viernes, 7 de septiembre de 2012

Que la sangre no llegue al río

Fernando Hernández Fernández
El Marcaje  

La determinación de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional de darle el partido administrativamente a los Halcones Rojos Veracruz sobre Halcones UV Xalapa generó diversas reacciones. Desde la postura, en redes sociales, de aficionados jarochos que hubo “justicia divina” o que el equipo capitalino es un “tramposo”, hasta el grado de que la gente que apoya a los albicelestes tachó de “maricones” y “chillones” a los porteños.
Esta situación seguramente agravará la ya de por sí tensa relación que existe entre los dos equipos, en la que ya el odio deportivo ha rebasado históricamente la duela y ha habido agresiones tanto físicas como verbales de uno y otro bando, en la duela y fuera de ella.
La sombra de cuatro títulos de la UV por apenas uno de los escarlata ha pesado, porque los comparativos son malos y ha encendido de más una rivalidad regional que con situaciones como la de esta semana complican más las cosas.
Realmente espero haya cordura de ambas partes y se pelee ahora en lo legal, con acciones y reacciones, pero sin que la sangre llegue al río y no como surgió la idea de aficionados xalapeños de “preparar algo” para la visita de los jarochos en un futuro, porque eso es de retrógradas, no debe de pasar, es un juego, un entretenimiento, no es un asunto de vida o muerte.
Es cierto que hay muchas cosas raras en la protesta de los Halcones Rojos. Dudas que a mi gusto no han quedado resueltas y que benefician notablemente a la escuadra presidida por Leónides Rodríguez, que históricamente se ha quejado mucho de lo que hace la organización xalapeña, le preocupa mucho eso, a veces me parece que hasta más que lo que deja de hacer su propio equipo.
Recuerdo alguna ocasión en El Nido, llegó un refuerzo (realmente no recuerdo el nombre), pero el elemento no obtuvo su registro, supuestamente, a tiempo, por lo que los árbitros y jueces de mesa notificaron a los emplumados albicelestes, antes de comenzar el partido, que el jugador no podía estar siquiera en la banca.
También sucedió hace un par de campañas con Víctor Mariscal, que había sido baja temporal por lesión y por una situación similar el jugador tuvo que aguantar ese encuentro, pero siempre con un aviso anticipado al silbatazo inicial.
Entonces ¿por qué no sucedió lo mismo el martes pasado en el Benito Juárez? ¿Por qué nadie se dio cuenta que un basquetbolista supuestamente inelegible estaba en la banca? Porque si a ésas vamos, cualquier persona no acreditada se puede sentar ahí, y no habría garantías para los actores del compromiso.
Tampoco capto por qué un elemento no registrado en la hoja de alineación aparece en las estadísticas del juego en vivo y por qué los hombres de la mesa le permitieron hacer el cambio por Gregory Vargas a falta de 2:01 minutos de terminar el primer periodo, para jugar 1:24 minutos y luego salir de la duela por todo el alboroto que se armó.
En fin, hasta el momento la LNBP le dio la razón a Veracruz, vendrá la apelación y la pugna en la mesa, porque en la duela quedó claro que el duelo inaugural en el puerto jarocho tuvo un equipo que le pintó la cara al campeón en su propio terreno, y ése fue el comandado por Ángel González.

Hasta la vista.
fhernandez1980@gmail.com

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