domingo, 29 de junio de 2014

De Profeco a agencia de colocaciones

Fidel Pérez
De Poder a Poder

Jamás, pero nunca, se había visto que una playera de la selección mexicana de futbol costara tan caro.
Precio de oro, incluso, hasta las clonadas y aquellas que en tiempos normale se cotizan a 50 ó 60 pesitos en el mercado.
Pues, desde el primer día en que inició el mundial de futbol Brasil 2014, las playeras originales de la selección mexicana empezaron a costar desde 700 pesos hasta 900 y mil.
Más tarde, conforme el Tri fue avanzando, estas playeras originales empezaron a subir paulatinamente su precio.
Ya en el tercer partido, cuando México enfrentó a Croacia para su pase a los octavos de final, esas de mil pesos ya alcanzaban los mil 900 pesos.
Así pasó, irrisoriamente, con las playeras clonadas y las que en un día normal sin mundial cuestan 60 pesos, empezaron a valer en el mercado hasta 500 pesos.
Antes y durante el partido de ayer, entre México contra Holanda, para su pase a los cuartos de final, las playeras de México originales que alcanzaron los dos mil pesos ya mantenían en su etiqueta el valor de dos mil 500 pesos.
Un abuso por donde quiera que usted lo vea.
Un robo en pleno pueblo a diestra y siniestra.
Y, bueno, a todo esto: ¿dónde está la Profeco?
Una Profeco que ha sido todo, ha servido de todo pero jamás ha sido defensora del consumidor, como pomposamente han vociferado las propias autoridades.
Ha sido todo, en efecto, desde agencia de colocaciones hasta represora de empresarios que no son afines a funcionarios en vigencia.
A empresarios que se atreven a criticar al régimen en turno, al gobierno en funciones, pues.
Ha servido de todo: desde caja chica para apoyar a candidatos a un cargo de elección popular hasta dependencia usada por juniors –hijos de funcionarios o políticos en el poder-, que se atreven a cerrar negocios por capricho, prepotencia o presunción.
Solo basta recordar a la ya famosa Lady Profeco.
Sí, a Andrea Benítez, aquella hija del entonces titular de la Profeco en el país, Humberto Benítez Treviño, que amagó con cerrar el restaurante Máximo Bistrot, ubicado en la colonia Roma del DF, solo porque no le vendieron el mezcal que ella exigía.
Y que, incluso, le inventaron un hastag con el nombre de #LadyProfeco.
Una Profeco que, por ejemplo, en Veracruz tiene como delegado a un pupilo de Emilio Gamboa Patrón y ex diputado local y federal por Sinaloa, llamado Gilberto Ojeda Camacho, alias el “Güero”.
Un Güero primo de Miguel Bojórquez Camacho, a quien se le relacionó con el narcotráfico allá en Guamúchil, Sinaloa y que a principios de 2005 fue asesinado en Caborca, Sonora, y su cuerpo carbonizado.
Se supone que la Profeco fue creada para defensa y protección del consumidor, sin embargo, no se ve que cumpla con estas acciones tan urgentes en estos tiempos de carestía.
O como señaló Jesús Castañeda Nevares, presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Veracruz (CCE): “se ha dedicado a sancionar a diestro y siniestro a los comercios en la entidad, incluso a clausurar, sin que haya un motivo legal para hacerlo.
“Se ha dedicado a establecer un terrorismo administrativo y sancionador en contra de empresas, los empresarios veracruzanos se pronuncian por su desaparición”.
Y, para rematar, puntualiza el empresario: “el presupuesto que tiene la Profeco es como si se estuviera tirando a la basura, realmente esta oficina no tiene trascendencia y en pocas palabras no sirve para nada”.
Así es. Cualquier duda o comentario, favor de enviarlo a: redaccion-dpoderapoder.mx@hotmail.com. También puede seguirnos en Twitter: @fidelps.

No hay comentarios: