Los Políticos
Justo cuando ya veía mi estatua de Paciente Zero (así, con Zeta para que se vea con más chaché...) ante lo que yo creía haber abierto la Caja de Pandora a una nueva enfermedad, el resultado echó por los suelos mi calentura de grandeza: Tenía dengue.
Un dolor de cabeza que superó tranquilamente a mis amigas de la vida (las migrañas) junto con fiebre, me llevó a la cama y después a una clínica para terminar en un hospital en las manos de una epidemióloga.
El terror a las agujas desapareció ante el primer piquete que según habría de desaparecer el dolor de cabeza y la temperatura... pero no... tanto fiebre como cefalea persistieron y tuvimos que pasar a otra fase: examen de sangre.
Igual... mi temor a las agujas ni lo recordaba... sólo restaba esperar los resultados.