pasado por la alcaldía de Soledad de Doblado, obtuvo el primer lugar en el examen que se hizo hace poco para ocupar el cargo de Delegado de Sagarpa en Veracruz y el Sr. Javier Usabiaga, que es el Secretario y está a su lado le comunicó que no lo iba a nombrar por “ser Panista”, lo que es falso y además injusto.
Muchos me aplaudieron y Diego Fernández de Cevallos se acercó para decirme “me gustó lo que dijiste, seguramente en 2006 tendremos el primer Presidente de la República Panista”. De la conducta actual de Fox advierto lo siguiente:
Nunca fue Panista. Se aprovechó del PAN para ser Presidente.
Tiene pésima memoria. Primero apoyó a Peña Nieto, se desdijo y respaldó a Josefina, y al final pide el voto para Peña Nieto.
Busca su conveniencia. Está con Peña Nieto porque cree que va a ganar y seguramente pretende, entre otras cosas, cobrar sus servicios ganando impunidad para los hijos de Martha Sahagún (hasta en Estados Unidos son investigados), quienes bajo su protección se volvieron millonarios.
Ojalá que no avergüence más al PAN, de plano que se afílie al PRI, ese es su lugar, será recibido como todos los traidores, con aplausos al principio y desprecio luego.

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