lunes, 9 de febrero de 2009

La crisis económica y el gobierno de Calderón

Raúl Abraham López Martínez*
Coyuntura Política XXI

Años de reformas neoliberales en el país, nos condujeron a contar con una economía interna débil, gradualmente cada sector de la producción fue desmantelado en cumplimiento cabal de los dogmas de la economía de mercado. Dejándonos en manos de una relación comercial de dependencia con quien le han dado por llamarle el principal “socio comercial” de México, Estados Unidos.
Los priístas fueron los que marcaron el inicio de estas reformas neoliberales, encabezados por Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, impusieron las condiciones legales para privatizar las empresas que eran propiedad del Estado. Casi nada se les escapo en privatizar.
A esta tríada de reformistas de cuño neoliberal, le siguieron los panistas: Vicente Fox y el ahora presidente del empleo.
Cada quien con su propio estilo, siempre invocando supuestos preceptos nacionalistas, vendieron cada activo del país. Ahora con las crisis financiera mundial, que en gran medida tiene su origen en Estado Unidos, misma que se manifestó a partir de la crisis inmobiliaria, como señala el respetado economista Julio Boltvinik, (La Jornada 9 de enero 2009), la ola expansiva de la crisis mundial nos esta pasando a arrasar.
Para el economista José Luís Calva Téllez, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, “este año se podrían perder más de medio millón de plazas laborales y el producto interno bruto podría caer cerca del cuatro por ciento” (Gaceta UNAM 5 febrero 2009).
Con estos datos iniciales, dejando a un lado el crecimiento de la inflación anual y el aumento en cuenta corriente deficitaria, la crisis económica nos va a pegar realmente fuerte.
Ante tal escenario, es de comprenderse las expresiones de alarma social que los críticos al modelo económico neoliberal han emprendido desde distintos frentes. Los académicos, algunos medios de comunicación (principalmente impresos), empresarios, y el bloque político que representa Andrés Manuel López Obrador.
En respuesta a estas posturas, que han denunciado la gravedad de los acontecimientos y que igualmente han presentado propuestas para enfrentar la crisis económica, Felipe Calderón, fiel a la tradición autoritaria de la derecha, decidió responder a estos señalamientos el día 5 de febrero en el 92 aniversario de la Constitución, aduciendo que “Se puede discrepar, pero no deliberadamente falsear, dividir y enconar. Se puede opinar distinto en el marco de libertad que el propio Estado garantiza, pero no atentar contra el Estado mismo.”. Acusando a sus críticos de promover el “catastrofismo sin fundamento, particularmente ahora llevado a extremos absurdos, que daña sensiblemente al país, a su imagen internacional, ahuyenta inversiones y destruye los empleos…” Y casi al final de su discurso arremetió nuevamente contra sus detractores declarando que: “A quienes insistentemente busquen ignorar sus capacidades, quienes quieran ver el fracaso del Estado y apuesten a él, y al ver fallido su pronóstico trabajen cotidiana e infructuosamente por lograrlo a partir, por cierto, de las mismas libertades que sólo un Estado fuerte y democrático puede garantizarle a los ciudadanos; debe quedar claro que quienes denigran sus atribuciones, su fortaleza y su viabilidad, atentan contra el Estado mismo al intentar socavarlo.” (www.presidencia.gob.mx).
Estas declaraciones, lejos de conducir a la construcción de puentes de diálogo que permitan la creación de amplios consensos políticos y sociales para hacer frente a la crisis, lo único que permiten apreciar, es la constatación de que Calderón ante la severa crisis de legitimidad con la que asumió el control del gobierno federal, ha tenido que optar por un estilo de gobierno con fuertes matices autoritarios.
Este peculiar estilo de gobernar, se puede definir como neoautoritarismo panista, definición que engloba una concepción de la política a partir de una relación amigo-enemigo, haciendo a un lado la posibilidad de entender la política como el ámbito por excelencia del pluralismo, circunscrito a situaciones de conflicto que pueden conducir al consenso en ciertos temas.
Pero bueno, que se puede esperar de alguien que llego al poder, trasgrediendo las condiciones fundamentales de la democracia electoral: el respeto a las reglas del juego para acceder al poder.

*Director de la revista digital Voz Universitaria
www.vozuniversitaria.org.mx
raul@vozuniversitaria.org.mx

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