viernes, 20 de febrero de 2009

¡Yo pecador o la solución a la crisis!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Soy reportero… ¡valoro mi trabajo! Por lo mismo… le cuento:
El sacerdote Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, dice que los mexicanos cometen más el “pecado” de la infidelidad… al menos en Veracruz, dudo que los funcionarios del gabinete estatal y la mayoría legislativa local estén de acuerdo con el representante de la Iglesia.
¡Por sus actos los conoceréis!
Al prelado le sorprende que sea la infidelidad el mayor “pecado” tanto en hombres como mujeres cuando antes, las damas se daban golpes de pecho al reconocerse como “Soberbias”. A mí me sorprende que la “infidelidad” sea pecado y no porque participe en ello, no. A lo mejor el equivalente es “no desear a la mujer de tu prójimo” o “lujuria”. A lo mejor…
Criados en la cuna católica, apostólica y romana (aunque algunos la confundan con Alcohólica, Apostadora y Romántica), sabemos que en los 10 mandamientos están concentrados los pecados que no debemos cometer.
Para los griegos, “Pecado” era “no alcanzar la meta” o “salirse del camino” o “no dar en el blanco”… es decir: fallar.
En arameo, significa “olvido” que pudiera definirse como el olvidarse de los preceptos religiosos que marca la Ley o la religión.
Aunque para otros, “pecado” viene a ser un animalito que sale del mar y es preferible comer frito…
El pecado viene a ser como el freno al don maravilloso que tenemos todos los humanos (ya sea dado por Dios o por natura): Libre albedrío.
Entonces, para la Iglesia, hay quienes piensan que el peor pecado (capital) que puede cometer alguien es la Soberbia “porque impide la relación con Dios puesto que el hombre se cree autosuficiente”.
Desde mi punto de vista particular, considero que todos los pecados se pueden concentrar en uno: Robar.
Así, quien mata, le roba a alguien la oportunidad de vivir; quien miente, le roba a otros la verdad; quien ambiciona bienes ajenos, se roba la tranquilidad de su alma y quien es infiel, le roba el corazón a su pareja y aunque se lo devuelva, jamás volverá a ser el mismo.
En lo particular, desde que tenía 17 años, dejé de confesarme después de que el sacerdote me impidiera interpretar el papel de Jesús en su pasión al escuchar mis pecados… ¡se me hizo injusto! Y supe que un sacerdote jamás podría darme el perdón como lo haría Jesús, así que… ¡no volví a pisar el confesionario!
No sé si la hipocresía sea pecado o un modo de ser, pero algunos definen esta palabra como “fingir” o “actuar” y otros como “una decisión por debajo” o “a espaldas”.
Pero tanto rollo de pecados e hipocresía me recuerda mucho a un cuento, deje que le platique:
Había una vez un grupo de muchachos, entusiastas, con ganas de hacer algo por su pueblo, póngale el nombre que quiera… pudo ocurrir en Veracruz, Poza Rica, Xalapa… yo le pondré Naolinco.
Con los ideales que sólo se tiene en la juventud, se unieron en una cooperativa para ir a México a solicitar una señal de radio… Radio Naolinco por decir un nombre. Si usted escogió Poza Rica, sería Radio Poza Rica o el nombre que usted quiera.
Ellos querían hacer una emisión cultural, que abriera los ojos y oídos de los vecinos…
El éxito se hizo presente y la oportunidad de hacer negocio igual. Fue entonces que un hombre mostró habilidad para administrar y fue haciéndose del manejo de todo hasta que la cooperativa dejo de existir y sólo se quedó ese administrador. Póngale el nombre que quiera: Pedro, Pablo… yo le pondré José Luis.
Cambió el nombre, la localidad y se asentó en Xalapa por decir una ciudad… y esa radio fue una Sensación.
Entonces, ese administrador decidió hacer algo: Dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas gracias a esa habilidad que no tuvieron sus amigos: Hacer dinero.
Entonces, cada mediodía, por señales hertzianas, se podía escuchar el Ave María…
Pero no, había algo que le obligaba a querer dar más cuando Dios le había dado más… entonces se obró el milagro: ¡Misas los domingos por radio!
Sin embargo, ni Aves Marías ni Misas apaciguaban su corazón… tenía que hacer algo más… ¡honor a la madre del Señor Jesús!
Sí, ¡fiestas a la Guadalupana!
Sólo así pudo tranquilizar su alma y dejar de oír las quejas de esos ambiciosos reporteros envueltos en el pecado de la avaricia; y también envidiosos, porque sabía que se ponían verdes de coraje verlo en sus BMW; ah, y para fregar, ¡soberbios! “¡cómo se atreven a tratarme como iguales! ¡Soy el patrón! ¡Por mí comen! ¡y todavía se enojan conmigo! ¿Quieren ganar más? ¡Son unos flojos! ¡Puros refritos me hacen!” Sí, en estos tiempos de crisis él encontró la solución que Felipe Calderón y Fidel Herrera no han encontrado: ¡Bajarles el sueldo a los empleados! ¿cómo no se les ocurrió a Fidel y Felipe?
¡Bajarles el sueldo! Así, cada domingo, podrá depositar más limosna, podrá seguir haciendo fiestas a la virgen ¡y seguir dándose golpes de pecho!
¡Bien José Luis! ¡Te ganaste el cielo!

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