miércoles, 9 de junio de 2010

Miedo

Salvador Muñoz
Los Políticos

Es difícil escribir del dolor.
No recuerdo cuándo, Xalapa, estuvo lastimada de arriba abajo.
El caso del joven Eugenio sacudió, el de Fouad también. Dos estratos sociales tan diferentes pero tan indefensos cuando se trata de inseguridad.
Clase media, clase alta… el dolor es igual, la impotencia es igual, el miedo es igual.
Se habla de descomposición social.
No creo en eso… sería cuestión de voltear y veríamos varios casos que igual sacudieron y lastimaron a Xalapa como hoy…
Por un lado, en el caso de Eugenio, joven de 15 años, hallado muerto en una colonia popular… se habla de pandillas.
Por otro lado, en el caso de Hakim, joven deportista, asesinado al igual que su esposa la noche del martes… se habla de crimen organizado.
Xalapa está dolida.
Indignación, tristeza y miedo.
Sí, uno tiene miedo por los hijos, por la esposa, por uno mismo, porque es cierto, está visto que el fenómeno de la inseguridad no respeta estatus social, ni edad ni sexo.
¿Qué pide uno a las autoridades?
¿Más policías?
¿Mayor vigilancia?
¿Compromiso social?
Si bien en el caso de Eugenio, los hechos se dan en una zona por decirlo así, “aislada”, pudiera entenderse ¡pero jamás aceptarse!.
En el caso de Hakim, los hechos se desarrollan en una zona considerada hasta cierto punto céntrica, en el campo Quirasco, a unas cinco o siete cuadras de Palacio de Gobierno, cerca de la UV…
Eugenio, Fouad, Evaristo y tantos crímenes donde la saña, la maldad y el lado oscuro del hombre, exhiben una sola cosa:
Xalapa ya no se siente segura. Veracruz tampoco; Poza Rica, menos… y si nos pusiéramos a detallar, veríamos que cada municipio tiene una historia negra que contar y temer.
Que nuestra memoria sea endeble, es otra cosa.
Insisto: En lo que respecta a Xalapa, ya no se siente segura. Conste, no dije que No sea segura, hablo de “Sentir”… de la percepción del miedo.
El ciudadano tiene miedo a ser “levantado”, a ser asaltado, a ser asesinado…
Pero eso no creo que sea lo peor…
Lo peor es cuando el miedo, o la percepción del miedo, se vuelve instrumento.
Porque entonces, la ciudad se puede llenar de patrullas, de vigilantes, de policías, que en aras de nuestra protección, de nuestra seguridad, buscarán protegernos incluso de nosotros mismos.
Puede que a nuestros policías, entonces se sumen patrullas de Seguridad Pública federal, o el Ejército, como ya ha ocurrido u ocurre en otras ciudades como el Puerto jarocho.
Duele Xalapa, duele como debe doler cada vez que un xalapeño cae abatido en manos de un delincuente, llámese pandillero, secuestrador, zeta o lo que sea, no importa que sea Eugenio, no importa que sea Fouad, que sea estudiante, empresario, reportero… nos debe de doler.
Pero igual nos debe ocupar y preocupar que casos terribles como éstos, nefastos pretendan agarrarlos como banderas políticas.
Tenemos miedo, sí, pero no debemos permitir que nuestro miedo se convierta en instrumento del poder.

e-mail: dor00@hotmail.com

No hay comentarios: