Descansa en paz amigo

Fernando Hernández Fernández
El Marcaje

Conocí a Fouad Hakim Santiesteban hace unos 15 años, cuando vivíamos por el mismo rumbo. Un joven de buena cuna, educado, siempre con la sonrisa dibujada en el rostro; nunca un abusador a pesar de su corpulencia. El buen trato y el optimismo eran reflejo de él.
Un tipo que con el tiempo emigró para prepararse, continuar con los negocios familiares y siempre defender a capa y espada, junto a sus hermanos, el deporte que le fascinaba, el futbol americano.
Hombre visionario, emprendedor, que también se inmiscuyó un tiempo en apoyar al beisbol y al baloncesto profesional, pero que siempre tuvo el sueño de volver a comandar a la organización de sus amores, la que su padre condujo por el éxito durante mucho tiempo, los Zorros Dorados de Xalapa.
Hace poco más de un año cumplió esa ilusión, intentar devolverle la mística de antaño al equipo aurinegro, con mayores condiciones, inclusive la gestión para remodelar el Campo Omega, que antes era una trinchera destrozada y hoy es un bonito recinto con pasto sintético destinado a las decenas de niños que quiere aprender la actividad en el emparrillado.
Con campeonatos, con conocimientos, con ganas de seguir conduciendo la empresa familiar, hoy miércoles dejó de existir ese individuo por manos del hampa, por ese brazo que nos ha enrollado en las recientes fechas y que ha llegado a Xalapa a pesar de que se diga lo contrario.
El asesinato de su esposa, Irene, la noche anterior, en pleno centro de la capital veracruzana da mucho que pensar y temer, el hallazgo del cuerpo de Fuoad horas después comprueba el clima que se vive en el país.
Desafortunadamente se fue un tipo que tenía muchas ganas de vivir, de seguir triunfando, de seguir haciendo lo que le gustaba, de estar con su familia a la que amaba y que ahora cuidará desde otro sitio, donde estará mejor del que dejó su cuerpo terrenal.
Hoy estas palabras se escriben con indignación, tristeza y hasta miedo, porque no son posibles ya estas situaciones en el país, en la entidad y en una ciudad que se jactaba de ser tranquila, en la que podías caminar en paz a cualquier hora del día.
Desde aquí le mando mis condolencias a Mikhail y Said, sus hermanos; a don Alfredo y doña Esther, sus padres, con la esperanza de que la resignación llegue pronto y que esto sea resuelto, que no se convierta en un archivo que vaya a la gaveta del “no pasa nada”.
Un abrazo Fouad, que ahora tendrás una nueva misión que cumplirás desde el cielo. Gracias por todo.
Hasta la vista.

fhernandez1980@gmail.com

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