domingo, 6 de enero de 2013

Tradiciones

Salvador Muñoz
Los Políticos

Los priistas debieran estar agradecidos con Fox y Calderón de haber mantenido “inmaculada” su tradición del seis de enero, al nunca haber estado presentes en la celebración de la Promulgación de la Ley Agraria. De haber asistido, no se hubiera hecho tanta alharaca como este domingo, con la visita de Enrique Peña Nieto.
Este festejo, la Promulgación de la Ley Agraria, debiera tener una connotación a nivel nacional y no hacerla exclusiva para los priistas veracruzanos; sin embargo, el destino al parecer dio al resto de los mexicanos otra fiesta que no sólo engloba a priistas, también a panistas, perredistas, niños, mujeres, adultos y ruquitos... ¡la rosca de reyes!
Si observamos bien, podemos notar que hablamos de dos tradiciones, una sacada de la manga por parte de los priistas, y la otra, ¡también! por parte de los cristianos.
El seis de enero hace sentir a los priistas veracruzanos “cachondos” ante la presencia del todopoderoso presidente, con lo que se corre el riesgo de que junto con el revivir de esta tradición (la visita del Presidente priista cada seis de enero) resurja otra a la que son muy proclives los priistas: La idolatría al Presidente (en turno)... chingaos... créanme que ya sufrimos con la del Gobernador en turno y en menor medida, con el presidente municipal en turno...
Si el lector tuvo la curiosidad de leer las noticias previas (y créame que las posteriores) al evento, se habrá percatado de “lo bien que le irá a Veracruz” a partir de que hay un Presidente priista en Los Pinos... habrá desarrollo industrial, el campo crecerá, el empleo florecerá, las inversiones lloverán y toda una serie de buenos augurios que por supuesto, no los nubla el primer gasolinazo que vivimos acercando el litro de magna ya a los once pesos el litro...
Sí, pareciera más una carta de Propósitos de Año Nuevo o Petición a los Reyes Magos que noticias.
Y si acaso un nubarrón tratara de interferir sobre el trabajo del Presidente, para eso estarán todos los demás priistas, incluidos gobernadores y senadores a la defensa del Primer Mandatario bajo la oportunidad de poder hacerlo con el pésimo papel que hizo Calderón.
Por otro lado, la Rosca de Reyes nos hace sentir igual de “cachondos” que los priistas (pudiera ser el efecto del chocolate, porque no es rosca si no se toma con chocolate), ante esa rara emoción que embarga a los convidados cada vez que toca el turno a cada uno para tomar un pedazo de pan y ver si se sacan al muñeco... note sus caras, se vive un éxtasis tan cálido por saber quién se hará cargo de los tamales a principios del mes que viene.
¿O será que, muy dentro de nuestra genética, recordemos las roscas saturnales que celebraban los romanos entre sus esclavos?
¡Ah! y es que antes de que los Cristianos metieran un niño a la rosca, los romanos tenían por costumbre meter una alubia. La rosca simbolizaba una corona y quien se sacaba la alubia, ese día, era considerado “Rey de reyes” entre su gente... como si celebraran los Santos Inocentes...
Los cristianos, dados a retomar lo que mejor les convenía de las tradiciones, le dieron otro significado a la Rosca de Reyes que dista mucho de ver quién se encarga de los tamales para el dos de febrero, sino concluye en llevar al niño Jesús al templo para hacer la presentación de la criatura como lo hizo María, según cuenta la leyenda.
En fin... cómo serán las cosas que ambas instituciones, PRI y la Iglesia, sufren por rescatar sus tradiciones. El pino en los hogares ha arrebatado su espacio al pequeño establo donde nació Jesús y se supone que, tanto el 24 de diciembre como este 6 de enero, debiera adorarse; por eso, se aferran a la tradición de la rosca... El Tricolor ya lleva ventaja a la Iglesia... este seis de enero, los priistas no se hicieron roscas y volvieron a adorar a su “niño Dios”...
¡Dios nos agarre confesados si idolatrar al Presidente otra vez es tradición!

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