miércoles, 5 de diciembre de 2012

Aunque sea de Policía

Erwin Bárcenas Oliveros
Un Clavo al Ataúd 

Al instante de mirar el reloj, veo que ya son las 3:02 de la mañana de un viernes de Septiembre, cuando doy cuenta de que ya es hora de partir a mi casa, me despido con un robo de beso de mi novia y procedo a la valiente travesía hacia la avenida principal para tomar un taxi.
Mientras termino de acostumbrarme al frío de la mañana, acurrucándome entre mi sudadera y varios pendientes del nuevo día, se estaciona frente a mi persona, la honorable patrulla-camioneta o camioneta-patrulla (dependiendo del lado de la calle donde se le vea), que religiosamente vela en las noches por la seguridad de la gente que juraron proteger, quien sea que sean esas afortunadas gentes.
Desde la comodidad de la ventanilla, el oficial, imagino yo, a cargo de la unidad, “procede a proceder” a preguntarme con tono de autoridad desvelada:
–A ver jovenazo, ¿qué hace por aquí a estas horas?, ya es tardecito ¿no? 
Mientras intento explicarle lo que es el amor y las consecuencias de no querer dejar a la reina de este palacio, el experto en cateo e inspección corporal individual de la unidad en cuestión, realizaba sobre mi persona una exhaustiva investigación para descartar que mi facha de mafioso gangster italo-jarocho no cargara armas, objetos prohibidos como libros, periódicos o tarjetas de banco; me piden mi credencial de elector; preguntan acerca de mi nombre, dirección, ultima vez que me confesé y razón por la que me paré precisamente en esa calle.
Una vez terminada su rutina, el oficial baja de la camioneta, a sabiendas de que está a salvo del presunto culpable (y con razón, ya que los 15 a 40 cm de altura que le tengo de ventaja a ambos) me comenta que esa zona de la ciudad ha tenido en los últimos días denuncias de robo, por lo que deben estar pendientes de cada desconocido... lo cual me puso más intranquilo al ver que entonces su trabajo no era realizado con tanta efectividad. Abordando de nuevo su unidad, se alejaron dejándome a medio encuerar después del cateo y con la duda de si no se habrían llevado algo de mis pertenencias... lo cual me haría un excelente detective, ya que acabaría por descubrir a los posibles ejecutores de los robos a esa zona.
Este evento me puso a reflexionar sobre la profesión que estos miembros de las fuerzas del orden y la ley ejercen… me planto sobre las necesidades y requerimientos tanto en estudios como profesionales deben ejercer en lo que es, tal vez, la profesión que más exigencia debería tener.
Conocimientos en derecho civil, penal, psicología, dirección, preparación en manejo de multitudes, control de armas, o sea, varios aspectos generales que la sociedad tanto urbana como nacional, presentan. Eso es, en lo general, lo que una profesión que a diario se enfrenta con todos los espectros de la ciudadanía, exige y requiere más que el uso de armas, estrategias anticrimen o aplicación táctica de "gases lacrimógenos contra quienes nos digan feo", aunque no dejen de ser adiestramiento importante.
Pero en contrasentido, la profesión de policía en México no solo esta desvalorada sino ultra-devaluada… en la escala de los empleos, la encontramos casi en el fondo.
"Ya no la hice de albañil, de barrendero, no me dan chamba en la fábrica" o "me corrieron de mi casa", suelen ser los detonantes para la frase que termina definiendo la decisión final: "Pos me voy de poli… Aunque sea de policía".
Es así como el circulo decadente se cierra en torno a la diferencia entre los oficiales arduamente preparados en los colegios o escuelas que salen en la televisión, y los "tiras", "la Chota", son la realidad que permea en las calles, buscando presuntos culpables en las avenidas seguras y alejándose, ya sea por órdenes o a sabiendas de que lo bueno es alejarse de los problemas de los demás...
Bajo esta perspectiva, no sea extraño que tanto pueden sospechar de cualquiera parado en la calle esperando un taxi, como pueden someter, golpear y lastimar sin chistar a gente que por razones que ellos no entienden, bajo el escudo de "estamos preparados para manejar esta situación" porque al final, es por el bien de todos.

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