martes, 22 de enero de 2013

Los juegos del hambre

Salvador Muñoz
Los Políticos

Con la publicación del decreto sobre el Programa Cruzada contra el Hambre, despertamos con la no grata noticia de que nuestro estado próspero tiene hambre.
En descargo de Veracruz, en mayor o menor medida, ¡todo el pinche país tiene hambre!
Esa debiera ser la noticia, pero no… la nota es que Enrique Peña Nieto va a combatir al jinete del caballo negro que cita el Apocalipsis.
¿Debemos pensar que el hambre es otra herencia de Calderón (dixit Héctor Yunes Landa)? No, porque de cierto modo, los programas asistenciales (paternalistas, por mejor decirlo) trataban de combatir la pobreza extrema en que se encuentran millones de mexicanos, claro, sin el toque dramático que hoy el gobierno de Peña Nieto le pone… ¡Hambre!

La mención de la palabra por sí, no espanta… saber que millones de mexicanos la sufren, golpea en el rostro como el viento helado que azotó a Perote la madrugada de ayer… ¡je! no sé ustedes, pero el efecto mediático creo que ha de estar funcionando…
Por supuesto, este tipo de programas no son nuevos y su objetivo por lo regular son los mismos… beneficio social.
Quién no recuerda a Carlos Salinas y su programa Pronasol, contraído bajo la palabra “Solidaridad”, a la fecha aún criticado por parecer una urgente necesidad de tratar de borrar la incredulidad de la población mexicana ante lo que fue un evidente fraude…
Solidaridad se apoyó no sólo en los recursos del Gobierno, sino en la participación organizada de la población (exactamente como lo impulsa hoy Enrique Peña Nieto y Javier Duarte con su “Adelante”), promovidos con un sentimiento de nacionalismo y de desarrollo social.
Cómo no recordar el video guango donde varios artistas de Televisa cantaban “Solidariiidaaad”… ¿la recuerdan?
Y a pesar del programa, los problemas siguieron tanto que, cuando llega Ernesto Zedillo, implementa Progresa (Programa de Educación, Salud y Alimentación), que consistía en dar becas para alimentación y educación a las y los niños más pobres del país. Dichos apoyos eran entregados directamente a jefas de familia.
Progresa sólo pedía a las beneficiarias acudir a cursos de salud por lo menos una vez al mes, así como acudir a las consultas ginecológicas para seguir recibiendo el beneficio económico, que por lo general llegaban hasta con dos meses de retraso.
Y a pesar de que Zedillo, al igual que muchos gobernadores y presidentes presumían reconocimientos nacionales a su programa… los problemas persistían.
¡Y llegó Vicente Fox con sus Oportunidades! Su nombre era Programa de Desarrollo Humano donde sería posible que cada mexicano tuviera un changarro, un vocho y televisión… su perspectiva de desarrollo evocaba sin querer al ex presidente de México, Miguel Alemán Valdés quien tenía panoramas más amplios en su gobierno al esperar que todo mexicano tuviera “un cadillac, un puro y boletos para ir a ver los toros”…
Oportunidades, al igual que Progresa, tuvo reconocimientos… el Banco Mundial avaló el trabajo de Vicente Fox pero los pobres seguían… y llegó Calderón con su “Vivir Mejor”, cuya historia ya la sabemos… pero la miseria no se acabó con todo y grandes programas que no escapan a la sombra del control político que ejercen los gobiernos que combaten a la pobreza, sobre sus beneficiarios.
Sinhambre, como pomposamente se llama el nuevo programa de combate a la pobreza extrema, si bien puede ocupar la misma fórmula que sus anteriores “hermanos de la caridad”, no permite pensar que tenga que ser diferente a ellos… ¿por qué? ¿para qué? Si funciona bien aunque eso sí, la única variante, se insiste, es el cambio de nombre.
Aquí en Veracruz se le llama “Adelante”… lleva dos años aproximadamente y como se dijo anteriormente, ocupa la misma fórmula a la que ocupó Salinas de Gortari y demás.
Si bien es el orgullo del Gobernador, debiera meditar qué tan bien se está aplicando su “Adelante”, cuando al menos, en cuatro de las principales ciudades del estado, “Sinhambre” estará trabajando, además de otros 29 municipios: Xalapa, Veracruz, Coatzacoalcos ¡y Tuxpan!
Si desglosamos estos cuatro, podríamos decir que en Xalapa, “Usted no está solo… más bien tiene solitaria”; en Veracruz, es evidente que los jarochos no comen obras aunque presuma Gudiño que es el ayuntamiento que más hace; Coatzacoalcos, tierra del titular de Sedesol, hace de Marcelo Montiel un farol de la calle y Tuxpan, hemos de pensar que agarró a muchos de “conejos” en un virtual desarrollo que los está matando de hambre…
Y siendo un año electoral, no quisiera pensar que el programa Cruzada contra el Hambre la convierta Enrique Peña Nieto y sus gobernadores en “Los Juegos del Hambre”, pues al final, ¿por qué tendría que ser diferente a los otros programas de los otros presidentes?

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