Salvador Muñoz
Los Políticos
Este día tan especial, quiero hacer un homenaje a un singular personaje que siempre, siempre de los siempres, es olvidado el 10 de Mayo.
Sí, porque todos se avocan a celebrar a la autora de sus días, a su progenitora, a ésa a la que muchos llaman “cabecita blanca” sin pensar siquiera que es por su culpa que está cubierta de canas... a la madre, todos la recuerdan en esta fecha. Le compran regalos, le hacen fiesta, la llevan a restaurantes, la miman.
Hay quienes suben al “Facebook” un montón de palabrerías melosas, empalagosas, sobre cuánto la quieren… Hay también quienes muestran una foto de aquella mujer expresándole su amor aun cuando está demostrado estadística y científicamente que de diez madres citadas en las redes sociales, todas son de nuestros políticos; de esas diez, ninguna tiene cuenta en facebook o twitter y a madrazos, apenas si pueden enviar un SMS por el celular… Otro dato singular, es que de 10 madres que sí tienen cuenta en las redes sociales, nueve no son aceptadas por sus hijos o las bloquean…
Pero no es a la madre a quien pretendo rendir el homenaje en esta columna… no… con todo el cariño que se merece este ser olvidado por la insensibilidad del ciudadano común, del funcionario, de todos nosotros, se la dedico a ¡La Chingada!
Ella es más amorosa que ninguna otra madre porque digan lo que digan, las madres tienen a sus hijos preferidos que por lo regular son los más chiquitos, los Benjamines (¡yo soy Benjamín!) o a veces, el que más se parece al padre y por ende, al amor de su vida… en cambio, La Chingada quiere a todos por igual… ya sea presidente de la República, Gobernador, senador o diputado, incluso alcalde, regidor o director… todos son unos ¡Hijos de la Chingada!
Claro que no podemos dejar de lado al policía gandalla, al militar ojete, al agente de Tránsito mordelón y sus contrapartes: los ladrones, los rateros, los “dos de bastos”, los asaltantes, saqueadores, defraudadores… ella, con los brazos abiertos, siempre los recibe como ¡Hijos de la Chingada!
Pero mal me vería si en mi efusividad al rendirle honores a La Chingada, dejara de lado a otros socorridos y amorosos seres.
Y es que ahora que Rosario Robles se puso sus moños de que si una mujer tiene más de tres hijos quiere vivir del Gobierno, hay que descansar a La Chingada y se acude a La Puta y La Perra…
Cuántas veces a ese chofer que se nos atraviesa, nos echa el carro encima, conduce temerario o hasta atropella a una persona o un animalito, lo hemos identificado con un ¡Hijo de Puta!
Cuántas veces al homicida, pederasta, violador, lo etiquetamos con un ¡Hijo de Perra! sin detenernos a pensar en la nobleza del can...
Aunque, claro, La Chingada es la favorita, es la perfecta, es la nuestra, porque sus raíces y semántica emanan de nuestra cultura, como alguna vez Octavio Paz nos lo expusiera de manera tan exquisita y no a base de “chingadazos”, porque somos “chingones” y entendemos a la primera; y no poco, sino un “chingo”; porque de no ser así, ¡se “chingó” la cosa!
Así que, este día, sí, festejen el diez de mayo, pero siempre mantengan en mente a este ilustre personaje, que si bien es bonito amar a la madre, no dude alguna vez que, en su vida, alguien lo registre como un auténtico ¡Hijo de la Chingada!
e-mail smcainito@gmail.com
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