martes, 21 de octubre de 2008

De saldos, Agrofestivales y reconocimientos (I)

Pedro Manterola Sainz
Hoja de Ruta

El Agrofestival Martínez 2008, cuyo Comité Organizador presidí a iniciativa e invitación directa del C. Presidente Municipal, Dr. Hilario Ruiz Zurita, se llevó a cabo del 21 al 29 de junio de este año, en el marco de los festejos al patrono de Martínez de la Torre, San Juan Bautista. El Agrofestival se convirtió en un mecanismo para apoyar y promover las tareas, acciones y productos de empresarios, comerciantes, ganaderos y agricultores de la región reconocidos por su esfuerzo y experiencia. El evento también permitió fortalecer la integración económica, política y cultural en la región del Totonacapan y destacar el papel que puede desempeñar el municipio de Martínez de la Torre como detonante de desarrollo.
En Veracruz, en México y en todo el mundo, se celebran un sinnúmero de festejos bajo el nombre de Festival, supongo que porque nada de malo, ofensivo o espeluznante tiene este nombre, y sí, por el contrario, mucho de festivo, jacarandoso y alegre. En el estado de México se celebra un Festival del Mole, en Alemania el Festival de la Cerveza, en Cannes, Morelia, San Sebastián, Xalapa y Guadalajara un festival de Cine, en Filobobos un Festival de la Fertilidad, en Boca del Río el Boca Fest, en Guanajuato el Cervantino, en San Luis Potosí el festival de la Huasteca, en el DF el Festival del Centro Histórico, en Veracruz el Afrocaribeño, y así en muchos lugares, regiones, comunidades y municipios. Sí allá se realizan con éxito, si las expectativas de cada evento son las de atraer visitantes y promover una localidad, región, estado o país, ¿qué impide que Martínez de la Torre tenga un Agrofestival? Prejuicios, supongo. O resentimientos. O ambas cosas.
Es lógico que todo cambio espante a los conservadores y a las buenas conciencias, pero en todos estos lugares, y en Martínez de la Torre, el saldo es sustancialmente positivo. Bueno, dirán algunos, pero esos Festivales ya tienen tradición. Pues sí, pero también tuvieron una primera edición. Ajá, dirán los mismos, pero ¿que clase de pretensiosos le ponen a nuestro festejo patronal un nombre que acompaña eventos de fama nacional e internacional? Podríamos responder ¿Y de cuando acá, o para quién, es censurable pensar y actuar con miras de largo alcance? Puede que sí, para almas pequeñas o espíritus mezquinos, creo yo, y también un montón de gente que todos los días busca hacer de su trabajo, de su negocio, de su profesión, un ejemplo de evolución, de cambio, de innovación, de superación. ¿Qué pensará el joven médico martinense que da consultas de medicina interna en el Instituto Nacional de Nutrición si le preguntan que qué hace allá, si le dicen que se regrese a Martínez, que abra un consultorio en Orilla del Monte o en Salsipuedes? Con todo lo noble y apremiante que es atender la salud en zonas marginadas, para un profesionista también es un reto trabajar junto a algunos de los mejores doctores del país. Y sería una estupidez decirle pretensioso. ¿Es pretensioso que alguna empacadora busque exportar a Japón, a Europa? Pues no, si están preparados para hacerlo. Y Martínez está preparado para tener mejores festejos, para usarlos de manera inteligente, para promover regiones y productos y no personas.
Se buscó darle al evento un sentido y un alcance del que hasta ahora carecía. Es decir, se propuso el cambio de nombre de las fiestas de San Juan con el sano propósito de ampliar objetivos, alcances y metas, destacando la principal actividad económica de Martínez de la Torre, la agricultura, y amparando bajo la denominación de “Festival” eventos artísticos, sociales, religiosos, empresariales, comerciales y culturales, que lleven más allá el concepto de feria. En donde quiera que se realicen, los festivales impulsan el desarrollo, incentivan el turismo, fortalecen manifestaciones culturales y artísticas y favorecen la evolución de ferias y tianguis, en principio actividades puramente comerciales. Con ese criterio, el evento cubrió cada uno de los aspectos mencionados, superando el concepto de una feria exclusivamente comercial y dejando atrás la idea de un evento cuyo único atractivo fuera la presentación de artistas de radio y televisión. Aquí, en el Agrofestival, se presentaron espectáculos sin precedente, de amplia aceptación y trayectoria cultural nacional e internacional, muchos de gran popularidad y todos con una calidad artística que se manifestó en el éxito de sus presentaciones.
Desde procesiones religiosas a través del Río Bobos hasta talleres infantiles, desde el espectáculo de Yuri hasta conciertos en la Iglesia de San Juan, desde el inspirado concierto de Reyli hasta corridas de toros, conferencias y mimos, jaraneros y bailaores, Polo Polo, fuegos pirotécnicos, artrópodos, gotcha, arpas, zapateado, minibungee y carreras de caballos, ballets, orquestas, obras de teatro... De todo, pues. Que todo eso somos si nuestras raíces son profundas.

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