IVES: ¿política educativa o educación para la política?

Álvaro Belin Andrade
Hora Libre

No es lo mismo política educativa que educación enfocada a la política, a favor de la política y con un objetivo meramente clientelar en que lo más importante no es elevar en la población capacidades y destrezas con calidad sino convencer para votar.
¿Acaso puede interpretarse de otra manera el decreto mediante el cual se creó el Instituto Veracruzano de Educación Superior (IVES) para que Guillermo Zúñiga tuviera una manera de medrar electoralmente?
No extraña el hecho de que con tanta rapidez fuera publicado tal ordenamiento en número extraordinario de la Gaceta Oficial el mismo día, 16 de octubre, en que fue ungido Guillermo Zúñiga como su director general. Era una carta anunciada.
Lo demuestra el hecho de que un denominado Centro de Investigación y Estudios Avanzados de Veracruz, cuyo acrónimo (Cinvesav) se parece sospechosamente al principal órgano de investigación del Politécnico, haya anunciado al profe como invitado especial a la inauguración de un congreso nacional en educación días antes de que se publicara la decisión del Ejecutivo, con el cargo que ahora ostenta.
En el evento, en que fallaron las figuras puestas en el aparador para cobrar una buena suma por inscripciones, se brindó la palestra para que el principal operador de Zúñiga, Ranulfo Lara Pérez, presentara una desabrida ponencia, “Una innovación educativa de tipo superior para adultos en Veracruz”, en que dibujó la experiencia desastrosa de las licenciaturas del IVEA (a la que él calificó de pingüe en ganancias profesionales) y atemorizó a los presentes con la reedición de ese desfalco educativo en su nuevo rostro IVES.
Hay que recordar que Lara Pérez, quien fungiera como director de la Universidad Pedagógica Veracruzana, fue el director del COEEPA, órgano desde el cual se quiso dar un cariz académico a la desaforada oferta de educación superior del IVEA zuñiguista, que naufragó en la ineficacia administrativa y en la debacle académica.
En su alocución en el congreso de marras, Lara Pérez habló de un “modelo” que “busca formar profesionales bajo una perspectiva de desarrollo integral, a través del desenvolvimiento de sus potencialidades psicobiológicas, situándolos como agentes protagónicos de su propia formación”.
Al describir el “modelo técnico-administrativo”, uno de los puntos más escandalosos de la gestión del IVEA en su aventura universitaria, Lara Pérez habló de una organización solidaria donde los estudiantes y el director del colegio “asumen una actitud de colaboración recíproca los primeros aportando una cantidad de recursos, nada onerosos, y todo el personal que labora en las diferentes áreas, reciben una compensación por sus esfuerzos, ya sean físicos o intelectuales, pero siempre bajo la premisa de la solidaridad”.
En los medios de comunicación se ha ventilado suficientemente cómo esa solidaridad no fue recíproca. Los estudiantes pagaron cuotas como si entraran a un colegio particular, mientras que los prestadores del servicio hicieron mutis en lo que a su parte correspondía, lo que mantiene todavía en un hilo a cientos de estudiantes cuyos expedientes no han sido entregados.

Educación superior, en manos de Lutero
En efecto, Guillermo Zúñiga ha logrado rescatar, convenciendo para ello al gobernador Fidel Herrera, una verdadera mina de oro.
Si con las restricciones que significaba lanzarlas desde un organismo –cuya principal misión era rescatar del analfabetismo y el rezago educativo a la población adulta–, en menos de lo que canta un gallo abrió 24 planes de estudio de licenciatura, una especialización, una maestría y un doctorado, además del bachillerato, ¿qué desproporcionada disneylandia creará con todo el peso de su aval político ahora que es director de un instituto creado para ello? ¿Superará en un año el número de programas que ha ido creando y elevando en calidad la Universidad Veracruzana?
La insolencia, la bravuconería, el total desapego a las más elementales reglas políticas y normas jurídicas que rigen el servicio educativo, delo por seguro, habrán de crear un enorme aparato para distribuir quimeras, otorgar papeles oficiales (si se le antoja trabajar en ese asunto) tras de los cuales no habrá garantía de calidad, una verdadera maquinaria de engaño que tendrá, provisionalmente, su cuota político-electoral pero que desencadenará una estela de frustración entre quienes se presten a ello.
Ya sabemos que en sus declaraciones a la prensa (en las que ni siquiera se ha dado cuenta del nombre oficial de la institución que le fue encomendada), Zúñiga ha hecho profesión de desmesura al anunciar la rápida apertura de inscripciones a bachillerato en el próximo noviembre.
Y es que en su “nueva pedagogía social” no caben la planeación, la organización académica, el aseguramiento de la calidad. Lo único importante son los números, y entre más aparatosos, mejor.
En el decreto que crea el IVES, ciertamente, se establecen candados: 1) los planes y programas de estudios deberán ser autorizados por la SEV; 2) deberá entregar a la SEV la matrícula estudiantil y el sistema de control escolar, con la documentación que los respalde, y 3) deberá solicitar a la SEV las claves de centros de trabajo de cada uno de los planteles en que imparta sus servicios, así como las claves de programa académico.
Los tres candados, considerados en el artículo 5 como atribuciones del IVES, tienen una lectura importante: tratar de evitar el desfondado ejercicio administrativo que generó el enorme caos entre los estudiantes que habían terminado o su bachillerato o su licenciatura.
Pero don Guillermo es un verdadero Houdini. Pese a que el decreto lo obligaría a solventar la oferta académica y la administración escolar según las normas establecidas por la SEV, él ya ha pintado su raya: en declaraciones al Diario de Xalapa, aparecidas dos días después de tomar posesión de su encargo, plantó cara al asunto.
Dijo que, si bien el IVES depende administrativamente de la SEV, “es el único organismo desconcentrado que tiene junta de gobierno, lo que quiere decir que dependerá de esa junta de gobierno que será presidida por el gobernador del Estado”.
Lo que no dijo es que, en ausencia del gobernador, la presidencia de esa junta ha de asumirla el titular de la SEV, quien por otra parte es vocal del señalado órgano máximo de gobierno del IVES.
¡Bienvenida la educación como política!