martes, 31 de marzo de 2009

Papantla: ¡Ahí vienen los marielitos!

Salvador Muñoz
Los Políticos

Perdón que insista, pero el superlativo con que se trata al penal que se pretende construir en Papantla, me sigue dando más vueltas que un volador de Papantla en la Cumbre Tajín.
No estoy en contra de los superlativos, como el que utilizó mi tocayo Manzur en su precampaña con “Superchava”. Insisto, me marea, como si estuviera en la parte más alta donde baila el Volador de Papantla.
A ciencia cierta desconozco la ubicación exacta del penal calificado como de “Super Máxima Seguridad para internos de Alta Peligrosidad”.
Pero ya que está de moda Elliot Ness, me recuerda esa frase célebre que dice el jefe de Agentes del Departamento del Tesoro en la película “Los Intocables”: ¡Bienvenido a Chicago! Esta ciudad apesta como prostíbulo por la mañana…
¡Y no me refiero a la hermosa ciudad que perfuma al mundo! Sino al posible cargamento que llevarían a su territorio cuando se concrete la construcción de ese penal de supermáxima seguridad.
Lo peorcito que nuestra sociedad ha creado…
¿Recuerdan el penal de Almoloya?
Pues ya no se llama así… ¿por qué? Pues porque la referencia inmediata al mencionar el pueblo, donde está el penal, era “criminales”. ¡El vecindario se indignó y pidió que cambiaran de nombre al reclusorio!
Es algo similar a lo que ocurre en Orizaba. Si dices que eres orizabeño, de inmediato te califican de “poblano”.
O el despectivo que se tiene al que es de Chacaltianguis porque lo clasifican como homosexual (con todo respeto al pueblo… es lo que se dice).
O al poblano, calificado como “Pipope”.
A lo mejor con el penal de Papantla ya no dirían “Los Voladores de Papantla”, sino “Los violadores de Papantla”.
Ya no sería la cumbre Tajín, sino “Cumbre Narcotrafín”…
Ni Papantla de Olarte, sino “Papantla de Robarte”.
No habría vainilla… “cocainilla”…
Acabaría la Ciudad que Perfuma al Mundo para dar paso a “La Ciudad que Perturba al Mundo”.
¿Parece una exageración?
Puede ser que sí, que exagere en mi preocupación por temer que en una ciudad tan bella como es Papantla, desaparezca el turismo por su zona arqueológica, sierra y tradiciones, por un puñado de hombres calificados como de “Alta peligrosidad” y dé paso a camionetas blindadas, a uniformados armados hasta los dientes, a abogados que concentren sus actividades alrededor de un penal y en una de ésas, a escándalos de fugas, comandos que intenten “rescatar” a internos o grandes broncones por la supremacía del penal…
¿Por qué no se pensó mejor en hacerlo en un desierto? ¿En una zona alejada del turismo nacional o internacional?
¿Será que nos quieren dar un penal a cambio de que no nos den la refinería?
Nomás recuerden a Mariel…
¿Tenemos que darle gracias a Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública federal, por hacer su “éxodo de Mariel” con destino a Veracruz?
No sé… quizás exagero… pero sigue sin gustarme la idea… ¿“Marielitos” en Papantla?

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