jueves, 8 de mayo de 2014

¡Gracias Conchita!

Conchita estuvo presente en mi graduación.
Alfonso Mora Chama
Espacio 13

“No sé si pueda vivir sin mirarte, no sé si pueda dejarte de amar…”, se escuchaba en el lujoso radio Punto Azul, adquirido en abonos en Radio Mundial a través de su vendedor estrella, don Nicho Polanco…y doña Conchita emparejaba la tonada con el famoso Trío de los Hermanos Martínez Gil…”Toda mi vida se funde en tu vida, toda mi alma nació para tu alma, y hasta mi sangre daría por no perderte mujer, mujer de mi alma nací para quererte…”.
Y con Chacha Linda un 13 de junio sepultamos a mi señora madre, doña Conchita, en la quebrantada y triste voz del baladista, bohemio y solista de Casa Bonilla, Pepe Medrano, hace poco menos de diez años …pero también mi mamacita me enseñaba a través de su canto, melodías de los Martínez Gil, de Misantla… “sin saber que existías te deseaba, antes de conocerte, te adivine, llegaste en el momento en que te esperaba, no hubo sorpresa alguna, cuando te halle…” Presentimiento…Cuando ya no me quieras”, “Flor sin Retoño”, Escarcha”, “El Río Canta”…

Tuve que heredar el ambiente de romanticismo de esos años de 1954 para acá. Mi padre Foncho Mora Ruiz, bohemio nato, guitarrista y hasta compositor, lo escuché en una ocasión allá por el Estadio Xalapeño, parece ser que en 1974, entonado con el maestro Claudio Estrada, autor de “Contigo”, “Todavía no me muero”…y me sorprendió la manera en que don Claudio rascaba la guitarra, requinteaba con las cuerdas sonando…

A eso se debe que continuamente esté mencionando ese romanticismo en mi columna, si el fondo musical siempre será canciones de antaño, recordando a mi señora madre, doña Conchita a quien no solamente venero sino que me apego a sus principios enseñados, de la franqueza, de la honestidad y la sencillez…a ella que con su trabajo muy humilde nos hizo hombres junto con mi hermano Jorge, licenciado en Pedagogía y ya jubilado y un servidor en este modesto y complicado oficio del periodismo…
Sabemos que a la madre debemos rendirle tributo imitando las buenas acciones, luchando, resistiendo, siento tenaz y constante, alejados de las envidias y de los egoísmos, de las intrigas y de las pasiones…aún escucho su voz cuando salía muy de mañana, a las seis rumbo al Colegio Preparatorio de Xalapa…”Hijo que Dios te bendiga y estudia que es la mejor herencia que te doy…”.
Años de 1965 y 66 viajando en los autobuses alfas y loma de oro, por el camino de Briones hacia Xalapa, con los compañeros de la Prepa Juárez del maestro Librado Basilio, Salvador Martínez Martínez, apenas hace poco Director de la Facultad de Derecho de la UV…con José Ascención Viccon Pale, catedrático de la Universidad Autónoma del DF…con mi hermano Jorge, Carlos Hernández Morales, Evaristo Morales Huertas, José Peña, José Luis Martínez Morales…
Exigentes nuestros padres, en este caso, mi mamacita Conchita que se estudiara hasta lograr un título universitario. Cumplí con ella, también conmigo mismo. Desde la primaria deseaba llegar a convertirme en un periodista, jamás dudé y en la clase de vocación profesional siempre lo sostuve…me salía del esquema, la mayoría a la Facultad de Derecho, Comercio o la Normal Veracruzana….dije a mi madre: “Quiero ser periodista”.
Conchita estuvo presente en mi graduación. Fue quien recibió mi título, acompañado el recién egresado de toda la familia: la tía Josefita, el Tío Loncho y su esposa Nelly, padres de Mario Chama Díaz…estaba mí novia Trinidad posteriormente mi esposa y mamá de mis cuatro hijos…y Conchita radiante de felicidad, abrazos sinceros y lágrimas. Siempre estuve e su lado en la recepción en el Club de Leones, allá en el puerto de Veracruz…
Aún recuerdo que Evaristo Morales llegó a la cena de los nuevos periodistas con integrantes del Mocev e hicieron destrozos, se llevaron los cartones de cerveza, pero la fiesta continuaba…era nuestra fiesta esperada y con la familia. Pero ahora…
Ya no está Conchita. Que la extraño, desde luego.
Sin embargo, siento su presencia en las adversidades que he tenido en esta vida; me apoya, me sigue cuidando, y aún escucho el tono de su voz…”Foncho estoy contigo”, siempre me llamó así….la plebe chininera “Chino Mora”, las tías el “Negro”…y sigue estando conmigo.
No es recuerdo de un solo día….10 de mayo, pero el comentario de los nietos de estar mañana en la tumba de Conchita, para visitarla porque los rezos le llegan todos los días cuando la noche, en ese silencio obligado y en donde tenemos un poco de receso…ella me escucha…yo la escucho y está junto a mí, lo sé y lo he comprobado…en las dos últimas pruebas duras de la vida que me he enfrentado, Conchita estuvo conmigo. En la más reciente Conchita me dio valor, y perdón para los culpables….
Conchita…fue siempre ternura y amor a la familia; los atendía los fines de semana, a los Chama, preparando chiles rellenos, únicos en ella; la salsa y el espinazo de cerdo…claro, la copita…se dirigía a su ropero en donde guardaba celosamente su botella de Presidente e invitaba a sus hermanos, Delia, María de los Angeles, Loncho y Toño…se agregaba la Tía Josefita, la misma que de una simple campesina de azadón y tijeras de apodar, llegó a convertirse en la Oficial Mayor de la Prepa Juárez, hasta su jubilación…
La Tía Josefita y mi señora madre Conchita, fueron inseparables en los últimos años, cuando la jubilación de la tía…y Josefita estuvo pendiente de ella durante los doce días que permaneció en el Seguro Social de Xalapa…estuve siempre a su lado hasta que su cansada manita izquierda se soltó de la mía, para que fuese yo quien cerrara para siempre sus ojitos…llorosos e inolvidables…
En una madrugada, triste para mí que recorría los sombríos pasillos del Seguro Social, sabiendo que retornaría a Teocelo, con mi madre muerta…con una señora que dio todo por sus hijos, años de trabajo, de entrega, de ternura, de amor…que vivió y sintió ese romanticismo que me heredó y aprecio ahora que la vida nos enseña de todo, de maldades, de traiciones…y de sueños. Pero Conchita está conmigo y llegará el día en que ineludiblemente estaré a su lado, cuando el Creador así lo disponga…estoy preparado para llegar a Conchita y decirle:
Gracias mamacita….gracias por todo lo bueno que me diste y considero no te he fallé en ese mundo en donde los perversos imponen condiciones, los malvados llegan al poder y tu hijo el periodista confió siempre en tus oraciones y en tus bendiciones….lo comprobé….Gracias Mamá. Gracias Conchita.
A ti Conchita, a quien le daría gusto ver que la familia aumenta con los hijos de mi hermano Jorge y con los míos….muchos nietos Conchita. Sigue pidiendo por nosotros, tú que tienes la dicha de estar al lado de Dios…y confía que tu Foncho periodista seguirá en la misma línea, respetuoso y firme en sus ideas y principios, con la bohemia de mi señor padre…y con tu romanticismo Conchita….
Te extraño pero estoy convencido y conforme de que algún día me reuniré contigo.
En estos días y en este momento…estoy feliz….soy feliz...se encuentra lo que vale y aprecia lo que hacemos…fuiste tú Mamacita quien hizo el milagro.
“Chacha….mi chacha linda…..como te adoro mi linda muchacha…Y hasta mi sangre daría, por no perderte mujer, Mujer de mi alma nací, para quererte…”.

Remato:

Musas de linda cabellera
Inspiran al músico, al poeta
El Nocturno, de Acuña, pareciera
Idolatrar a la mujer, quizás quisiera,
Sólo una diría Arturo , es sincera
La madre…mujer que todo diera…

morachama@gmail.com

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