Fidel Herrera Beltrán *
La diversidad es uno de los pilares de la democracia. La convivencia pacífica, el respeto y la tolerancia a las diferencias, así como el diálogo, la conjunción y la negociación de ideas, que de primera instancia podrían parecer antagónicas, son sin duda elementos que enriquecen y fortalecen la convivencia democrática e institucional en el país.
Apostar por el desarrollo de un diálogo que integre visiones diversas sobre el devenir del país no es sólo el resultado de un ejercicio de reflexión política, sino de una verdadera convicción en los valores que sustentan a la democracia.
En fechas recientes, en el marco del Consejo de la Internacional Socialista llevada a cabo en Puerto Vallarta, Jalisco, la dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional hizo un pronunciamiento en el más puro espíritu de integrar ideas y forjar nuevos caminos que perfilen un rumbo más certero, más sólido hacia el futuro y la renovación del país.
Ante un entorno de crisis internacional tanto en el ámbito alimenticio como en el ámbito financiero y económico, un contexto en el que los mercados han mostrado ser imperfectos para llegar por sí mismos al equilibrio, resulta indispensable repensar los criterios políticos y sociales que dirige el funcionar de las instituciones.
Sin duda ese cambio tiene que darse desde una perspectiva absolutamente institucional, que profundice los valores democráticos y la participación social, pero que al mismo tiempo permita que esos cambios tengan una permanencia a lo largo del tiempo.
Esta es la línea que el PRI, en voz de su dirigente, ha sabido dibujar y a la que nos unimos con total convicción.
Los preceptos socialdemócratas siempre han estado vigentes en la base de la concepción de las políticas públicas de esta administración, lo cual ha contribuido a consolidarnos como uno de los estados con mayores niveles de crecimiento en el país.
En la construcción de un país moderno, uno de instituciones, el diálogo entre todos los actores políticos es fundamental para impulsar tanto el desarrollo económico, como el desarrollo social y mantener el equilibrio entre ambos.
La vía de la socialdemocracia tiene sus bases, sus raíces, en la concertación de acuerdos, entre estos actores, para alcanzar reformas en beneficio de la mayoría, atendiendo los fuertes desequilibrios sociales en nuestro país y promoviendo la equidad.
En este espíritu estoy convencido de que el PRI debe buscar un acercamiento con las posturas políticas, que si en algún momento han sido divergentes, pueden convertirse el día de hoy en oportunidades de diálogo que lleven a la construcción de reformas estructurales que demanda el país.
Esto, sin duda, es un llamado a la participación activa y proactiva, no sólo una “reflexión política”.
Si las demás fuerzas políticas, que pueden tener una visión similar sobre los retos que enfrenta el país y sus vías de solución, hacen una atenta lectura a dilemas que deberán enfrentarse en los próximos años, muy probablemente tomarían este llamado como una importante coyuntura para comenzar el trabajo conjunto.
Si bien el diálogo es condición necesaria, la voluntad política se convierte en condición suficiente para aprovechar las similitudes en idearios políticos, idearios sociales y de lo que se concibe como una sociedad más justa y equitativa.
Es por ello que desde el inicio de mi administración, definí el rumbo a seguir a partir de una estrategia ideológica que partiera del centro a la izquierda, es decir, una administración responsable en el manejo de las finanzas públicas y que a la vez tuviera un fuerte sello de carácter social.
El llamado de Beatriz Paredes a conjuntar una alianza entre el PRI y el PRD que esté por encima de lo electoral o de las alianzas parlamentarias, significa una definición clara y precisa del rumbo que debemos tomar en los próximos 2 años.
Estoy convencido de que con responsabilidad y genuino amor por Veracruz, el Partido Revolucionario Institucional y una importante mayoría de los miembros del Partido de la Revolución Democrática, podrán establecer una alianza que construya en el próximo proceso electoral federal, una agenda que en lo social pueda darle al país la respuesta a la crisis financiera y a sus impactos sobre la población y los sectores productivos.
He coincidido con algunos destacados miembros del Partido de la Revolución Democrática y me parece que su visión constructiva y madurez, están en sincronía con la del Partido Revolucionario Institucional.
La construcción de esta alianza es posible. Lo es, porque ambas fuerzas políticas comparten el objetivo de mantener finanzas públicas sanas y una estrategia que en lo social mitigue las desigualdades que por tantos años ha sufrido el país.
Nuestra mano está tendida.
* Gobernador de Veracruz.
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