miércoles, 9 de enero de 2008

Lo que llega, lo que se fue, lo que permanece. (I)

Pedro Manterola Sainz
(Hoja de Ruta)

Demasiados recuentos, antologías, aspiraciones y profecías en la frontera entre 2007 y 2008. Demasiados buenos deseos, propósitos y despropósitos para el año que inicia. El 2007 es ya aluvión de recuerdos, cascada de agua fría, chapuzón en agua fresca y el vendaval que vino y nos “alevantó”. Depende del cristal con que se mire y del color por el que se vote.
Así, a los “colorados” les arrimó fuerza y simpatía el que manda y gobierna, que ahora enfila al 2009 sin pactos imprecisos ni aliados de oropel. Hoy con una dirigencia atareada y metódica, ya lejos de las ambigüedades domésticas del 2006 rumbo al Senado, capaz de allanar caminos, tejer alianzas y enderezar veredas de la mano de la fidelidad irrefutable en el 2009 para llegar juntos al 2010.
Los “azules” pagaron con votos su arrogancia, con posiciones los extravíos y la soberbia arrastrada desde el 2005, con derrotas el triunfalismo exhibido desde el 2000. El 2009 podrían cambiar la historia, ya sin el lastre de un dirigente burdo, codicioso e insensato, ya con la ilusión del 2010 frente a sus ojos.
Los “amarillos” se desdibujan sometidos a cacicazgos alternados y onerosos con cargo a una mermada cauda electoral voto por voto y casilla por casilla. Los hijos legítimos de la honestidad valiente cayeron sin red desde el segundo piso, y en Veracruz ven lejos aquellos días de Heberto, de los vientos de cambio de Morales Lechuga, asfixiados entonces por el pacto de Cárdenas para allanar el camino a Miguelito. Hoy conviven en simbiosis de mutuo beneficio en brazos de Convergencia, su única posibilidad de hacer un papel decoroso en el 2009, y, colgados de esas valencianas, llegar al 2010.
Esas armas portan de cara al 2009 los partidos en Veracruz. Esos son los saldos y secuelas de la elección del 2007, más allá de la estricta suma de los votos. Hay mucho por hacer y por decir, por planear y preparar. Los efectos de septiembre del 2007 serán engañosos si dan pie al triunfalismo y el exceso de confianza, al aturdimiento y el desdén. El año ido permitirá a cada protagonista pasado y futuro sacar conclusiones, enfrentar retos y nuevos escenarios para encarar y desafiar el 2009 y llegar al 2010. De los resultados de la elección federal intermedia resultará un escenario mucho más cercano a lo que vendrá en la sucesión veracruzana. Por eso, articulistas, columnistas, reporteros y ciudadanos mencionan y analizan los nombres y perfiles no de los aspirantes a diputados federales, sino de los posibles candidatos al gobierno del estado. Pero, además, la elección intermedia significa también el reacomodo de cara al 2012. Y ahí los intereses y proyectos se multiplican, se dividen y se enfrentan con mayor intensidad. Y Veracruz es un espacio lleno de votos, recursos e intereses que juegan en el contexto nacional.
Por su parte, ediles y funcionarios municipales irán asomando intenciones, ambiciones, tácticas y estilos, hasta que el tiempo diluya en algunos su expresión condescendiente para desnudar su verdadero rostro, y otros pasen de la emoción a la incertidumbre, de los buenos propósitos a la frustración y de las ideas a la acción. Unos cuantos por carisma y talento, algunos por sus propios méritos, otros por habilidad y algunos más por sorpresa y desventura, por ahora todos gozan del poder recién estrenado y el respeto fingido de muchos lisonjeros. Más allá de sus virtudes personales, sus logros colectivos serán al final del trienio su único legado, si es que logran hacer de cada uno y entre todos un verdadero Ayuntamiento, si asumen obligados al consenso y sujetos al cabildo. Y entonces sí, sabremos si son valle, mezquital o páramo. Y como cada tres años, en el 2010 sus rostros reflejarán lo que quisieron ser, lo que pudieron ser y lo que fueron.

El acomodo y reacomodo de recomendados, infiltrados y aparecidos es también una batalla por ganar espacios e influencias en la nómina. Las alcaldías se vacían de autoridades, males, bienes y recursos y llegan comunas variopintas y funcionarios que van de lo meritorio a lo ridículo, incluyendo lo patético. Y no se sabe por ahora si relinchan o rebuznan. De los perfiles y las virtudes se pasa a los “padrinos” y se llega a las “madrinas” entre ellos mismos. Porque no es lo mismo elegir colaboradores que recoger recomendados, lo mismo se ven colaboradores distinguidos que ediles malcriados. Finalmente, no están todos los que son, y menos son todos los que están, ni todos están donde deben estar, pero a alguien le deben estar dónde están. Y no siempre es al Presidente en turno.
No es lo mismo atrás que en ancas, y en la capital aparecen funcionarios rebasados por la realidad, pendientes más de la sonrisa del mandatario que del resultado de sus trabajos y gestiones. Cobijados por la sombra protectora de un Ejecutivo que está en todo, se contentan con hacer como que hacen y en decir que obedecen lo que ni siquiera saben. En lugar de montar caballo propio, se aferran al jinete que dirige lo que a veces parece más rebaño que tropa. Obligado a los resultados, a la vigencia de un Gobierno que aspira a ganar en el 2009 y el 2010, la inexplicable permanencia de burócratas sin estilo ni carácter deberá tener respuesta en el año que nace. Y hasta entonces el que manda verá acompañado su esfuerzo de un equipo compacto, a la altura del reto y del compromiso.
En algún momento, la historia deberá dar paso a los que aspiran, a los que quieren al mismo tiempo relevar, renovar y continuar la obra de un gobierno perceptivo e hiperactivo. Y por la naturaleza de lo que habrá de llegar, porque el mejor candidato ya es Gobernador, nombres, capacidades y alianzas se deberán tejer fino desde Palacio, haciendo esquina en el PRI estatal y Finanzas, pasando por San Lázaro y la Legislatura del Estado. Ahí aparecen nombres y hombres que deberán germinar, crecer y aparecer cuando sea necesario, fatal, vital e ineludible.
Mientras tanto, en la oposición blanquiazul se vislumbra ya el ajuste y reacomodo que dará paso a su antes impensable y ahora inevitable candidato. Y los hijos del sol azteca deberán vencer el pasmo de una dirigencia manoseada y el lastre de un candidato que no supo llegar a presidente y no sabe ser oposición, para construir en Veracruz una fuerza que parece sin destino.

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