jueves, 17 de julio de 2008

Goyito… ¡Ni vaquero ni cowboy!


Salvador Muñoz

Iba caminando tranquilamente por Rodríguez Clara en estas santas vacaciones, cuando ¡ah jijos! ¿el hijo de Arturo Herviz? Pus sí, quién más podía ser si no el Hijo del Charro Amarillo pero… ¡éste iba de azul! Con un perro al lado…
Sin aguantar más la curiosidad, preguntamos:
–¿Usted es el hijo de…?
No nos dejó terminar…
–Cuidado con esa lengua porque aquí mesmo te enfrio…
El perro ladró con furia… y lo tranquilizó diciéndole: “¡Quieto bonito, quieto!” lo que me dio tiempo para aclarar:
–No, señor, me refería a si usted no es pariente de Herviz…
–¿Qué me viste cara de guarín? Aunque soy gente de campo hay sus diferencias…
–¡Ah! ¿Tons quién es?
–Soy el mismísimo Goyito Barradas Miravete…
–¡Pues adiós!
–¿Por qué te vas?
–Pues no me dijo: ¡Mira, vete!
–Eso sí no te lo perdono… nadie se burla de mi apellido materno…
Y de nuevo el perro ladró y lo tranquilizó diciéndole: “¡Quieto bonito, quieto!” y en ese momento lo reconocí:
–¡Oiga! ¡Usted es el diputado federal por Acayucan!
–Ese mero, ¿cómo me reconociste? ¿Por mi porte de Alejandro Fernández? ¿Por mi hablar tipo Chente? ¿O por mi voz de Cravioto?
–Por su hablar tipo Chente…
–¿Verdad que canto igualito al huerco ese?
–No, se ve igual de ridículo que Chente ¡pero Fox! ¿Por qué se disfraza de vaquero?
–Porque soy gente de campo…
–Ah chirrión, pues sólo que sea campo gringo, porque más bien parece pistolero… ¿y dice que canta?
–¡Ai nomás!
–¿Me creerá que yo también canto? ¡y también soy vernáculo!
–¡Sácate p’allá! No se me vaya a pegar eso…
Y de nuevo el perro ladró y lo tranquilizó diciéndole: “¡Quieto bonito, quieto!” y aproveché para presumir:
–Quiero decir que también canto canciones de nuestra tierra, canciones rancheras, ¡de campo!
–¡Achis achis los mariachis! ¿A poco?
–¿Con cuál quiere que me arranque?
–A ver, ¿cuál me cantarías?
–Algo de Javier Solís… ¡Payaso!
–No me estás ofendiendo, ¿verdad? Sabes… no me gustó… ¡quiero otra!
–¿Sangre de indio?
–Ya van dos veces que te metes con mi familia…
–No, señor, es una canción de Chente Fernández…
–Quiero una canción que me identifique con mi pueblo…
–¡La mentira!
–¿Es otra canción de Chente?
–Sí…
–Ya que estás de sabroso, ¿qué canción le dedicarías a Fidel Herrera y a Carvallo?
–¡Hoy platiqué con mi gallo!
–Eres bueno… ¿con qué canción crees que podría ganar, si fuera candidato a la presidencia municipal?
–¡La ley del Monte!
–¿Me estás diciendo salvaje?
–Ehhh, no… pero a poco no es bonita la canción…
Y de nuevo el perro ladró y lo tranquilizó diciéndole: “¡Quieto bonito, quieto!” y me retó:
–Ya que estás de sabroso, ¿cuál le dedicaría a la alcaldesa de Rodríguez Clara? Jejeje…
–¿Perdón?
–¿Que cuál le dedicaría a la alcaldesa de Rodríguez Clara?
–¡Perdón!
–Ah chingao sordo… ¿Que cuál le dedicaría a la alcaldesa de Rodríguez Clara?
–Pues le estoy diciendo que la de “Perdón”, porque a una dama se le trata con respeto…
–¡Ah qué catrín me saliste! ¿Y no me digas que también la canta Chente?
–Pus sí… Oiga, ya nada más para retirarme… ¡ya devuelva ese sombrero!
–No, si es mío…
–No se haga, Goyito, acá en Rodríguez Clara se sabe que a usted le gusta saludar con sombrero ajeno.
No dijo más palabras, agarró a su can y se retiró el vaquero… aunque realmente ni es vaquero ni cowboy sino resultó simple charro monta-perros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

primero aprende antes de opinar "cowboy" y "vaquero" es lo mismo