miércoles, 13 de junio de 2012

¿On´tá mi querida libertad?

Erwin Bárcenas Oliveros
Un clavo al Ataúd

Mi señor padre siempre supo bien catalogar a mis hermanos y a mí sobre lo que podíamos hacer, basándose en las actitudes y aptitudes de cada uno...
Dentro de los rubros que más definió por nuestras personalidades, estaba el de la diplomacia: Al más chico de los varones lo catalogó como el que podía ir a comprar, aquél que sirve para convencer y lograr un buen negocio o un buen trato. Al mediano siempre lo ha visto como el negociador, ése que envías para pactar, aminorar los daños o renegociar las deudas o malentendidos; un tipo con mente clara y boca elegantemente pacificadora. A mi hermana, la menor, le quedaba como anillo al dedo el papel de la administradora, la que ponía los tiempos para que las cosas se hicieran a manera que resultara cómodo y prudente cualquier pacto.
A mí me tocó ser el que envías para cobrar, el de boca dura y poca tolerancia; el perfecto tipo que llega a cobrarte de parte del jefe... pagas o te quiebro el dedo.
Desafortunadamente para mis excelentes y bien entrenadas habilidades, la vida que mis tiempos me brindaron, no han podido ser bien explotadas; es más, no han sido siquiera contempladas y menos requeridas, pues como a la mayoría de los que vivimos en este país, me tocó ser la parte deudora o consumidora.
Como pueden ver, tuve que ser relegado a la crítica, al análisis de lo que pasaba en el hoy muy de moda "Tejido Social"; desarrollar aptitudes como el dibujo y la fotografía... estudiar artes y ser aun dentro de ese ambiente, un incómodo en un mundo dedicado a la plástica, al arte y al concepto muy elevado, siempre encima de la vida mundana del ser urbano, del político o del ente capitalista; vida a la cual yo me refería en cartones, dibujo o fotografía en la mayoría de las veces... de nuevo me encontraba en un ambiente que sentía mío, pero el cual me veía como alguien que era demasiado agresivo para los límites de las bellas artes.
Una vez esculpido... digo, escupido con honores de la Fac de Artes, busqué espacio dentro del mundo del cartón político, de la caricatura social, un lugar que por definición me da libertad de usar todas esas habilidades y capacidades que había mantenido amarradas en los demás ámbitos de mi vida... tristemente me he ido topando en diferentes momentos en que este espacio también me pide no ser lo que soy: "Cuida a nuestro amigo, no ataques a nuestro diputado, no toques a aquél que es primo de la señora que le cocina al dirigente aquel"...
Y si intentaba entrar al otro lado del espacio democrático, no era posible que un monero o caricaturista estuviera en desacuerdo con el idilio de la izquierda ensoñadora: "Pero cómo es que no crees en los ideales de este líder que nos llevará de la mano a un país donde todos vamos a tener libertad, ¡calla mejor si no lo vas a apoyar!", retirando de tajo esa libertad que tanto prometen para el futuro...
Dicho todo esto, espero hoy les haya entregado un breve memorándum del porqué, del cómo, es que no encuentro razón para no ser lo que siempre he sido: no soy un negociador, no soy un comprador, no soy un administrador... soy un tipo con facha de golpeador e ideales de cobrador.

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