Salvador Muñoz
Los Políticos
En nueve días para ser exactos, veremos de qué están hechos los maestros de México.
Se supone que este jueves, bachilleres y universidades habrán de retomar sus clases con la consabida “aduana de salud” que habrán de aplicar a cada estudiante que llegue a las aulas.
El próximo lunes, desde guarderías hasta secundaria, los imberbes habrán de vivir la misma circunstancia… estudiar en una esfera de higiene total.
El “filtro sanitario” en la entrada al colegio se supone que se hará efectivo por un grupo de padres de familia, maestros y directivos.
Este “filtro” tendrá la “autoridad moral” para separar a los sospechosos previo a un interrogatorio, pues está canijo poner “termopantallas” a la entrada de cada escuela.
¿Y no es más fácil que antes de salir de casa los padres chequen a sus hijos si están en condiciones de ir a la escuela?
Ahora, en el caso de las Universidades, donde hay estudiantes que llegan de “fuera” a distintos campus, se supone que ya tienen criterio propio para decir: “Me siento mal, mejor voy al médico”.
Es decir, en pocas palabras, el “filtro sanitario” que planean poner en las entradas de las escuelas sencillamente es más alharaca que ojalá tenga más efectividad a la hora del hecho.
¡Claro! A lo mejor en la Universidad Veracruzana incentivan a los estudiantes de Medicina para que hagan una especie de “trabajo social” o “tareas de campo” e instalan algunos módulos para que sean ellos, con más conocimiento del tema (y podría decir que con más autoridad y jerarquía que un maestro de economía o historia) los que hicieran esa función de “filtro”…
Pero, insisto, el mejor filtro debe empezar en casa.
Siguiendo en el tema educativo, pero desde la perspectiva laboral, la pregunta siguiente es cómo reponer el tiempo perdido.
Por supuesto, es relativo decir “tiempo perdido” porque se supone que ganamos en “tiempo-vida-salud” y las “horas-hombre-pérdidas” deben ser lo menos, aunque a la IP no le caiga en gracia ello.
Fueron casi diez días de lo que los jóvenes llaman “Vacaciones VIP” (Virus de la Influencia Porcina… aunque ya sabemos que es Humana… y suena peor: VIH).
Aunque el gobierno estatal de Veracruz propuso clases a través de RTV sólo conozco el caso de un joven de secundaria que todos los días estuvo al tanto de su clase… ¡mi hijo! (nada más espero que sus maestros tomen en cuenta su esfuerzo… no va muy bien que digamos, jejeje). Sería interesante saber si pudieron “medir” el ratting de esas clases.
Entonces, el asunto es, insisto, ¿en cómo reponer esas clases perdidas?
Si tomamos en cuenta que a partir de 1992, cuando entra en vigor la Ley General de Educación, el Calendario Escolar consta de 200 días hábiles, y de éstos se pierden algunos por situaciones particulares de cada escuela o zona escolar (como concursos, reuniones académicas, juntas sindicales) o situaciones extraordinarias como el mal clima, desastres naturales, ¡hasta el carnaval! o este caso: una epidemia, pudiéramos decir que a lo mejor se va a clases unos 150 días y eso, exagero.
Luego entonces…
Algunos mentores pueden decir que pueden recuperar esas clases a marchas forzadas.
Otros, dando clases los sábados.
Unos más, que encargarán tareas para cumplir con el Plan Escolar…
La solución la veo muy sencilla: Que se prolongue el ciclo escolar.
Sí, darle unas dos o tres semanas al periodo para recuperar, no sólo las clases perdidas por las vacaciones VIP o VIH, como les dicen los jóvenes, sino también las que se omitieron por aquellos días en que por el clima se tuvo que suspender labores escolares.
¿Qué le parece la idea, maestro?
¿Estaría dispuesto a sacrificar un poco sus logros sindicales?
Creo que es ahí donde vamos a ver realmente de qué están hechos nuestros maestros.
Y para muestra, un botón: El viernes 15, es día del Maestro. ¿Lo festejará con “puente” más o impartiendo cátedra?
Ahí se las dejo de tarea.
e-mail: dor00@hotmail.com
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