(El Marcaje)
Es realmente vergonzoso lo que pasa en los Tiburones Rojos. Olvidémonos por un momento en la cuestión del desastre porcentual. Eso es una consecuencia. Hay que ver la enfermedad desde el principio y ésta es el grado de desinterés que se muestra al interior de la plantilla.
No hay que hablar de una generalidad, porque no todos han dado de qué hablar y porque no todos son los “titulares indiscutibles” en los parados de Nery Pumpido. Pero el caso más aberrante es el de Luis Alonso Sandoval. Tal pareciera que el darle el gafete de capitán fue lo peor que pudo haberle pasado, debido a lo irresponsable que ha enseñado ser.
Escuchaba atentamente a mi colega y amigo Alejandro Aguirre, de Grupo FM Multimedios, narrar acerca de su encuentro con el jugador de los Tiburones Rojos. No fue en un campo, no fue en una plaza, no fue por la mañana, la tarde o la noche, sino que fue en un antro ya pasada la medianoche, a unas cinco horas de reportar al entrenamiento con los escualos.
O sea de qué se trata, el tipo no es un Jorge Comas o un Cuauhtémoc Blanco, hasta para ser deportista trasnochador hay jerarquías y Sandoval no tiene un grado de ese tamaño. ¿Por qué? Bien fácil, es uno más del montón y no ha ganado nada en su corta carrera (mal llamada) profesional y aún así le pusieron el gafete de capitán.
Y reitero la pregunta que muchos se hicieron al inicio de la temporada: ¿Qué méritos tiene El Negro para portar la cintilla de líder? O sea, supongo que ya se la quitaron y más después de conocer que sigue con su vida ligera, sin interesarle lo que signifique el equipo, con la vida social por delante, con su pose de divo, con su poca palabra en cuanto al compromiso se refiere, entre otras “virtudes” del tapatío.
Ahora, sólo queda esperar a que la directiva escuala aplique el artículo cinco del reglamento correctivo, donde se indica que si un jugador es reincidente en cuanto a una falta severa, sería separado del plantel por tiempo indefinido con el pago de una multa. Hay que recordar que no sólo aparece esto en un papel, sino que hace casi dos semanas el administrador del plantel, Alberto de
Y no es la primera, hay comentarios del volante donde se quejaba del trabajo en el gimnasio, que no le importaba que lo que la gente pensara al quejarse por el pésimo torneo pasado, que no conocía el reglamento interno, que se le hacía injusto, en fin, situaciones que la historia no favorecen al elemento.
¿Qué esperan los altos mandos para sancionar a los implicados? Ah, porque no sólo El Negro estaba en el antro donde mi amigo Alejandro lo vio, Sindey Balderas y Luis Antonio Martínez le acompañaban, el segundo que más da, ni juega ya en la era Pumpido, pero el primero en cuestión es titular indiscutible y de los consentidos de Nery Alberto. A ellos tampoco hay que perdonarlos. Hay que aplicarles todo el peso de la ley jarocha.
Y ahora sí, a tocar el tema del porcentaje. Los Tiburones Rojos son últimos porque así lo merecen, porque así lo quieren, porque no se han puesto la casaca de guerreros como los demás implicados y para colmo se van de vida nocturna, supongo que los jugadores de Puebla, Tecos, Tigres y Atlas también, alguno que otro debe tener fidelidad a la trasnochada, pero en la cancha han denotado más corazón que el conjunto veracruzano. En fin, el puerto atrapa y si la mentalidad es tan pequeña como la de Sandoval pega todavía más.
Hasta la vista.
fhernandez1980@gmail.com
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