martes, 10 de junio de 2008

¿Mexicanos libres?

Janet Domínguez Montero
Lo tienes que saber

Después de la opresión española, se dice que México consiguió su libertad y por eso conmemoramos el 15 de Septiembre nuestra Independencia.
¿Será que los mexicanos tenemos esa libertad de la que presumimos? Se han creado leyes y reformas para mejorar la calidad de vida. Presidentes y más presidentes establecen los cambios que, según éstos, nos llevarán al crecimiento y desarrollo del país.
Nostálgicamente puedo decir que hemos vivido una gran mentira. Sí, nos liberamos del yugo de los españoles, pero qué decir de la delincuencia, hambre, desempleo, bajos salarios, alza de precios en los productos básicos, secuestros, narcotráfico, pésima educación en nuestras escuelas, programas obsoletos y, sobre todo, la corrupción.
¿A eso le llamamos liberación? ¿De qué nos liberamos? ¡Del esclavismo! Nada más y eso quién sabe.
Somos fichas de ajedrez que nos mueven y hacen de nosotros lo que se les antoja. Somos piezas perfectas para manipular y hacer ricos a otros con nuestro esfuerzo y trabajo.
¿Qué decir de nuestra educación? Por los suelos, un negocio sin resultados favorables.
Tristeza da cuando un mexicano se avergüenza de su propia nacionalidad. Niños que a su corta edad odian los homenajes en la escuela porque se sienten defraudados. Que sí tienen deseos de superación, pero en otro país menos éste.
¿Para qué crear leyes y reformas que no sirven o qué no se aplican? ¿De qué sirve la Constitución política? Si de todas maneras nuestros derechos son violados. ¿De qué sirve crear la Ley General de la Educación? Si no se hace algo por mejorarla.
Tenemos escuelas y más escuelas, pero de qué sirven si todas fallan. Si el Sistema Educativo Mexicano erra, por ende la educación está igual o peor.
Nuestros presidentes se preocupan más por el aspecto económico y se abandona lo que aparentemente no es importante, la educación. Dime qué país quieres y te diré qué nivel de educación tienes.
Así es, somos el país que queremos, lo hemos ganado gracias a la ignorancia y a la dependencia del gobierno que sólo nos utiliza para su beneficio.
No podrás cambiar al mundo, pero sí podrás cambiar tu espacio, con tu ejemplo y esmero, enseñarás a otros. Y si todos pensáramos así, podríamos cambiar no sólo nuestros espacios si no el mundo completo.
En una reflexión que leí, decía: “Para componer el mundo, primero debes componer al hombre”.
Te lo dejo de tarea.

domínguez.montero@gmail.com

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