miércoles, 5 de septiembre de 2012

El Gol de la impunidad

Salvador Muñoz
Los Políticos 

Quien visita Xalapa, queda maravillado por sus callejones, los pocos callejones que aún el tiempo se niega a perder ante la avalancha de modernidad que sumerge a la Atenas veracruzana…
Quizás entre los callejones sea el más visitado el del Diamante, donde la romería de vendedores artesanales y de productos chinos se confunde con la marea de gente que atraviesa por allí.
O qué decir del callejón de Jesús Te Ampare, el más fotografiado y pintado por los nostálgicos.
Podemos citar también el Callejón del Obispo, el de la Calavera, el de Rojas y muchos más, pero el que me llama la atención esta vez es el del Callejón de Corona por dos razones…
La primera razón, es muy sencilla: No sé si sea considerado como Callejón aunque por su estrechez, a mí me lo parece.
Aunque en realidad (la segunda razón), la relevancia que le doy al Callejón Corona es por un hecho curioso que ayer miércoles se suscitó durante la Guardia que se dio en el monumento a Hidalgo en el parque de los Berros.
Le tocaba temprano la Guardia al ayuntamiento de Xalapa. Había un lugar específico que ya estaba reservado para que allí estacionara su vehículo la presidenta municipal y tranquilamente descendiera al bello parque de esta ciudad.
Los demás acompañantes de la alcaldesa, reporteros y demás, tuvieron que buscar un lugar donde aparcar y entonces, caminar hacia el pedestal de Hidalgo.
Cuando ya todos estaban aglomerados en torno al Padre de la Patria y a la Madre de la Ciudad, un claxon insistente llamó mi atención.
Allí, sobre el callejón Corona, un vehículo estorbaba el paso de otras unidades que bajaban a la calle Diego Leño así como el paso de peatones, pues había invadido la banqueta…
Un atento agente de Tránsito de inmediato se dirigió al punto donde sonaba el claxon… ¿y qué creen que hizo? No, no levantó infracción al carro mal estacionado ni le quitó las placas… ¡solicitó al del claxon que invadiera la otra banqueta y pasara!
Para eso, atrás de ese vehículo mal estacionado, una camioneta blanca ya se había aparcado siguiendo el mal ejemplo.
Niños que se dirigían a la escuela a pie, madres y padres que los acompañaban, tenían que descender al arroyo para poder continuar su camino… sólo un perro de tamaño mediano podía pasar por entre la pared y el carro en el pedazo de banqueta que había dejado.
No soy muy bueno para los carros desde el momento en que poco me agradan pero vi que era de la marca Volkswagen, tipo Gol Sedán, color café claro, con quema-cocos. Las placas TXK 70-70 del estado de Puebla.
¡Rayos! ¿Pues de quién pudiera ser tal coche para que se le perdonara las ofensas citadinas?
Ya ve cómo es uno de cuzco y me acerqué. En la parte de atrás, un chaleco de Gobierno del Estado, de esos de color rojo, daba respuesta a mis dudas sobre la impunidad.
Me retiré del lugar para tratar de ver el evento que para esos momentos, ya casi terminaba.
Se empezaba a desperdigar la gente cuando entonces vi a esa mujer de tacones altos dirigiéndose sola, hacia el callejón Corona… vi el calzado, limpio en su suela, lo que implicaba que traía zapatillas nuevas o sencillamente usaba vehículo para trasladarse y si bien gozaba de buena pantorilla, ¿a poco se aventaría a subir al centro en calles algo empinadas? Mi mirada la siguió y justo cuando un carro mostraba desesperación porque no podía pasar al lado del Gol Sedán de la impunidad, aceleró su paso y subió al carro…
La dama era la dueña del carrito impune…
Es claro una cosa… nuestros funcionarios gozan del privilegio para estacionarse donde se les pegue la gana. ¿A poco no? Bien pueden parar el tráfico porque bajarán o abordarán justo enfrente de Palacio de Gobierno o sencillamente cerrar las calles como se les antoje… uno los identifica porque tienen “placas oficiales”… pero esta damita traía placas de Puebla y el agente de Tránsito sencillamente parecía más cuidar el carro (o la chamba) antes que hacer su trabajo…
Así que si usted un día ve mal estacionado un carro placas TXK 70-70, mejor péguele la vuelta, puede que traiga patente de corso y usted saldría perdiendo haciendo coraje porque sencillamente no puede pasar.

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