Salvador Muñoz
Los Políticos
¡Fue una fiesta! ¡Fue un relajo! ¡Fue un desmadre! Pero como dijera un distinguido militante de la Cuenca: Si no fuera así, no sería un acto priista. Esa fue la entronización de JC, siglas que aparecieron en globos rojos distribuidos en un insuficiente Salón Ghal para reunir a una militancia que despedía, no sólo a un líder con la simpatía y carisma de José Yunes Zorrilla, sino que también despedía cierto olor a loción, perfume, y uno que otro a sudor y licor.
Gritos que reconocían el trabajo del peroteño, gritos que clamaban a un Jorge Carvallo que aún no aparecía. El salón, dos horas antes, ya estaba lleno, las escaleras, atiborradas; el pasillo, desde la Avenida Xalapa, saturada de carros, camiones y personas que se hacían presentes para que los viera su líder, su dirigente, su presidente y su ¡hermanito! Palabra que estará de moda en esta nueva etapa del priismo local.
Era el otro desfile… el primero, en la mañana, el de la Revolución Mexicana, pero éste, el de la tarde, era el desfile del Revolucionario Institucional veracruzano.
Así, fueron llegando los distinguidos priistas (así les dicen, no es mi culpa): Y ahí estaba Jorge… ¡ups! Pero Uscanga, con renovados bríos sabiendo que con el arribo de Carvallo se hace más inminente su arribo a la candidatura por los Tuxtlas…
El famoso Pichón Preñado, Tomás Rubio y el Tiburón Amadeo Flores Espinosa entraron por el pasillo que los llevaba al presidium. Atrasito de ellos, ¡Yunes! Pero el diputado, alegre, sonriente, seguido de Gonzalo Guízar Valladares y el inseparable Peri, ¡el de la lana!
Discreto, el Pantera Pancho Montes de Oca y aún más discreto, Sammy Davis Junior, Tomás Tejeda Cruz.
Mientras el salón Ghal desafiaba a la física metiendo y metiendo más gente en sus entrañas, Ernesto Alarcón Trujillo, secretario técnico del PRI, constataba que había suficiente “Quórum” para arrancar con la “Sesión Solemne” (afortunadamente no había oposición que debatiera tal término, habría pensado Héctor Yunes).
Y seguían llegando más “distinguidos priistas” como Gerardo Lagunas Gallina.
Un niño era llevado por una morena de la mano… ¡no! No era un niño, era el diputado Raúl Chaparral… perdón, Zarrabal, que era conducido por una edecan a su lugar.
Un sujeto, para no decirle guarura, intentaba abrir paso entre la gente al grito de “va a pasar mi jefe, el subsecretario… va a pasar mi jefe, el subsecretario”. Pero eran inútiles sus esfuerzos por lo que tuvo que entrar al quite el diputado Hugo Vázquez Zárate, más roperón, y fue quien abrió camino para que pasara su ex compañero de bancada, Paco Portilla Bonilla.
Ya era un desmadre… pasaban y pasaban “priistas distinguidos” rumbo al presidium (¡nadie entendía dónde carajos se iban a acomodar porque ya estaba lleno!) junto con secretarios, choferes, asistentes y demás entes que por lo regular los acompañan. Empujones, empellones, increíbles esfuerzos para mantener el equilibrio, una mujer ponía su mano en mi pompa –creí que iba con buenas intenciones– el codo de un señor lo sentía en mi esófago, mi pie quería moverlo pero claramente vi que el que estaba delante de mí, lo movía; mi mano se había convertido en la de una persona que estaba a dos metros de mí y entonces comprendí lo que es ¡la masa humana! De repente, ¡se me subió el Muerto! Para evitar que cayera, tuve que abrazar a Edmundo Martínez Zaleta quien con radio en mano daba instrucciones precisas para que se preparara el grupo de motociclistas en las calles cercanas al edificio del PRI ¡no quería patrullas, sino motociclistas! Precisaba. Y es que al término de la entronización, ¡iba a haber verbena popular!
Al micrófono pasaba Jesús Medellín Muñoz, quien además de tomar la protesta a don Juan Zimbrón Méndez como presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas del PRI, anunció un informe de Gobierno para los partidos como el PVEM, Nueva Alianza, PRV y otros que el gobernador dará el próximo primero de diciembre, a las once horas en el World Trade Center.
Y aprovechando que está medio “mamey”, Juan Antonio (no, Nemi Dib no) Lavín, alcalde de Córdoba, se abría paso con ligeros empujones y pujidos quienes sufrían sus embates.
Pasaron al podium Bertha Hernández, Silvio Lagos y Enrique Ramos (quien evocó de manera involuntaria a Fidel Velásquez) y se echaron su choro.
En el presidium: Edmundo Martínez Zaleta, Jorge Uscanga, Amadeo Flores, Memo Zúñiga, Elizabeth Morales (quien pudiera en cualquier momento ser una distinguida secretaria general), Adolfo Mota y Chalo Morgado (que se la pasaron en el güiri güiri), Carlos Brito… Los dos Yunes, Héctor y Pepe, igual, en sabrosa plática; Reynaldo Escobar, en representación del Gober; Elvia Ruiz Cesáreo, Carolina Gudiño (como siempre, mordiéndose el labio), David Velasco y Gerardo Lagunes Gallina… por allí, asomándose, Dalia Pérez de Raymond.
Una voz interrumpe mi atención de la adormilada voz de Enrique Ramos. Le gritan a Sergio Rico, el de Agenda del Gobernador, quien como siempre, masticaba su inseparable chicle (sin azúcar, por supuesto).
Frente al estrado, los flachazos prendían y prendían. Manos y manos se extienden para saludar a un personaje… Javier Duarte, quien mantuvo la sonrisa en todo momento.
Aparecía por ahí Marina Garay, amiga incondicional de Jorge Carvallo. Como pudo, pasó para estar lo más cerca del presidium… no pasaron más de diez minutos para regresar rumbo a la salida.
Pero dos clamores llamaron la atención en esa tarde fría climatológicamente hablando pero ardiente, si de militancia se trataba:
Uno de esos clamores, por un lado, movían primero a la risa, después al espíritu democrático, incluyente y abierto que significa el Revolucionario Institucional plasmado en una manta, en lo alto, multicromática, cuya leyenda decía:
“Gracias Jorge Carvallo, por el apoyo incondicional, la comunidad gay está contigo”.
¡Y cómo no! Si allá, por Monte Pío, se celebró el concurso anual gay donde estuvo como representante de Carvallo, el amigo Eduardo Roura, cuyas fotos aparecen en la crónica de los hechos en conocida revista de los Tuxtlas… ¡Bien por la inclusión!
¡Y llegó Carvallo! ¡Y la masa humana se agitó! ¡Un tsunami humano crecía a cada paso que daba Jorge Carvallo! Los que estábamos colocados a un lado empezamos a ser desplazados por quienes querían saludar a Carvallo, quienes querían patentizarle su apoyo, su presencia, su amistad… y en medio de esa marea humana, una silla colocada como dique, fue la salvación de los que me rodeaban para evitar una catástrofe… ¡hasta nos saludó Carvallo!: “¡Hermanito!” ¡El grito de moda!
Carvallo subió y como si fueran un solo dedo, los consejeros políticos elevaron su índice en señal de aprobación: Los priistas ya tenían nuevo dirigente, nuevo líder, nuevo presidente.
Un discurso de Carvallo que, si me permite el lector “flashar” para digerirlo más rápido:
• Al dirigirse a Pepe Yunes, lo calificó como a un líder que se distinguió por su servicio a la sociedad, que se supo ganar el emotivo reconocimiento de todos. Un líder que se mantiene con la frente en alto, mi amigo, (¡mi hermanito! Palabra de moda en el PRI… no sé si la dijo, pero como si la hubiera dicho) Pepe Yunes. Y los gritos no se hicieron esperar: ¡Pepe! ¡Pepe! ¡Pepe! ¡Pepe!
• Al hacer referencia al ánimo triunfador de Beatriz Paredes, se dirigió a su representante, Jesús Medellín Muñoz y le dijo que ha hecho de Veracruz “su casa desde hace mucho tiempo”… ¡falta ver si paga renta!
• Dijo que el PRI está en pie de lucha y evocó el 2000, cuando “perdimos Los Pinos y el aliento de los Mexicanos, pero a partir del discurso de Fidel Herrera Beltrán, el 5 de agosto del 2006, el PRI retomó las causas ciudadanas; un PRI renovado, revitalizado, moderno e incluyente, que escuche reclamos; ahora, con la fidelidad, la Revolución se lleva en las causas sociales, en la vocación de servicio, que recoja ese malestar que clama tarifas de luz bajas, alto a las alzas a la gasolina, que nada atente contra la economía familiar… hacer esas inconformidades del PRI.
• Eso sí, en este PRI, no hay cabida para los adelantados y oportunistas. Acá hay que trabajar con Fidel… que quede claro… (y eso sí… a nadie le gusta ver encabronado a Carvallo).
• Nuestros gobernantes y municipios deben cumplir con su palabra y el ejemplo lo pone Fidel Herrera.
• En este PRI somos una familia de hueso colorado que debe hacer más por los demás y este PRI defenderá con todo, aun con el peso de la Ley, el trabajo de Fidel Herrera Beltrán.
(se acuerdan que mencioné dos clamores… el de la manta gay y éste: Cuando Carvallo hablaba de la defensa de los que menos tienen, dos personas hablaban y querían acercarse a Carvallo: Claman justicia. Entre lo que alcancé a escuchar, hacían referencia a un dirigente priista que los había embaucado con la promesa de conseguirles plaza a cambio de que le cedieran su carro. En quince días, decían, les había de dar esa plaza de la SEV. Me acerqué a ellos… cuando me identifiqué como reportero se negaron a hablar… dicen que fueron amenazados por el “pinche gordo” y temen que algo les pueda pasar… pero quieren hablar con Carvallo para que les haga justicia con este dirigente priista que ahora les dice que ya no va a haber plaza de la SEV… ¡ahora les promete placas de taxi!
Carvallo, bienvenido a la sed de justicia de nuestros veracruzanos, algunos, atacados por los enemigos comunes que tenemos: pobreza y marginación y otros, como éstos que te han de buscar pronto: por embaucadores que no sólo utilizan al partido para chingar a la gente… sino a Fidel Herrera… ¡Suerte hermanito!
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