martes, 14 de abril de 2009

Ofensas


Salvador Muñoz
Los Políticos

Hay algo o mucho de indiferencia social ante la “ofensa” en nuestra cotidianidad que a veces no nos percatamos cuando llevamos a cabo tal.
Pero es claro que el ofende debe aplicar la máxima que reza: “el que se lleva, se aguanta”.
Así que siempre estoy a la espera de que me “refresquen” a la autora de mis días y en política, cada actor debe estar en las mismas condiciones del que escribe… esperando…
Hay muchas personas, entre ellas los políticos y ni se diga los periodistas (columnistas, reporteros, caricaturistas, fotógrafos y demás fauna), que hacen de la ofensa un arte lapidario, entendiendo éste como el tallar en su memoria y corazón, como si fuera en piedra, la ofensa recibida.
Eso es lo más fácil.
Lo difícil es escribir a la orilla del mar la ofensa y en espera de que la marea y el viento hagan su trabajo y pronto la borren… ¡chingaos! ¡somos humanos!
La “Ofensa” lastima, hiere, molesta. Quien ofende, por lo regular, tiene esa intención aunque hay ocasiones que se ofende sin querer o lo peor: con la verdad.
Ejemplos, hay muchos pero cheque éstos:
* Ahora que una cadena de hamburguesas muy famosa promociona en España su “Texican Whopper”, la embajada de México en ese país se desgarró las vestiduras para decirse “ofendida” por el estereotipo para ilustrar al mexicano (un chaparrito enmascarado llamado “Cachito”) y el uso de la bandera nacional como jorongo.
¿Debemos sentirnos ofendidos?
* No es la primera ocasión que sucede esto… recuerdo también a Paulina Rubio que usó una bandera mexicana para cubrir su desnudez… a diferencia de la hamburguesa, esa ocasión ofendió a miles de patriotas varones y extranjeros, que de inmediato exigieron a la Chica Dorada que se quitara la bandera…
¿Usted se sintió ofendido en esa ocasión?
* Quizá tenga en su mente el programa “Big Brother” australiano donde un equipo arrojaba comida a otro grupo, ataviado con sombreros y jorongos, teniendo como fondo la bandera de México que era salpicada, creo, por frijoles. Igual, autoridades mexicanas pusieron el grito en el cielo aunque los australianos ofrecieron disculpas pero la intención, dijeron, no fue ofender, sino de cierta forma rendir un homenaje a México… cuestión de enfoques…
¿Debimos ofendernos?
* Hablo al principio de esa indiferencia a la “ofensa” en nuestro entorno diario. Nos estamos volviendo insensibles a la “ofensa”.
Por ejemplo… cada año, nuestros noticiarios anuncian con bombo y platillo la matanza de foquitas y qué decimos: ¡ay, pobrecitas! Y pasada la temporada no nos volvemos a acordar de ellas.
¿Ofende eso? ¡Claro que ofende nuestra indiferencia! Eso es lo que realmente ofende.
* ¿Que el PRI o Jorge Carvallo llame o acuse a Basilio de la Vega como “delincuente” nos ofende? A lo mejor no, porque quizá el grueso de la población no sepa quién es Jorge Carvallo o Basilio de la Vega.
* ¿Nos debe ofender que el presidente Calderón haya decidido que se haga la refinería en Tula y que Veracruz ni siquiera haya sido tomado como segunda opción? dentro de nuestro “chauvinismo” local, puede que sí, como cuando perdían los Tiburones Rojos del Veracruz ante cualquier equipo, pero ahora que están en la Primera A, a lo mejor muchos ni sepan cómo van… pero a lo mejor no ofende algo que ya estaba cantado que no iba a ocurrir.
* ¿Debe ofendernos que un contribuyente sea impedido por tres miembros de seguridad de Finanzas del Estado, a romperle su madre al Subdirector de Registro y Control de Obligaciones, Rafael Carlos Hernández Morales?
A lo mejor la respuesta sería con otra pregunta: ¿Qué ciudadano no ha tenido ganas de romperle su progenitora a un funcionario por déspota, prepotente o simplemente porque intentó chantajearlo? No digo que éste sea el caso… sólo fue una pregunta.
* ¿Nos debe ofender que el PAN se traiga a Carlos Hermosillo como candidato a diputado federal por Córdoba?
A lo mejor si eres orizabeño, por esa extraña rivalidad, te alegraría, pero si hay un poco de razonamiento, puede que resulte ofensivo para el panismo cordobés ser desplazado por un oportunista que parece que busca sólo fuero con desesperación…
* ¿Nos debe ofender que un veracruzano salga en el libro de Lydia Cacho “Los demonios del Edén”?
Volveríamos al “chauvinismo” local y realmente nos debe ofender quien quiera que se vea involucrado en esos casos de pederastia.
* ¿Nos debería ofender que el Gobernador dio trabajo a un sujeto (Francisco Rueda) que siendo entrenador en clavados, valga la expresión, “se clavó” a la que hoy es su esposa cuando era menor de edad y fue acusado por estupro y corrupción de menores?
Puede que sí deba ofendernos y creo que el gobernador debe darnos una respuesta a este caso que en cierto modo, puede ofender a la sociedad veracruzana.
* ¿Debe ofendernos que entre las últimas graciosadas de Carlos Hermosillo, el Grandote de Cerro Azul, haya becado con más de 30 mil pesos mensuales al “clavadista de menores” Francisco Rueda?
Sí… a cualquiera ofende que se beque a un tipo con tal cantidad cuando acá en Veracruz a nuestros jóvenes les dan “estímulos” que van de 500 por año a lo que diga quien manda para la casta privilegiada ¡en dólares!
Entonces, ¿realmente un promocional de hamburguesas con un chaparrito con la bandera de México como jorongo nos debe ofender tanto como los anteriores casos?
¡Claro que debe ofendernos y no! Pues es muy sencillo… si bien nos componemos por sociedad, conjunto, grupo o comunidades, cada individuo goza del poder de decidir qué le gusta y qué no, que le ofende y qué no… ¡libre albedrío!
Y eso no es lo malo…
Lo malo es cuando se es indiferente o insensible al entorno porque ese individuo ha perdido la facultad de ser miembro de una sociedad y posiblemente estemos tratando ¡con un hijo de su Burger King al que no le importe ni un carajo!

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